Un brusco giro a la derecha: una previsión para las elecciones al Parlamento Europeo de 2024

Sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia), el 4 de octubre de 2023
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Resumen

  • Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 serán testigo de un importante viraje a la derecha en muchos países: los partidos populistas de la derecha radical obtendrán votos y escaños en toda la UE, y los partidos de centroizquierda y ecologistas perderán votos y escaños.
  • Es probable que los populistas antieuropeos encabecen las encuestas en nueve países miembros (Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia) y queden en segundo o tercer lugar en otros nueve (Bulgaria, Estonia, Finlandia, Alemania, Letonia, Portugal, Rumanía, España y Suecia).
  • Según nuestra previsión, casi la mitad de los escaños los ocuparán eurodiputados ajenos a la «súper gran coalición» de los tres grupos centristas.
  • Dentro del Parlamento Europeo, una coalición de derecha populista formada por democratacristianos, conservadores y eurodiputados de la derecha radical podrían, por primera vez, alzarse con la mayoría.
  • Es probable que este “brusco giro a la derecha” tenga importantes consecuencias en materia de políticas a nivel europeo, lo que afectará a las decisiones que pueda tomar la UE en la política exterior, sobre todo en los asuntos medioambientales, donde seguramente la nueva mayoría se opondrá a que la UE emprenda acciones ambiciosas para contrarrestar el cambio climático.

El dominio de los partidos de extrema derecha es cada vez mayor en el panorama nacional de muchas capitales de la UE. Ya sea por sus resultados electorales —como la victoria del Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders en las elecciones neerlandesas de noviembre—, o por su capacidad de marcar la agenda desde la oposición —como el apoyo de Agrupación Nacional al retrógrado proyecto de ley de inmigración francés en diciembre—, la extrema derecha tuvo un importante papel a la hora de conformar la política europea en 2023. Es probable que en 2024 persista esta tendencia, no solo en la política nacional, sino también a nivel europeo, ya que los primeros sondeos apuntan a que, tras las elecciones de junio de 2024, habrá un Parlamento Europeo más derechista.

Para determinar qué importancia podría tener este cambio y sus posibles efectos sobre las políticas de la Unión Europea y las de cada gobierno nacional, hemos recopilado los sondeos de opinión más recientes de cada país miembro y aplicado un modelo estadístico de los resultados nacionales en anteriores elecciones al Parlamento Europeo anteriores, basándonos en otro que ya desarrollamos y utilizamos para las elecciones de 2009, 2014 y 2019.

Los resultados indican que el Parlamento Europeo dará probablemente un brusco giro a la derecha a partir de junio de 2024. Si bien el Parlamento no es la institución de la UE más trascendental en lo que respecta a la política exterior, el modo en que se alineen los partidos tras las elecciones y los efectos de los comicios en los debates nacionales de los países miembros tendrán importantes consecuencias para la capacidad de decisión de la Comisión Europea y del Consejo en materia de política exterior, sobre todo de cara a la implantación de la siguiente fase del Pacto Verde Europeo.

Resultados

Nuestro modelo pronostica qué porcentaje de voto obtendría cada partido nacional en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024. A partir de dichos porcentajes, hemos calculado cuántos escaños es probable que obtenga cada partido nacional y cómo podría afectar esto a los grupos políticos del Parlamento Europeo. Se puede leer una explicación completa de este modelo en la sección de metodología de este documento.

El siguiente gráfico muestra:

  • los escaños actuales: el número de escaños que tiene cada grupo político en el Parlamento Europeo en la actualidad, y
  • los escaños pronosticados: el número de escaños que cada grupo político podría obtener en junio de 2024 si cada partido nacional consigue los resultados previstos por nuestro modelo estadístico (teniendo en cuenta que el número de eurodiputados pasará de los 705 actuales a los 720 en junio de 2024).

Los resultados muestran que es probable que los dos principales grupos políticos del Parlamento —el Partido Popular Europeo (EPP) y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D)— sigan perdiendo escaños (como ocurrió en las dos últimas elecciones al Parlamento Europeo). Esto refleja la disminución del apoyo que sufren desde hace tiempo los partidos mayoritarios y su aumento para otros partidos extremistas y más pequeños en toda Europa, lo que está dando lugar a una creciente fragmentación de los sistemas de partidos europeos, tanto a escala nacional como europea.

A pesar de ello, prevemos que el EPP seguirá siendo el grupo más numeroso del Parlamento y, por tanto, mantendrá la mayor parte de su capacidad para fijar la agenda, incluida la elección del próximo presidente de la Comisión.

Pronosticamos que el grupo centrista Renovar Europa (RE) y el grupo Los Verdes/Alianza Libre Europea (G/EFA) también perderán escaños, ya que pasarán de 101 y 86 a 71 y 61, respectivamente. El Grupo de la Izquierda (Left), por su parte, incrementaría su representación de los 38 escaños a los 44. Además, si el Movimiento 5 Estrellas de Italia (que predecimos que obtendrá 13 escaños) decidiera no formar parte de los eurodiputados no inscritos (NI), podría optar por unirse al G/EFA o a la Izquierda, lo que reforzaría el número de eurodiputados a la izquierda del S&D.

Sin embargo, los principales ganadores de las elecciones serán la derecha populista. El gran vencedor será el grupo de derecha radical Identidad y Democracia (ID), que prevemos que obtendrá 40 escaños y, con casi 100 eurodiputados, se alzará el tercer mayor grupo en el nuevo Parlamento.

También pronosticamos que el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) logrará 18 escaños. Y, si Fidesz, de Hungría (que prevemos que conseguirá 14 escaños), decide unirse al ECR, en vez de a los eurodiputados no inscritos, el ECR podría superar a RE e ID y convertirse en el tercer mayor grupo.

Prevemos que los grupos ECR e ID representarán el 25 por ciento de los eurodiputados y que en conjunto tendrán, por primera vez, más escaños que el EPP o el S&D.

Nuestro modelo pronostica una considerable pérdida de votos para el PPE en Alemania, Italia, Rumanía e Irlanda, pero un notable aumento en España. Prevemos que el S&D perderá muchos escaños en Alemania y Países Bajos, y que el mayor número lo obtendrá en Polonia. Prevemos que RE perderá más escaños en Francia y España y conseguirá más en República Checa e Italia.

Prevemos también que ECR va a obtener muchos escaños en Italia, debido al ascenso de Hermanos de Italia (FdI) como una de las mayores delegaciones en el Parlamento Europeo (27 escaños). Sin embargo, con la previsible caída de Forza Italia a solo 7 escaños, el EPP podría tender la mano a Hermanos de Italia para unirse a su grupo. Nuestro modelo predice que ECR perderá escaños en Polonia y que será en Rumanía, España, además de Italia, donde consiga el mayor número de escaños. Pronostica que ID perderá muchos escaños en Italia, con el declive de la Liga, pero que esa pérdida quedará compensada por el considerable aumento de votos obtenidos en Francia, Alemania, Países Bajos, Polonia, Portugal, Bulgaria y Austria.

En cuanto al G/EFA, prevemos que será en Alemania, Francia e Italia donde perderá más escaños. Por último, nuestro modelo pronostica que la Izquierda obtendrá un mayor número de votos en Alemania, Francia e Irlanda.

Naturalmente, en estas predicciones hay cierto nivel de incertidumbre. A la incertidumbre inevitable de los sondeos de opinión actuales y de nuestra previsión sobre el probable reparto de votos y escaños hay que añadir la relativa a qué grupos políticos se acabarán uniendo algunos partidos. En la tabla siguiente figuran aquellos partidos cuya pertenencia a un grupo tras las elecciones de 2024 es incierta. Hay dos tipos de partidos inciertos: 1) los que en la actualidad no tienen representación parlamentaria ni son miembros de un partido político europeo (lo que determinaría automáticamente su pertenencia a un grupo); y 2) los que en la actualidad tienen eurodiputados pero podrían unirse a un grupo diferente en el próximo Parlamento.

Ya hemos nombrado los tres mayores partidos de esta lista: Fidesz, de Hungría, Hermanos de Italia y el Movimiento 5 Estrellas, también italiano. Además de estos, hay otros 25 partidos cuya futura pertenencia a un grupo sigue siendo incierta. En conjunto, pronosticamos que estos 28 partidos obtendrán 122 escaños en junio de 2024, lo que significa que el tamaño final de los grupos podrá diferir un tanto de nuestras previsiones.

Sin embargo, como muestra la tabla, la mayoría de los partidos inciertos son los que se situarán a la derecha del EPP, ya sea en ECR, ID o los no inscritos. Por tanto, es poco probable que nuestra previsión general sobre la correlación de fuerzas en el Parlamento entre la izquierda y la derecha y el previsible «giro brusco a la derecha» pueda variar debido a que los partidos cambien de grupo, ya sean los actuales o los previstos.

Patrones de coaliciones

Estos cambios afectarán al tamaño de las posibles coaliciones entre los grupos políticos de la cámara, lo que, según predice nuestro análisis, beneficiará a la derecha.

Se espera que la “gran coalición” del EPP y S&D, que perdió la mayoría parlamentaria por primera vez en 2019, obtendrá menos escaños, y pasará al 42 por ciento del total frente al 45 por ciento actual. Incluso con el grupo RE, la “súper gran coalición” de los tres grupos centristas solo obtendrá el 54 por ciento de los escaños, en vez del 60 por ciento actual. Con el nivel medio de cohesión de voto en los grupos del Parlamento Europeo —lo que significa que no siempre puede garantizar cada grupo que todos sus eurodiputados seguirán sus instrucciones de voto—, el 54 por ciento de los escaños podría ser insuficiente para que estos tres grupos consigan una mayoría ganadora cuando voten juntos.

El equilibrio izquierda-derecha del Parlamento se inclinará claramente a la derecha. Según nuestro modelo, la coalición de izquierdas —compuesta por S&D, G/EFA y la Izquierda— perderá escaños, con el 33 por ciento del total frente al 35 por ciento actual. Y aunque la coalición de izquierdas consiguiera el apoyo de RE —como ha ocurrido en la actual legislatura en los asuntos medioambientales y de derechos sociales—, solo tendría el 45 por ciento de los escaños, frente al 50 por ciento en el Parlamento actual.

En cambio, se espera que el tamaño de las coaliciones de la derecha va a aumentar. Una coalición de centroderecha —formada por el PPE, RE y ECR— perderá probablemente algunos escaños, y obtendrá el 48 por ciento, en vez del 49 por ciento actual. Sin embargo, una «coalición de derechas populista» —compuesta por el EPP, ECR e ID— aumentará su porcentaje de escaños del 43 al 49 por ciento. Además, la mayoría de los eurodiputados no inscritos pertenecen a partidos de extrema derecha, lo que significa que, con su apoyo, podrían formarse coaliciones mayoritarias a la derecha de RE por primera vez en la historia del Parlamento Europeo. Es probable que el eurodiputado “bisagra” del próximo Parlamento esté por primera vez en el grupo del PPE, en vez de en el centrista RE (antes llamados Liberales).

Por último, nuestro modelo predice que los “críticos con la UE” de la derecha y la izquierda radicales crecerán espectacularmente hasta el 37 por ciento de los escaños, frente al 30 por ciento en el Parlamento actual.

En resumen, prevemos que las voces populistas, en particular las de la derecha radical, se oirán con más contundencia tras las elecciones de 2024 que en cualquier otro momento desde las primeras elecciones directas al Parlamento Europeo en 1979.

Repercusiones en el ámbito de las políticas

Los cambios en los grupos y coaliciones políticas tendrán consecuencias para la agenda política de la UE y el rumbo de la futura legislación comunitaria. Las coaliciones que se forman en el Parlamento Europeo en torno a las políticas concretas no suelen ser fruto de acuerdos oficiales, sino de la decisión de voto de los grupos en cada tema. Sin embargo, podemos servirnos de los patrones de voto y los tamaños de las coaliciones ganadoras del actual Parlamento para pronosticar hasta qué punto podrían cambiar las políticas de la UE con los tamaños de los grupos y la correlación de fuerzas previstos tras las elecciones de 2024.

A partir de un análisis de las votaciones registradas (nominales) en el Parlamento Europeo recopiladas por VoteWatch, observamos que diferentes coaliciones han tendido a dominar en distintos ámbitos políticos entre 2019 y 2024:

  • Una gran coalición centrista (EPP + S&D, normalmente también con RE) ha solido ganar en materia de presupuestos, control presupuestario, cultura y educación, asuntos económicos y monetarios, asuntos exteriores, mercado interior y protección al consumidor, asuntos jurídicos y transporte y turismo.
  • Una coalición que suma el centro y la izquierda (S&D + RE+ G/EFA + Left) ha solido ganar en los ámbitos de libertades civiles y justicia y asuntos de interior, empleo y asuntos sociales, medio ambiente y derechos de la mujer e igualdad de género.
  • Una coalición de centro y derecha (EPP + RE + ECR y a veces ID) ha solido ganar en los asuntos de agricultura y desarrollo rural, pesca, industria e investigación y comercio internacional.

Nuestra investigación apunta a que es probable que estas coaliciones y patrones ganadores se mantengan en la mayoría de estos ámbitos políticos, al menos al principio de la próxima legislatura. Por ejemplo, en lo que respecta a los asuntos exteriores, como el apoyo de la UE a Ucrania, es probable que la mayoría del próximo Parlamento Europeo esté a favor de mantener el tipo de ayuda financiera, logística y militar para Kiev que los países occidentales llevan aprobando desde febrero de 2022. Sin embargo, habrá un mayor número de eurodiputados (sobre todo en ID y no inscritos) que simpaticen más con Rusia. Además, el apoyo a Ucrania en el resto del Parlamento también podría debilitarse a medida que los partidos nacionales empiecen a reaccionar a los cambios de opinión de sus votantes, expresados con sus votos en las elecciones al Parlamento Europeo.

No obstante, nuestro análisis apunta a dos cambios importantes en los patrones de coaliciones. En primer lugar, es probable que, al tener un tamaño menor, la gran coalición centrista ya no pueda ser tan dominante en algunos asuntos de políticas, ni siquiera con el apoyo de RE. En concreto, en los asuntos económicos y monetarios y de mercado interior y protección al consumidor —donde, en el actual Parlamento, la gran coalición ha ganado votaciones por márgenes más estrechos—, podríamos ver un viraje significativo hacia la derecha cuando el EPP busque socios a su derecha, en vez de en S&D.

Dado el euroescepticismo del ECR e ID y de algunos partidos nacionales del PPE, en el próximo Parlamento podríamos ver algunas mayorías a favor de más libertad económica, fiscal y regulatoria para los países miembros. Probablemente, este bloque votaría en contra de las propuestas de la Comisión para hacer cumplir las normas comunes y tomaría partido por el creciente grupo de gobiernos nacionales —como los de Hungría, Italia, Eslovaquia y Suecia— que están presionando para que Bruselas interfiera menos en las políticas económicas, fiscales y regulatorias de cada país.

En segundo lugar, que la izquierda cuente con menos eurodiputados en relación con la derecha significa que, en varios ámbitos políticos donde la izquierda ha tendido a ganar por márgenes muy ajustados, una mayoría de derechas tendrá ahora más probabilidad de ganar que una mayoría de izquierdas. Es probable que esto ocurra sobre todo en dos ámbitos —libertades civiles y justicia y asuntos de interior y medio ambiente—, donde las limitadas mayorías de centroizquierda podrían ser sustituidas por una nueva coalición ganadora de la derecha populista (EPP + ECR + ID + la mayoría de los eurodiputados no inscritos).

En cuanto a las libertades civiles y los asuntos de interior, esto podría tener importantes repercusiones para las políticas migratorias y de asilo de la UE, donde es probable que una mayoría parlamentaria apoye políticas migratorias de inmigración muy restrictivas y trate de presionar a la Comisión para que reforme el marco de la política de asilo de la UE, de modo que permita una mayor discrecionalidad de los países miembros y que pongan límites a cualquier asignación de cuotas de refugiados.

Esta nueva mayoría ganadora en el ámbito de las libertades civiles, justicia y asuntos de interior también podría afectar a los intentos de la UE de velar por el respeto al Estado de derecho. En el actual Parlamento ha habido una ajustada mayoría a favor de que la UE imponga sanciones (como la retención de los pagos presupuestarios) a los países miembros donde el Estado de derecho esté en retroceso, en particular Hungría y Polonia. Pero es probable que, a partir del 24 de junio, a los eurodiputados centristas y de centroizquierda (en RE, S&D, G/EFA, Left y parte del EPP) les resulte más difícil mantenerse firmes contra el continuo deterioro de la democracia, el Estado de derecho y las libertades civiles en Hungría y cualquier otro país miembro que pueda ir en esa dirección.

Sin embargo, es probable que las políticas más afectadas por las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 sean las medioambientales. En el actual Parlamento, una coalición de centroizquierda (S&D, RE, G/EFA y Left) ha tendido a ganar en los asuntos de políticas medioambientales, pero con muy poco margen en muchas de esas votaciones. El notable giro a la derecha en el nuevo Parlamento supondrá probablemente el dominio de una coalición “contraria a la acción política climática”. Esto debilitaría considerablemente el marco del Pacto Verde de la UE y la aprobación y aplicación de políticas comunes para cumplir los objetivos de cero emisiones netas de la UE.

Quizá un buen ejemplo sea ver qué habría ocurrido si la votación clave sobre la ley de restauración de la naturaleza de la UE se hubiese celebrado después de las elecciones de 2024. La ley obliga a los países miembros a restaurar al menos el 20 por ciento de los espacios terrestres y marítimos de la UE de aquí a 2030, con objetivos vinculantes de restaurar al menos el 30 por ciento de los hábitats degradados para 2030, que aumentarán al 60 por ciento en 2040 y al 90 por ciento en 2050. La votación clave tuvo lugar el 12 de julio de 2023, a partir de una moción del EPP para rechazar de plano la propuesta de la Comisión. La propuesta de rechazo no salió adelante por solo 12 votos (312 a favor y 324 en contra), y el Parlamento procedió a aceptar la propuesta de la Comisión, con una serie de votos contra las enmiendas por parte de los grupos de la derecha para suavizar las acciones propuestas.

El gráfico anterior muestra el desglose de votos del 12 de julio de 2023 y cuál habría sido el resultado si los partidos nacionales de cada grupo hubiesen votado lo mismo que en julio, pero con sus asignaciones de eurodiputados previstas tras las elecciones de junio de 2024. Por ejemplo, en julio de 2023, los ocho eurodiputados de Hermanos de Italia votaron a favor de rechazar la propuesta de la Comisión, pero es probable que el número de escaños del partido aumente a 27 después de junio de 2024. Y, en el otro lado, los 16 eurodiputados alemanes del SPD votaron en contra del rechazo, pero es probable que este partido se quede con solo 12 eurodiputados después de junio de 2024.

Los que estaban en contra de rechazar la propuesta de la Comisión ganaron por una ajustada mayoría de 12 votos en julio. Sin embargo, si la votación se hubiese celebrado con las constelaciones previstas, los partidarios de rechazar la propuesta habrían ganado por 72 votos (393 votos en contra de la propuesta de la Comisión y 321 a favor). Por tanto, se habría desestimado un pilar clave del Pacto Verde de la UE. Es probable que el drástico aumento de eurodiputados a la derecha del EPP limite considerablemente las acciones de la UE para atajar la crisis climática.

Repercusiones a nivel nacional

Las elecciones al Parlamento Europeo no solo tendrán repercusiones para la política y las medidas legislativas a nivel comunitario, sino que también afectarán a la política interior de muchos países. A menudo se dice que las elecciones al Parlamento Europeo son, en esencia, 27 elecciones nacionales, y aunque los debates nacionales que tengan lugar en vísperas de las elecciones de junio de 2024 no afecten a la composición de los gobiernos de los países miembros, sí afectarán a las posturas que los jefes de Estado o de gobierno se sientan capaces de adoptar en los meses y años posteriores a las elecciones. Si los partidos políticos hacen campaña con un programa que prevé impedir la aprobación de ciertas decisiones de la UE, o se percibe que el sentido del voto en las elecciones europeas de los ciudadanos de un país exigen un mandato más duro contra la inmigración, un “no” a una nueva ampliación de la UE, o que se vote contra la agenda del Pacto Verde de la UE, esto influirá en las enfoques de los gobiernos nacionales sobre sus políticas para la UE tras las elecciones de 2024.

La principal conclusión de las elecciones en muchos países miembros será que los partidos populistas antiestablishment han salido victoriosos. El siguiente gráfico muestra cómo varían entre 2019 y 2024 los porcentajes de voto a los partidos populistas que es probable que obtengan como mínimo el 6 por ciento de los votos en 2024. Es probable que los partidos populistas antieuropeos encabecen las encuestas en nueve países miembros (Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia) y queden en segundo o tercer lugar en otros nueve (Bulgaria, Estonia, Finlandia, Alemania, Letonia, Portugal, Rumanía, España y Suecia).

Estos resultados serán especialmente significativos en varios países miembros que celebrarán elecciones nacionales poco después de las europeas:

Austria

En Austria, las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 se celebrarán solo unos meses antes de las próximas elecciones nacionales, previstas para el otoño de 2024. El impulso adquirido por el Partido de la Libertad (FPÖ), de corte derechista radical, en las elecciones al Parlamento Europeo podría afectar al resultado de las elecciones nacionales. Si persiste la hemorrágica pérdida de apoyos de los dos partidos mayoritarios —el centroderechista Partido Popular Austriaco (ÖVP) y el centroizquierdista Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ)—, el FPÖ podría convertir el éxito del voto a favor del cambio antisistema en una victoria electoral nacional.

Bulgaria

Bulgaria lleva cinco elecciones parlamentarias desde principios de 2021. Este nivel de inestabilidad ha contribuido a la rápida aceleración del voto antisistema, del que se ha beneficiado Renacimiento, partido de extrema derecha y prorruso: obtuvo el 3 por ciento de los votos en la primera de estas cinco elecciones en abril de 2021, pero el 14 por ciento en las últimas, en 2023, lo que lo convierte en el tercer partido más votado. Si Renacimiento obtiene tres escaños en las elecciones al Parlamento Europeo, como pronosticamos, entrará en el Parlamento Europeo por primera vez, y conseguirá así legitimidad institucional. Esto podría sentar un peligroso precedente cuando los partidos mayoritarios de Bulgaria siguen perdiendo legitimidad: tras celebrar sus quintas elecciones nacionales en dos años, no parece que Bulgaria esté en vías de formar un gobierno estable.

Francia

En Francia, las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 serán la primera prueba para el último gobierno encabezado por el presidente Emmanuel Macron, cuyo actual índice de aprobación ronda el 30 por ciento. Será la primera oportunidad de los votantes franceses de expresar su desaprobación en las urnas, ya que nuestro modelo indica que hay muchas posibilidades de que Agrupación Nacional (RN), la formación de derecha radical de Marine Le Pen, gane las elecciones. Esto marcaría la pauta para las elecciones presidenciales de 2027 y podría situar a Le Pen como la posible próxima presidenta francesa. Las elecciones al Parlamento Europeo serán también la primera prueba para la izquierda francesa tras la ruptura de la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES).

Alemania

En Alemania, es probable que las elecciones al Parlamento Europeo sitúen a Alternativa para Alemania (AfD) como el segundo partido alemán en el Parlamento Europeo, por detrás de la resurgida Unión Democratacristiana/Unión Socialcristiana (CDU-CSU). Las elecciones serán también la primera prueba para la nueva izquierda radical y antiinmigración de Alianza Sahra Wagenknecht (BSW). Las próximas elecciones parlamentarias alemanas se celebrarán en el otoño de 2025. La continua polarización política alemana será, por tanto, una gran preocupación para los partidos centristas, y la CDU/CSU se verá presionada para que aclare si estaría dispuesta a entrar en una coalición con AfD.

Italia

En Italia, las elecciones al Parlamento Europeo será la primera prueba electoral para el nuevo gobierno liderado por la primera ministra Giorgia Meloni, así como para los nuevos dirigentes de Forza Italia (con el vice primer ministro Antonio Tajani a la cabeza) y el centroizquierdista Partido Democrático (PD), liderado por Elly Schlein. Una victoria decisiva de los Hermanos de Italia, el partido de Meloni, a expensas de sus dos socios de coalición (Forza Italia y la Liga) situaría a los Hermanos de Italia como el partido dominante de la derecha en Italia. Entretanto, con las previsiones actuales que apuntan a unos malos resultados del PD, las altas esperanzas iniciales en que Schlein reforme la reputación del partido y el porcentaje de votos tras su decepcionante resultado en las elecciones de 2022 podrían verse frustradas. Con unos votantes de izquierdas divididos entre el PD, el Movimiento 5 Estrellas y los partidos centristas, queda por ver si estas elecciones podrán abrir un camino hacia delante para la izquierda en Italia.

Países Bajos

En Países Bajos, está lejos de saberse a ciencia cierta si se habrá formado un gobierno cuando se celebren las elecciones al Parlamento Europeo, o si el país se encaminará a otras elecciones nacionales. En cualquier caso, el PVV de Gert Wilders será probablemente el principal partido neerlandés en el Parlamento Europeo, mientras que el partido de Peter Omzigt, Nuevo Contrato Social (NSC) entrará por primera vez en la Eurocámara. Una victoria decisiva de estos dos partidos podría animarlos a formar una coalición. Mientras, prevemos que la lista conjunta de los verdes y la izquierda (GroenLinks-PvdA) obtendrá peores resultados en las elecciones al Parlamento Europeo que en las recientes elecciones nacionales (y que en las anteriores europeas), lo que puede plantear dudas sobre la viabilidad de esta alianza en el futuro.

Polonia

En Polonia, las elecciones al Parlamento Europeo serán una oportunidad para comprobar si los votantes polacos se han alejado definitivamente de Ley y Justicia (PiS), partido de derecha populista, como hicieron en las elecciones nacionales de octubre de 2023. Prevemos que el PiS encabezará las encuestas en Polonia en junio de 2024 con el 31 por ciento de los votos. Cabe esperar que el centrista Coalición Europea (KE) quede en segundo lugar con el 24 por ciento de los votos y acorte aún más la distancia con el PiS. Por su parte, el nuevo partido centrista Tercera Vía (TD) lograría unos buenos resultados y tendría, por primera vez, eurodiputados, lo que consolidaría aún más su posición como aliado clave de KE en la Polonia post PiS. Tras haber obtenido unos peores resultados de lo esperado en las elecciones nacionales, se prevé que la derecha radical saldrá mejor parada en junio de 2024, principalmente por la fuga de votos del PiS.

España

En España, las elecciones al Parlamento Europeo serán un plebiscito sobre el gobierno del Partido Socialista, liderado por el presidente Pedro Sánchez, y el acuerdo que este alcanzó con los nacionalistas catalanes para ser investido presidente tras las elecciones generales de julio de 2023. Prevemos una importante reacción contra Sánchez y su acuerdo; que el centroderechista Partido Popular (PP) se alzará como el claro ganador y que Vox, partido de derecha radical, obtendrá el 10 por ciento de los votos. Entretanto, en la izquierda, la nueva alianza de la izquierda radical con los ecologistas, Sumar, perderá votos respecto a las elecciones nacionales de 2023 y el total de votos de los partidos constituyentes en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019.

Suecia

Es probable que en Suecia se dé la tendencia contraria a otras partes de Europa, y que las elecciones al Parlamento Europeo consoliden el apoyo al Partido Socialdemócrata Sueco (SAP), la formación de centroizquierda liderada por Magdalena Andersson, después de su resurgimiento como primer partido tras las elecciones nacionales de septiembre de 2022. No obstante, como en muchos otros países, los Demócratas de Suecia (SD), de derecha radical, parecen tener bastantes opciones de quedar segundos en las encuestas, sobre todo a expensas del centroderechista Moderata, que probablemente será castigado en las urnas por su tácito apoyo al gobierno en minoría de Andersson.

Una llamada de atención

Los resultados de nuestro análisis deberían servir como llamada de atención a los responsables de las políticas europeas sobre lo que está en juego en las elecciones al Parlamento Europeo. Las consecuencias de esta votación son de gran calado para el rumbo geopolítico del Consejo Europeo y la Comisión Europea desde 2024 en adelante. Cabe esperar que el próximo Parlamento Europeo impida la aprobación de la legislación necesaria para implantar la siguiente fase del Pacto Verde —el cual es difícil desde el punto de vista político y afecta a la soberanía climática de la UE— y presione por una línea más dura en asuntos clave de la soberanía comunitaria, como la inmigración, la ampliación y el apoyo a Ucrania. Los gobiernos nacionales se verán coartados por cómo influyan estas elecciones en los debates en cada país, lo que afectará a las posturas que puedan adoptar en el Consejo Europeo. Es probable que esto refuerce el creciente eje de gobiernos en torno a la mesa del Consejo Europeo que intentan limitar la influencia de la UE desde dentro: los de Hungría, Italia, Eslovaquia, Suecia y, probablemente, un gobierno liderado por el PVV en Países Bajos.

Estas conclusiones también deberían contraponerse con la expectativa de que, consiga o no Donald Trump salir elegido presidente de Estados Unidos en el otoño de 2024 —y las encuestas apuntan a que verdaderamente existe esa posibilidad—, Europa tendrá que apoyarse en unos Estados Unidos menos comprometidos a nivel mundial. Esto puede inclinar aún más a los partidos antiestablishment y euroescépticos a rechazar la interdependencia estratégica y un amplio abanico de alianzas internacionales en defensa de los intereses y valores europeos, en vez de tratar de aplicar un enfoque más cauto en las decisiones de la política exterior.

Los formuladores de las políticas progresistas tienen que empezar a considerar las tendencias que están impulsando estos patrones de voto y a preparar relatos que puedan superarlos. En vez de permitir que los costes y los riesgos monopolicen los debates sobre asuntos como el impulso de la transición ecológica, la ayuda a Ucrania o la mitigación de riesgos en las relaciones internacionales, tienen que elaborar un mensaje más claro sobre los imperativos económicos y de seguridad para hacer estas cosas, ya que son preocupaciones que influyen en el razonamiento de los votantes.

Han de identificar los matices en la forma de pensar de los europeos y competir políticamente desde sus propias posiciones de fuerza con políticas proactivas, en vez de recurrir a relatos basados en el miedo que la extrema derecha está utilizando con éxito. Por ejemplo, en materia climática, tras la inseguridad del abastecimiento provocada por la guerra rusa contra Ucrania, la ciudadanía tiene la voluntad de depender menos de los combustibles fósiles. Tras los drásticos sucesos climáticos que han afectado a muchos países de la UE y las previsiones de que se producirán otros más graves, existe el deseo de no perder impulso en la lucha contra el cambio climático, y, con el nuevo marco de competitividad ecológica de Estados Unidos, la comunidad empresarial está dispuesta a adoptar la tecnología verde, con el apoyo de sus gobiernos para reducir los riesgos de las cadenas de suministro y con un entorno de inversión y regulatorio que lo permita. 

Seguir haciendo campaña para conquistar “las mentes y los corazones” a favor de la competitividad ecológica como la apuesta política europea no es solo una cuestión de relatos, por supuesto. Las propuestas de medidas políticas para llevar a cabo una transición justa, de modo que el reparto de los costes de la descarbonización entre todos los sectores de la sociedad sea más equitativo— han de ser más pormenorizadas; estar considerablemente mejor financiadas; y las buenas prácticas que ya existen deben ponerse mejor en común entre los países miembros, para ayudar a los ciudadanos más vulnerables que ahora tienen miedo y se decantan más hacia la extrema derecha.

Aunque los dirigentes progresistas europeos no pueden ni deben decirles a los votantes qué tienen que hacer, sí pueden construir una alternativa creíble a un brusco giro a la derecha en el mandato político otorgado al próximo conjunto de instituciones de la UE. Desde ya, deben tener un discurso convincente sobre la necesidad de tender la mano al exterior en un mundo peligroso.

Metodología

Nuestra metodología se basa en un modelo estadístico que predice los resultados de los partidos nacionales en las elecciones al Parlamento Europeo.[i] El modelo ha sido actualizado desde nuestro pronóstico de las elecciones europeas de 2019 en función de los resultados reales de dichas elecciones.

Utilizamos los resultados de los partidos en los sondeos actuales como referencia, pero los ajustamos para tener en cuenta las diferencias sistemáticas entre los sondeos de opinión y los resultados probables de los partidos en las elecciones de junio. Para aproximar estas diferencias, utilizamos datos de los ciclos electorales del Parlamento Europeo de 2014 y 2019. En concreto, nuestro modelo estadístico utiliza solo la información conocida a principios de enero de 2014 y a principios de enero de 2019. Por ejemplo, si un partido se fusiona con otro, desaparece o se funda entre enero y las elecciones, no utilizamos esa información.

Nuestro modelo se sirve de cinco fuertes de información sobre cada partido nacional en la UE en enero de 2024:

  1. La posición actual del partido en los sondeos electorales nacionales.
  2. El porcentaje de votos que obtuvo el partido en las últimas elecciones generales nacionales.
  3. Si el partido está en el gobierno o en la oposición en ese momento (distinguiendo entre los socios minoritarios de la coalición y el partido del presidente o primer ministro).
  4. A qué familia política general pertenece el partido y si es de carácter euroescéptico.
  5. El tiempo transcurrido desde las últimas elecciones generales.

El modelo estadístico estima el apoyo a un determinado partido como una combinación del 78 por ciento de los sondeos del partido en diciembre/enero (basados en la intención de voto en las elecciones nacionales) y el 13 por ciento de su porcentaje de voto en las últimas elecciones parlamentarias.

Esto nos indica que, aunque los sondeos actuales predicen mucho mejor que las últimas elecciones generales, los resultados de las elecciones generales siguen teniendo cierta influencia. Quizá esto se deba a la elocuencia de los resultados de un partido en unas elecciones generales sobre su capacidad de convertir su popularidad demoscópica en votos reales; o puede que refleje la tendencia de los votantes a votar al partido al que ya habían dado su voto en las elecciones anteriores.

Si el partido no se presentó en las últimas elecciones generales, el modelo toma el 139 por ciento de sus encuestas actuales. Este porcentaje más alto obedece en parte al valor cero que el partido tiene en sus resultados en las elecciones generales, pero sobre todo a que los partidos nuevos tienden a obtener mejores resultados en las elecciones europeas.

Algunos partidos obtienen mejores resultados en el Parlamento Europeo que otros. Los partidos ecologistas, en concreto, tienden a salir mejor parados, y obtienen el 105 por ciento respecto a sus sondeos actuales. En cambio, los partidos socialdemócratas, liberales y de izquierdas tienden a salir peor parados, y obtienen el 65, 67 y 68 por ciento, respectivamente, de lo que indican sus sondeos actuales. Tal vez esto se deba a que los partidos ecologistas han tendido a llevarse los votos de esos otros partidos en las elecciones europeas, ya que para los votantes el cambio climático es más importante a nivel europeo que a nivel nacional.

Los partidos euroescépticos también tienden a obtener mejores resultados en las elecciones europeas respecto a la media, aunque gran parte de su apoyo parece estar ya contabilizado o “incorporado” en sus resultados en las elecciones nacionales debido a la importancia relativa de la inmigración en esos comicios.

Por último, en los niveles relativos de apoyo a los partidos en las elecciones al Parlamento Europeo también influye si el partido está en el gobierno o en la oposición. Los partidos que están en el gobierno tienden a salir mejor parados, en especial los del presidente o primer ministro, seguidos de sus socios de coalición y, por último, los partidos de la oposición. La magnitud de este efecto es mayor cuanto más tiempo lleva el partido en el gobierno antes de las elecciones. Por tanto, hemos introducido una variable para tener en cuenta el tiempo relativo que lleva un partido en el gobierno o en la oposición. Se trata de una inversión de los modelos electorales de segundo orden anteriores, donde los partidos en el gobierno han tendido a obtener peores resultados en las elecciones europeas. Sin embargo, estos modelos son aproximados en el momento de las elecciones. En este caso, intentamos aproximar los porcentajes de voto seis meses antes de unas elecciones en un entorno político inestable. Por tanto, este apoyo relativo a los partidos en el gobierno está relacionado, quizá más estrechamente, con el carácter de la inestabilidad política en muchos países. Los partidos que están en el gobierno, y en particular los que ocupan altos cargos, son más propensos a gozar de un cierto nivel de apoyo sostenido; en cambio, hay más probabilidad de que el apoyo a los partidos de la oposición fluctúe de aquí a las elecciones.

Es importante señalar que, en muchos países, los sistemas de partidos y su posición cambiarán de aquí a que se celebren las elecciones al Parlamento Europeo. En algunos países, invariablemente, serán otros los partidos que estén en el gobierno y en la oposición. Y, lo que es más importante: surgirán nuevos partidos, mientras que otros desaparecerán. Esta incertidumbre disminuye nuestra capacidad de hacer proyecciones con tanta antelación a los comicios. A medida que nos acerquemos a las elecciones, estas incertidumbres se reducirán y las estimaciones del modelo cambiarán.

Para las predicciones actuales, evaluamos las siguientes características para cada posible partido político en la actualidad: su estatus gobernante, su porcentaje de voto en las últimas elecciones nacionales y su familia política. Debido al carácter de las fusiones y divisiones de los partidos en torno a las elecciones generales y europeas, es necesario un considerable nivel de juicio para evaluar el verdadero porcentaje de voto de los partidos políticos en las últimas elecciones en relación con su composición probable para las elecciones al Parlamento Europeo. Los sondeos actuales de cada partido político se basan en un análisis de la medida y la mediana de sus sondeos. Intentamos hallar un equilibrio entre una mayor cantidad de sondeos de cada país y que estos sean más recientes, dependiendo de si hay cambios sistemáticos en el porcentaje de votos que merezca la pena destacar y de si hay diferencias sistemáticas entre los centros demoscópicos.

A partir de los porcentajes de voto previstos por el modelo, calculamos el número de eurodiputados que obtendría cada partido nacional, según el sistema electoral y el método de asignación de escaños empleados en cada país miembro.

Después utilizamos el número de eurodiputados previsto para cada partido nacional con el fin de calcular cuántos escaños es probable que obtenga cada grupo político en el Parlamento Europeo. Asumimos que cada partido nacional que hoy cuenta con representación parlamentaria se situará en el mismo grupo que en la actualidad.

Los partidos nacionales que actualmente no tienen eurodiputados, pero que prevemos que obtendrán uno o más escaños, son asignados, o bien al grupo parlamentario del partido transnacional europeo al que ya pertenecen, o bien al grupo político más probable dada su ideología.

Sobre los autores

Kevin Cunningham es profesor de Política, estratega político y encuestador. Ha trabajado para varios partidos políticos, y más destacadamente como director de análisis y selección de objetivos de los laboristas británicos. Cunningham también está especializado en la politización de la inmigración y trabajó durante tres años como investigador en un proyecto financiado por la UE para estudiar la politización de la inmigración. Dirige Ireland Thinks, que trabaja principalmente para organismos estatales, académicos y partidos políticos.

Simon Hix es catedrático Stein Rokkan de Política Comparada en el Instituto Universitario Europeo de Florencia. Anteriormente fue vicepresidente de la London School of Economics y fue titular de la cátedra inaugural Harold Laski de Ciencias Políticas de la LSE. Ha escrito más de 150 libros, artículos académicos, documentos de políticas y blogs de investigación sobre política europea y comparada. Hix ha obtenido varios galardones por su investigación de la American Political Science Association y la UK-US Fulbright Commission. Simon es fellow de la British Academy y fellow de la Royal Society of Arts. Simon lleva pronosticando elecciones al Parlamento Europeo desde 1999.

Susi Dennison es senior policy fellow del European Council on Foreign Relations y directora del Programa European Power del ECFR. Sus temas de interés son la estrategia, la política y la cohesión de la política exterior europea; el clima y la energía, la inmigración y el conjunto de herramientas de Europa como actor global.

Imogen Learmonth es investigadora y directora de programas en Datapraxis, una organización que ofrece asesoramiento estratégico, estudios sobre opinión pública y servicios de modelización y análisis a partidos políticos, organizaciones sin ánimo de lucro, medios de comunicación e institutos de investigación en toda Europa. Dirige el programa de investigación transnacional y temática de Datapraxis. Anteriormente, Learmonth ayudó a gestionar y dirigir investigaciones académicas y empresariales sobre la lucha contra el extremismo y la extrema derecha, con especial atención a la cultura incel y la misoginia radical, así como las campañas de influencia maliciosa financiadas por el Estado. También tiene experiencia como periodista.

Agradecimientos

Como todos los trabajos con datos del ECFR, este informe es fruto de un verdadero esfuerzo de equipo, pero agradecemos en especial la excelente labor correctora de Flora Bell, que ha mejorado enormemente la claridad del documento, y el trabajo de Nastassia Zenovich en los numerosos gráficos. Cualquier error es, por supuesto, responsabilidad de los autores.

Anexo

Pronóstico de porcentaje de votos en España

Abreviatura / Porcentaje de voto en 2019 / Porcentaje de voto pronosticado en 2024 / Diferencia / Eurodiputados 2019 / Previsión de n.º de eurodiputados en 2024 / Diferencia / Grupo del PE previsible en 2024

[i] Véase Michael Marsh (2008) “Testing the Second-Order Election Model after Four European Elections”. British Journal of Political Science, n.º 28, vol. 4, pp. 591-607; Simon Hix y Michael Marsh (2007) “Punishment or Protest? Understanding European Parliament Elections”, Journal of Politics, n.º 69, vol. 2, pp. 495-510; y Simon Hix y Michael Marsh (2011) “Second-Order Effects Plus Pan-European Political Swings: An Analysis of European Parliament Elections Across Time”, Electoral Studies, n.º 30, vol. 1, pp. 4-15.

Policy Brief traducido por Verónica Puertollano

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.