Cómo deben responder los europeos a la ofensiva de Hamás contra Israel

Tras el brutal asalto de Hamás, los europeos deben centrarse en garantizar que la guerra no se descontrole

El humo se eleva después de cohetes fueron lanzados desde la Franja de Gaza, en Ashkelon, Israel 7 de octubre 2023
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La ofensiva sorpresa de Hamás del 7 de octubre, que ya ha matado a más de 800 israelíes y a más de 400 palestinos en Gaza tras las primeras represalias militares israelíes, marca un importante punto de inflexión en el conflicto palestino-israelí. Con los combatientes palestinos invadiendo centros de población y bases militares israelíes por primera vez desde la fundación del país e Israel buscando represalias militares, el brutal asalto amenaza con intensificarse aún más.

Se avecina una guerra aún más profunda, que podría desencadenar también un conflicto entre Israel y Hezbolá en el Líbano e impedir la normalización de las relaciones árabes con Israel. Las perspectivas actuales de una diplomacia de desescalada son casi inexistentes y ninguna de las partes está dispuesta a seguir una vía diplomática ni a volver al statu quo anterior.

Cómo deben responder los europeos

  • Los europeos deben centrarse en garantizar que la guerra no se descontrole y pueda alimentar un conflicto regional. Deberían:
  • Mostrar solidaridad con los israelíes, pero insistiendo en que el derecho de Israel a la autodefensa debe respetar el Derecho Internacional Humanitario. Una invasión terrestre total y unos ataques desproporcionados contra civiles palestinos tendrían consecuencias desestabilizadoras y de largo alcance para israelíes y palestinos, entre otras cosas aumentando el apoyo a la resistencia armada palestina y arriesgando la participación de Hezbolá.
  • Colaborar con quienes tienen cierta influencia sobre Hamás, en particular Egipto y Qatar, para advertirles del mismo modo contra sus ataques deliberados contra israelíes y su detención, que también es contraria a la ley islámica.
  • Apoyar los esfuerzos para facilitar la liberación inmediata de los rehenes civiles y abrir canales humanitarios para apoyar a la población de Gaza.
  • Trabajar para evitar una mayor violencia en Israel y Cisjordania (incluido Jerusalén Este). Deben oponerse a cualquier intento de los políticos israelíes de extrema derecha de utilizar los acontecimientos actuales como tapadera para perseguir su agenda del Gran Israel, o de las milicias de colonos de vengarse de los palestinos de Jerusalén Oriental y Cisjordania.
  • Reconocer que la Autoridad Palestina (AP) sigue siendo completamente periférica a los acontecimientos en curso. Presionar al presidente Mahmud Abbas para que tome medidas drásticas contra Hamás y otros grupos fracasará y, en el contexto actual, podría precipitar fácilmente una guerra civil palestina en Cisjordania, que la AP perdería. Los gobiernos europeos también deben resistirse a medidas contraproducentes, como recortar la financiación de la AP y otras formas de apoyo financiero a los palestinos, lo que intensificaría el daño socioeconómico y político a los territorios ocupados y aumentaría la influencia de los grupos extremistas.
  • Centrarse en advertir a todas las partes, incluido Irán, contra la expansión del conflicto a otros escenarios, lo que supondría el riesgo de una peligrosa escalada regional. Los europeos deberían potenciar las capacidades y la presencia de la FINUL -la misión de vigilancia de Naciones Unidas en el Líbano- a lo largo de la frontera sur con Israel.

Panorama general

De cara al futuro, los europeos deben reevaluar estratégicamente su enfoque del prolongado conflicto, ya que la violencia actual no se produce en una situación de vacío. Los europeos deben trabajar con Estados Unidos y sus socios árabes para diseñar una visión política que reconozca y responda de forma significativa a la dinámica central que alimenta la actual escalada. Esto no puede excluir a los palestinos en la creencia de que la normalización regional con Israel puede garantizar la paz a largo plazo. Cualquier solución sostenible debe incluir una vía política central israelo-palestina que garantice los derechos humanos y la autodeterminación de los palestinos. Los últimos acontecimientos demuestran que ninguna de las dos partes puede iniciar la vía política necesaria. Los actores internacionales, incluidos los europeos, deben volver a comprometerse urgentemente e impulsar un proceso de paz revitalizado.

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