La nueva pareja poderosa: Rusia e Irán en Oriente Medio
Una nueva publicación de ECFR analiza el acercamiento entre Rusia e Irán durante la guerra de Siria
Las operaciones militares conjuntas en Siria han acercado a Rusia e Irán como nunca antes desde la segunda guerra mundial, de acuerdo con un nuevo estudio de ECFR. Occidente deberá planificar la más que probable tendencia de que ambos países se conviertan en una fuerza transformadora de la región de Oriente Medio durante algún tiempo.
The new power couple: Russia and Iran in the Middle East sostiene que, desde el año pasado, Moscú y Teherán han formado una coalición militar efectiva en Siria en apoyo al régimen de Al-Assad. Esto ha reforzado la posición de Al-Assad y ha contribuido a una mayor violencia, lo que ha dado lugar a más refugiados huyendo a países europeos y una mayor marginalización de Europa en la vía diplomática. La decisión de Irán en agosto de permitir que las tropas rusas utilizaran su base aérea de Shahid Nojeh para el lanzamiento de ataques aéreos sobre Siria, subrayó el firme compromiso de preservar sus respectivos intereses estratégicos a través de los esfuerzos militares intensificados.
Estos lazos profundos entre Rusia e Irán han sido principalmente impulsados por una perspectiva de superposición del orden global, oposición a las políticas occidentales en Oriente Medio y la necesidad de preservar una profunda estrategia en la región.
Para Moscú, Teherán representa hoy en día un aliado útil en una región altamente inestable y un socio importante para hacer retroceder las ambiciones regionales de Estados Unidos. La política del Kremlin hacia Irán se sometió a un cambio en el año 2012 después de que Rusia redefiniera sus relaciones con Occidente. Moscú, decepcionado por el fracasado intento de reinicio con los EEUU, y por las políticas occidentales en la región de Oriente Medio y el espacio post-soviético, buscó nuevos socios. Irán, posteriormente, se convirtió en un medio importante para reforzar las posiciones de Rusia en Oriente Medio y vis-à-vis Occidente.
Para Irán, Rusia representa un medio fundamental para apuntalar sus intereses de seguridad regional e impulsar su arquitectura de defensa en un momento de amenaza sin precedentes. Sin embargo, existe un debate dentro de la dirección iraní sobre la mejor manera de lograr los objetivos estratégicos del país tanto económicos como de seguridad haciendo apuestas entre Rusia y Occidente.
En Siria los dos países han establecido una beneficiosa alianza de poder duro bajo la idea de perseguir intereses regionales y globales. A pesar de algunas divisiones en torno a sus respectivas posiciones, este conflicto parece que va a ser el crisol de la cooperación de Moscú-Teherán, durante un tiempo, dada su crucial importancia para las respectivas ambiciones globales y regionales. Aunque también puede haber oportunidades para mejorar la coordinación militar en otros lugares, como en la lucha contra el Estado Islámico en Irak, la relación más amplia, no obstante, está marcada por distintos intereses y restricciones geopolíticos que en última instancia limitan su acoplamiento.
De cara al futuro, Europa debe reconocer que, cuando se trata de la seguridad regional y de liderar políticas de sanciones occidentales, el eje Teherán-Moscú es más propenso a una alianza más estrecha que Occidente con cualquiera de ellos. En lugar de aplicar políticas que tienen como objetivo acrecentar las divisiones entre Irán y Rusia, Europa debería intentar colaborar con los dos, principalmente en desescalar la violencia en Siria. La distensión reciente con Irán da a Europa una ventaja sobre Estados Unidos y Rusia para incentivar una postura más favorable desde Teherán. Europa tiene pocas posibilidades, pero debe usarlas bien, con el objetivo de allanar el camino para una transición positiva en el futuro
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