Europa se queda rezagada en su compromiso con el Golfo
Los seis estados árabes del Golfo representan nuevas oportunidades geopolíticas de influencia que la UE no está hasta ahora aprovechando
La relación de Europa con los seis estados del Golfo Árabe que forman el Consejo de Cooperación del Golfo (GCC en sus siglas en inglés) es asimétrica y no se corresponde con la creciente importancia que han ido ganando estos países como poderes regionales. Es una muestra de la incapacidad europea para encarar las amenazas de la inestabilidad violenta, el terrorismo o la crisis migratoria.
El nuevo informe de ECFR que escribe el investigador Julien Barnes – Dacey, “Responding to an assertive Gulf”, analiza que tras las primaveras árabes de 2011, los seis estados que componen el Consejo de Cooperación del Golfo, especialmente Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos han reafirmado su poder en Oriente Próximo, con un compromiso sin precedentes en intervención militar, política y económica. Pero a pesar de esta creciente importancia, la Unión Europea y sus Estados Miembros continúan mirando hacia los Estados del Golfo a través del oportunismo comercial y las estrategias de defensa. Con excepciones como Francia, que habla de asociación cercana, el resto de estados rehúsan adoptar una actitud de unidad, especialmente en temas en los que las políticas del golfo se alejan de los intereses europeos.
Los países europeos deben desarrollar un política más coherente hacia la región para consolidar lazos mientras se abordan las diferencias. Teniendo en cuenta el incremento de la debilidad europea, los Estados del Golfo pueden ser unos socios importantes a nivel global, especialmente según se acrecienta su vulnerabilidad por lo que Europa no debe cerrar puertas de influencia política.
Mientras los líderes europeos están discutiendo sobre posibles respuestas a la crisis migratoria en la reunión del Consejo Europeo de los días 25 y 26 de junio, este informe de ECFR recomienda una serie de medidas para una mejor coordinación con los estados del Golfo para llevar a cabo desafíos compartidos en la región como:
• Diálogo político de alto nivel con una voluntad de afrontar diferencias en los asuntos clave que afronta la región. Francia principalmente, Reino Unido o Alemania parecen los actores indicados para afrontar este reto.
• Nuevas formas de compromiso con base paneuropea, revitalizando las reuniones ministeriales UE-GCC. Así, la Alta Representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea debería considerar el establecimiento de un foro consultivo, permanente y de alto nivel HR+E3 con el Golfo.
• Una mejor coordinación con los actores del Golfo para la solución de los problemas regionales. Pese a que esto no se traducirá en avances inmediatos Europa debe animar tendencias constructivas.
• Esforzarse en usar la cercanía de las relaciones europeas con Arabia Saudí e Irán para crear puentes y solucionar los problemas entre ellos, sin que esto implique la toma de partido por parte de Europa o sólo tratar con Irán como potencia nuclear. El papel de la Unión Europea debe ser fomentar un mayor compromiso en la zona, potenciar y apoyar a los países miembros del GCC pero no sin compensarlos de formas improductivas.
El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.