Energizar Europa del Este: cómo puede la UE reforzar su soberanía energética mediante la cooperación con Ucrania y Moldavia

Vista de los postes de electricidad en Chisinau, Moldavia, el 4 de marzo de 2023
©
Texto completo también disponible en
  • Desde la invasión total rusa de Ucrania, la UE ha hecho del fortalecimiento de la soberanía energética —la suya y la de sus vecinos orientales— una prioridad estratégica.
  • Junto con Ucrania y Moldavia, la UE ha creado un elaborado marco jurídico e institucional que proporciona una plataforma para la cooperación energética.
  • A través de este marco y de otras medidas, la UE y los países miembros han contribuido a reforzar considerablemente la soberanía energética de Moldavia y Ucrania, en particular ayudándolas a la diversificación frente a los combustibles fósiles rusos y a sincronizar sus redes eléctricas con la de la UE.
  • Sin embargo, en lo que respecta a la limpieza y eficiencia de su energía, Moldavia y Ucrania siguen por debajo de la media, a pesar de su potencial para la generación de energía verde. Mejorar la limpieza de su energía también contribuiría a reforzar la soberanía energética de la UE, al aumentar los beneficios mutuos de una cooperación energética más estrecha.
  • Las enormes reservas de gas de Ucrania y su amplia infraestructura gasística, junto con su potencial para la producción de hidrógeno verde y el importante desarrollo de las fuentes de energía renovables en ambos países, brindan oportunidades de cooperación con la UE que podrían mejorar su seguridad energética y sus esfuerzos de descarbonización.

Introducción

Desde el comienzo de la guerra rusa contra Ucrania, el fortalecimiento de la soberanía energética se ha convertido en uno de los objetivos más estratégicos de la política exterior de la Unión Europea, sus Estados miembros y muchos otros países. Antes de la guerra, Rusia era la mayor fuente de importaciones de crudo y derivados del petróleo de la UE, y en 2021 la empresa energética estatal Gazprom representaba el 41 por ciento de las importaciones de gas de la UE. Tras la invasión, la UE y los países miembros se apresuraron a reducir su dependencia energética de Moscú diversificando sus proveedores de petróleo y gas. En 2023, el porcentaje de Gazprom en las importaciones de gas de la UE se redujo a solo el 8 por ciento.

Pero la UE también tiene un evidente interés en reforzar la soberanía energética de sus países vecinos, sobre todo Ucrania y Moldavia, en su frontera oriental. El funcionamiento estable de los sistemas energéticos de los países vecinos es una de las piedras angulares de su seguridad y, por tanto, de la estabilidad y seguridad de la vecindad inmediata de la UE. Así, la Comisión Europea ha identificado el apoyo a Ucrania y a otros países afectados directa o indirectamente por la agresión rusa, mediante asociaciones internacionales a largo plazo, como uno de los objetivos más importantes de la política energética exterior de la UE

La cooperación energética es también una eficaz herramienta de integración. La soberanía energética no debe equipararse a la autonomía o autarquía energética de los Estados; la cooperación internacional dentro de alianzas o relaciones de integración como la UE es un componente importante. Los aliados políticos pueden ser proveedores fiables y seguros de recursos energéticos para los países dependientes de las importaciones: Estados Unidos y Noruega, por ejemplo, desempeñan ese papel para muchos países de la UE. El desarrollo de enlaces de infraestructuras energéticas para el gas o la electricidad entre países socios, como la UE y sus vecinos del Este, les permitiría prestarse apoyo mutuo en tiempos de crisis.

El deseo de la UE de reforzar la soberanía energética en toda su vecindad está relacionado, ante todo, con la necesidad de reducir la dependencia de Rusia y ayudar a la integración de sus vecinos. Pero reforzar la soberanía energética exigirá también reducir el consumo de combustibles fósiles, por lo que está muy ligado a la consecución de otro de los grandes objetivos estratégicos de la UE de neutralidad climática para 2050. La diversificación de las fuentes de suministro de combustibles fósiles, aunque es importante, no es una solución a largo plazo para el problema de la soberanía energética. En medio de las actuales incertidumbres geopolíticas y la creciente amenaza del cambio climático, los responsables políticos de la UE y de los países vecinos deben tomar ya en consideración la energía verde y el uso eficiente de la energía para tener un enfoque completo de la soberanía energética.

Al reforzar su potencial de energías renovables y el de sus vecinos orientales y optimizar el consumo energético, la UE puede reducir la dependencia global de proveedores externos de combustibles fósiles. La política energética exterior de la Comisión une estos dos objetivos, y afirma que las acciones de la UE deben orientarse a satisfacer tanto las necesidades a corto plazo como los objetivos a largo plazo en relación con la aplicación del Pacto Verde Europeo.

Por esta razón, propongo un enfoque más amplio para evaluar la soberanía energética, que va más allá del prisma típico de la seguridad del suministro para abarcar cuatro elementos:

  • El nivel de dependencia de las importaciones de energía, tanto de combustibles fósiles como de electricidad;
  • La limpieza del sector energético, determinada por la importancia de las energías renovables en el mix energético de un país y el nivel de descarbonización del sector energético;
  • El nivel de eficiencia energética;
  • El relato sobre la soberanía energética utilizado por las autoridades estatales en los documentos políticos, que refleja la dirección estratégica del sector energético del Estado.

En este policy brief se utilizan estos criterios para analizar los progresos de la UE y sus vecinos orientales hasta ahora en el fortalecimiento mutuo de su soberanía energética y se exponen los siguientes pasos que deberían dar. Se constata que, hasta la fecha, la UE y sus Estados miembros han desempeñado un papel importante en el fortalecimiento de la soberanía energética de sus vecinos orientales al aumentar su independencia energética, pero que Ucrania y Moldavia siguen obteniendo peores resultados en cuanto a limpieza y eficiencia, a pesar de la dirección implícita en los discursos energéticos de los Estados, en parte debido a los contratiempos relacionados con la guerra.

Formatos de cooperación estratégica entre la UE y sus vecinos del Este

En la última década, la UE ha desarrollado un marco jurídico con Moldavia y Ucrania que permite estrechar la cooperación en diversos ámbitos, incluido el energético. Este planteamiento encaja con la política de acción exterior de la UE para ambos países, denominado Equipo Europa, lo que significa que en el proceso participan tanto estructuras de la UE y de los países miembros como instituciones financieras europeas, entre ellas el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). En total, el BERD se ha comprometido a invertir 3000 millones de dólares en 2022 y 2023 para hacer frente a los problemas de la economía ucraniana tras la invasión rusa. Ambos países son también Estados asociados de la UE, y sus relaciones bilaterales con el bloque, incluidas las energéticas, se rigen por los acuerdos de asociación, que entraron en vigor en julio de 2016 para Moldavia y en septiembre de 2017 para Ucrania. La decisión del Consejo Europeo en 2023 de conceder a ambos países el estatus de candidatos a la UE e iniciar las negociaciones de adhesión ha reforzado aún más la relación.

La UE también invitó a Moldavia y Ucrania[VP1]  a adherirse a la Comunidad de la Energía en 2010 y 2011, respectivamente. El principal objetivo de la Comunidad de la Energía es extender los principios y las reglas del mercado interior de la energía comunitario a los países de Europa Oriental, la región del Mar Negro y los Balcanes Occidentales, integrando así a estos países en el mercado energético de la UE. Los miembros de la Comunidad de la Energía están obligados a incorporar la normativa energética de la UE a sus ordenamientos jurídicos nacionales y a reforzar la cooperación energética con los países de la UE.

Tanto Moldavia como Ucrania han aprobado ya varias leyes importantes sobre el funcionamiento de los mercados del gas y la electricidad. Ucrania ha aplicado con éxito normativas que liberalizan sus mercados energéticos, incluida la certificación de operadores de sistemas independientes en los mercados del gas y la electricidad y un operador independiente de almacenamiento de gas. Además, a principios de 2024, el operador eléctrico certificado del país, Ukrenergo, se unió a la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (ENTSO-E). Moldavia por su parte, completó la certificación de su operador del sistema de transmisión de electricidad, Moldelectrica, como operador del sistema independiente en julio de 2023 y ha dado pasos para certificar al operador del sistema independiente de su mercado gasístico. Tanto Ucrania como Moldavia han adoptado también el Reglamento de la UE sobre integridad y transparencia del mercado mayorista de la energía, que prohíbe el uso de información privilegiada y el abuso de poder de mercado. En diciembre de 2023, Moldavia también enmendó la Ley del Gas Natural para contribuir a reforzar la seguridad del suministro y almacenamiento de gas, alineándola aún más con el acervo energético de la UE.

Hacia la independencia energética

El ahondamiento en la integración de Ucrania y Moldavia en la UE ha contribuido a reforzar su soberanía energética, y les ha ayudado, en particular, a reducir su dependencia de Rusia. Ucrania y, en mayor medida, Moldavia dependen de las importaciones de energía. En abril de 2020, Ucrania era capaz de satisfacer por sí sola alrededor del 65 por ciento de sus necesidades energéticas, mientras que Moldavia solo podía cubrir en torno al 20 por ciento. Aunque la situación de Moldavia no ha cambiado mucho en los últimos años, la dependencia de Ucrania de las importaciones de energía se redujo al 23 por ciento en 2022 por el descenso del consumo energético del país debido a la guerra.

Gas

Tanto Moldavia como Ucrania han reforzado considerablemente su independencia energética en el sector del gas, también mediante la cooperación con la UE y sus países miembros. Este es sobre todo el caso de Ucrania, cuya producción propia de gas representa ya más del 90 por ciento de la demanda nacional. (En 2010, sin ir más lejos, la dependencia de Kiev de las importaciones de gas superaba el 70 por ciento, con 34.000 millones de metros cúbicos (bcm), que importaba casi en su totalidad de Rusia.) Según los datos anuales de 2023, el consumo de gas de Ucrania ha caído el 30 por ciento desde el comienzo de la guerra y ahora importa gas principalmente a través de Eslovaquia, pero también de Hungría, Polonia y Rumanía (cruzando Moldavia).

El camino de Ucrania hacia la independencia del suministro de gas ruso fue, por un lado, consecuencia de las decisiones políticas tomadas por las nuevas autoridades de Kiev, que llegaron al poder en 2014 tras el derrocamiento del expresidente Víktor Yanukóvich y, en otoño de 2015, dejaron de comprar gas ruso. Por otro lado, fue posible gracias al apoyo prestado por los países miembros de la UE y las instituciones financieras europeas, que cobró especial importancia tras la invasión total rusa. En el verano de 2022, por ejemplo, el BERD abrió una línea de crédito de 300 millones de dólares a la compañía nacional ucraniana de petróleo y gas Naftogaz para compras urgentes de gas. También empezó a cooperar con la Comunidad de la Energía para prestar ayuda regular a Ucrania, incluido un acuerdo en junio de 2023 para garantizar 600 millones de euros de apoyo a las empresas ucranianas que operan en los sectores del gas, la electricidad y la energía hidroeléctrica.

A diferencia de Ucrania, Moldavia no produce gas, no tiene instalaciones para su almacenamiento y solo tiene reservas marginales de su propio gas (alrededor de 1 bcm a 31 de diciembre de 2022), por lo que depende completamente de las importaciones de gas. No obstante, el éxito de Chisinau en el fortalecimiento de su soberanía energética ha sido impresionante: ha diversificado considerablemente sus fuentes de suministro y ha logrado la independencia total de las compras de gas a Rusia en diciembre de 2022. La UE, las instituciones financieras europeas y algunos países miembros han desempeñado un papel importante en este aspecto. El BEI lleva prestando apoyo financiero a proyectos en Moldavia desde 2008, incluidos los destinados a reforzar la soberanía energética, como la construcción del interconector de gas Ungheni-Chisináu. Sin embargo, ante la crisis energética que se produjo en Europa a partir de 2021, la UE también puso en marcha formatos anticrisis con Moldavia. Por ejemplo, el Diálogo de Alto Nivel sobre Energía UE-Moldavia se creó para ayudar a Moldavia a garantizar el suministro de recursos energéticos (sobre todo gas natural) y electricidad durante la crisis energética, pero también para poner en marcha proyectos energéticos a largo plazo. Hasta ahora han tenido lugar cinco rondas de consultas entre la UE y Moldavia en este formato, a través de las cuales los socios han debatido el apoyo ante la crisis, las reformas del sector energético y los proyectos a largo plazo.

En octubre de 2021, Polonia empezó a suministrar gas a Moldavia, lo que supuso las primeras importaciones de gas no ruso de la historia. Además de las importaciones de Polonia, Moldavia logró poner en marcha el suministro inverso de gas desde Eslovaquia, así como a través del gasoducto transbalcánico desde Rumanía, y obtuvo acceso a las instalaciones ucranianas de almacenamiento de gas, donde pudo almacenar unos 200 millones de metros cúbicos (m3) de gas. Chisináu continúa con sus intentos de diversificación, como demuestran sus contratos de suministro de gas con la compañía griega DEPA en 2023.

El apoyo financiero de las instituciones europeas, incluido el BERD, y de los países miembros también ha contribuido a facilitar estos esfuerzos de diversificación al permitir a Moldavia financiar compras de gas o electricidad a proveedores alternativos. En 2022, el BERD ofreció un préstamo de 300 millones de euros a Moldavia, y en octubre de 2023 se alcanzó un acuerdo para que proporcionara otros 165 millones de euros en ayudas al gas para el país en forma de préstamos, y Noruega prometió una subvención adicional de 34 millones de euros. Además, en noviembre de 2022, la Secretaría de la Comunidad de la Energía puso en marcha la iniciativa del Plan de Rescate de la Comunidad de la Energía para garantizar que el auxilio financiero de los donantes para Moldavia se canalizara para ayudar al país a afrontar el duro invierno que se avecinaba.

Entretanto, el Fondo de Vulnerabilidad Energética, creado en 2022 por el gobierno moldavo con apoyo de la UE, Eslovaquia y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, desempeñó un importante papel en la neutralización de los efectos del aumento de las facturas de gas, electricidad y calefacción en Moldavia. Varios países europeos, como la República Checa, Suecia, Italia y Suiza, prestaron ayuda a Moldavia en el marco de este mecanismo.

Por último, en 2022, la UE creó la plataforma energética para los Estados miembros y países como Moldavia y Ucrania, que debe combinar la demanda, coordinar el uso de las infraestructuras y facilitar las negociaciones con socios internacionales para la compra conjunta de gas e hidrógeno. A través de esta iniciativa, Ucrania y Moldavia han participado en licitaciones organizadas por la Comisión Europea y han recibido el 100 por ciento y el 80 por ciento, respectivamente, de los volúmenes solicitados tras la primera ronda de compras.

Petróleo

En lo que respecta al petróleo, tanto Moldavia como Ucrania tienen una alta dependencia de las importaciones, pero los países de la UE han sustituido gradualmente a Bielorrusia y Rusia como principales proveedores desde febrero de 2022, ayudando así a reforzar su soberanía energética. Moldavia depende al 100 por ciento de las importaciones de terceros para el petróleo y sus derivados, y Rumanía le suministra ahora principalmente derivados.

A causa de la guerra y de los continuos ataques de Rusia a las infraestructuras energéticas ucranianas críticas, incluidas las de almacenamiento de petróleo y derivados, Ucrania no ha podido producir derivados por sí misma: su última refinería operativa se cerró en abril de 2022. Estos productos son especialmente delicados para Ucrania, no solo para uso civil, sino también para necesidades militares. A pesar de que su consumo de gasolina, gasóleo y gas licuado de petróleo se redujo el 25 por ciento, el 30 por ciento y el 40 por ciento respectivamente entre 2021 y 2022, Ucrania se ha vuelto más dependiente de las importaciones: el 93 por ciento de dependencia en 2022 frente al 77 por ciento en 2021 [i]. En 2021, Bielorrusia representaba aproximadamente el 43 por ciento de las importaciones de gasolina de Ucrania, y Bielorrusia y Rusia juntas representaban alrededor del 62 por ciento de sus importaciones de gasóleo [ii]. En 2022, Ucrania redujo considerablemente las importaciones de Bielorrusia y Rusia y aumentó las de Polonia, Rumanía, Bulgaria (estos tres países cubrieron el 51 por ciento de las necesidades de importación de gasóleo de Ucrania en 2022), Turquía, Lituania, Moldavia, Grecia, Hungría y varios otros países[iii]. En 2023, Ucrania no importó productos petrolíferos ni de Bielorrusia ni de Rusia [iv].

Electricidad

Aunque Moldavia y Ucrania se encuentran en posiciones completamente diferentes en sus esfuerzos por garantizar un suministro eléctrico seguro, la sincronización de las redes eléctricas de ambos países con el sistema de la UE en marzo de 2022 aumentó considerablemente su soberanía energética en este ámbito. Esto era de especial importancia para Moldavia, donde el 80 por ciento de las necesidades de electricidad se cubren con la central de gas Inter RAO, de propiedad rusa, ubicada en la región separatista de Transnistria. En octubre de 2022, tras el ataque ruso a las infraestructuras energéticas ucranianas, Kiev interrumpió las exportaciones de electricidad a Moldavia, lo que provocó algunos apagones. El suministro de electricidad desde Transnistria se interrumpió por completo a principios de noviembre. La sincronización de Moldavia con la red de la UE le permitió importar electricidad de Rumanía, que en noviembre de 2022 cubría el 90 por ciento de la demanda eléctrica moldava. En junio de 2023, ENTSO-E aumentó de 1050 a 1200 megavatios (MW) la capacidad de los interconectores que unen la UE con Moldavia y Ucrania. Durante la temporada de calefacción 2022-2023, alrededor de 900.000 hogares también recibieron subvenciones para sus facturas de luz a través del Fondo de Vulnerabilidad Energética. Aunque en la actualidad Moldavia vuelve a importar entre el 70 y el 80 por ciento de su electricidad de Transnistria, lo hace principalmente porque es más barata que la de Rumanía y Ucrania. Pero la sincronización de su red garantiza el acceso a fuentes de suministro alternativas, minimizando así el riesgo de chantaje energético por parte de Rusia.

A largo plazo, el apoyo de las instituciones financieras europeas será importante para reforzar la seguridad del suministro eléctrico de Moldavia. De 2023 a 2028, la prioridad del apoyo financiero del BERD a Moldavia será fomentar la resiliencia energética, lo que incluirá fondos para la modernización de las redes eléctricas.

Aunque Ucrania es en esencia autosuficiente en el suministro de electricidad, la sincronización con la red de la UE también ha sido importante para Kiev, ya que le permite importar electricidad de países de la UE en situaciones de crisis relacionadas con ataques rusos. Esto ha sido especialmente útil, dado que en marzo de 2022 Rusia se hizo con la importante central nuclear de Zaporiyia, responsable del 44 por ciento de la capacidad total de generación de Ucrania a partir de centrales nucleares. En 2023, Ucrania también completó la modernización de un interconector de electricidad con Polonia.

El Mecanismo de Protección Civil de la UE, creado en 2001, demostró ser un importante mecanismo de crisis en el contexto de la satisfacción de las necesidades energéticas a corto plazo de Ucrania, especialmente de electricidad. A fecha de 31 de enero de 2024, se han enviado a Ucrania más de 5900 generadores eléctricos a través del mecanismo, incluidos 2347 procedentes de las propias reservas rescEU de la UE. Además de generadores, la UE ha entregado a Ucrania otros suministros energéticos vitales, como transformadores, autotransformadores, equipos de alta tensión y bombillas LED.

El BEI —que ha financiado diversos proyectos energéticos en Ucrania desde 2007— ha desempeñado un papel importante desde el estallido de la guerra, y ha financiado proyectos de redes energéticas y reparado los daños infligidos por Rusia a las infraestructuras energéticas. En diciembre de 2023, por ejemplo, proporcionó 133 millones de euros para mejorar la fiabilidad de las centrales hidroeléctricas.

Dentro de la Comunidad de la Energía, el Fondo de Apoyo a la Energía de Ucrania y el Grupo Operativo de Apoyo a Ucrania han demostrado ser de suma importancia para garantizar la seguridad energética de Ucrania durante la guerra, ya que solo el Fondo de Apoyo a la Energía de Ucrania aportó más de 400 millones de euros de ayuda hasta diciembre de 2023. En el marco del Grupo Operativo de Apoyo a Ucrania, hasta octubre de 2023, 22 países de la UE habían realizado casi 100 entregas a Ucrania, incluidos transformadores de energía, cables, generadores, vehículos y otros equipos cruciales para ayudar al sector eléctrico. La Comunidad de la Energía también ha puesto en marcha el Observatorio del Mercado de la Energía de Ucrania, que seguirá de cerca y revisará todos los acontecimientos relacionados con el mercado de la energía en general y la gobernanza empresarial en Ucrania. Por último, en marzo de 2023, la Secretaría de la Comunidad de la Energía firmó dos memorandos de entendimiento con las autoridades ucranianas: uno sobre el aumento de la cooperación en la reconstrucción del sector energético de Ucrania y otro sobre la coordinación de actividades en el ámbito de la ayuda humanitaria para el sector de la calefacción urbana, el suministro de agua y el sector de la construcción de Ucrania.

Credenciales ecológicas

Con la ayuda de la UE, los países miembros y las instituciones financieras, Ucrania y Moldavia han podido reforzar radicalmente su soberanía energética en términos de independencia energética. Sin embargo, sus avances hacia la limpieza y la eficiencia energéticas —otros dos componentes importantes de la soberanía energética— han sido menos impresionantes.

Limpieza

Ambos países, pero sobre todo Moldavia, obtienen malos resultados en lo que se refiere a la cuota de energías renovables en su generación de electricidad. En 2022, las energías renovables solo representaron el 15,8 por ciento de la generación eléctrica de Ucrania y el 7,1 por ciento de la de Moldavia, muy por debajo de la media de la UE y del mundo, que en 2022 fueron del 38,4 por ciento y del 30 por ciento, respectivamente. El porcentaje de renovables en Moldavia y Ucrania también incluye la producción de las grandes centrales hidroeléctricas, cuyo funcionamiento no es totalmente neutro en carbono.

Sin embargo, el desarrollo del sector de las fuentes de energía renovables (FER) en Ucrania estaba empezando a ganar impulso antes del estallido de la guerra. A principios de 2022, la capacidad total de FER instalada (conectada a la red) alcanzaba los 9,5 gigavatios (GW), excluidos 0,6 GW de capacidad de FER situada en los territorios ocupados temporalmente por Rusia antes del 24 de febrero de 2022. Entre 2009 y 2021 se invirtieron unos 12.000 millones de dólares en el sector ucraniano de las energías renovables procedentes de diversas fuentes, como el BERD, el Banco de Comercio y Desarrollo del Mar Negro y la Corporación Internacional de Financiación del Desarrollo de Estados Unidos.

Pero en los seis primeros meses de la guerra Rusia destruyó entre el 80 y el 90 por ciento de la capacidad de generación de las centrales eólicas y alrededor del 30 por ciento de la capacidad de las centrales solares de Ucrania, así como aproximadamente la mitad de las líneas de transmisión y las instalaciones para la producción de electricidad del país. Las actividades militares en curso, incluidos los continuos ataques rusos a las infraestructuras energéticas, están entorpeciendo en gran medida la reconstrucción de dichas capacidades. Para tratar de atajar esta cuestión, el Grupo de Coordinación del G7+ —que fue creado en noviembre de 2022 e incluye a la Comunidad de la Energía, así como a la UE y sus países miembros— ha establecido una Asociación para la Energía Limpia con el gobierno ucraniano para ayudar a la recuperación y reconstrucción sostenibles de Ucrania, que se inauguró oficialmente en la COP28 en diciembre de 2023. Su objetivo es apoyar la creación en Ucrania de un sistema energético moderno, seguro, descentralizado y menos contaminante, de acuerdo con la ley Net Zero, y una mejor integración del país en la UE. Las partes deben ayudar a Ucrania a atraer inversores privados para desarrollar proyectos que reduzcan la dependencia ucraniana de los combustibles fósiles, en consonancia con los objetivos de la política energética y climática de la UE.

En Moldavia, el bajo porcentaje de FER en el mix energético se debe a una histórica falta de interés de las autoridades por los proyectos en este ámbito. Con el gobierno proeuropeo presidido por el Partido de Acción y Solidaridad, que llegó al poder en 2021, la situación ha empezado a cambiar. El Gobierno ha expresado su interés en acelerar la transición energética de Moldavia mediante el desarrollo de proyectos renovables, y se está preparando para iniciar las primeras subastas de renovables en el país (entre abril y junio de 2024), a través de las cuales pretende adquirir 105 MW de energía eólica y 60 MW de proyectos solares.

En cuanto a los niveles de carbono en su electricidad, Ucrania presume de resultados mucho mejores. En 2022, la intensidad de carbono de la electricidad generada en Ucrania fue de 271,4 gramos de dióxido de carbono equivalente por kilovatio hora (gCO2e por kWh) de electricidad, por debajo de las medias de la UE y mundial de 291,9 y 490,1 gCO2e por kWh, respectivamente. Tras dos años de guerra, la intensidad de carbono en Ucrania ha bajado aún más, hasta los 194,4 gCO2e por kWh. El alto porcentaje de energía nuclear en el mix energético de Ucrania (60,5 por ciento en 2023) —uno de los mayores del mundo— es lo que principalmente explica la baja huella de carbono de su sector energético.

La electricidad de Moldavia tiene una intensidad de carbono mucho mayor, 871,7 gCO2e por kWh en 2022, muy por encima de las medias de la UE y mundial. Además, la intensidad energética (la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de PIB) en Moldavia es 3,4 veces superior a la media de los países de la UE. Los edificios representan el 58 por ciento del consumo total de energía final en Moldavia, de los cuales los no residenciales suponen el 17 por ciento. Esto hace que la mejora de la eficiencia energética en este sector tenga una importancia crucial.

Eficiencia energética

Los dos países se enfrentan también al reto de mejorar su eficiencia energética, aunque Ucrania lo está haciendo mucho mejor que Moldavia en este campo. Según los informes de la Comunidad de la Energía, el consumo de energía primaria y el consumo de energía final de Ucrania en 2020 estaban por debajo de los objetivos fijados para 2030. En el caso de Moldavia, en cambio, las estadísticas de 2021 muestran que tanto el consumo de energía primaria como el final se situaron en poco más del 10 por ciento por encima de los objetivos para 2030.

Los buenos resultados de Ucrania se deben en gran medida a la guerra y al consiguiente descenso del consumo de electricidad, de en torno a un tercio. No obstante, Ucrania sigue luchando con una alta intensidad energética en algunos sectores, sobre todo los relacionados con los edificios residenciales, el 85 por ciento de los cuales datan de la era soviética. Antes de la invasión, el nivel medio de consumo de energía en los hogares era entre dos y tres veces superior al de la UE. Además, el gas tiene un importante papel en el sector de la calefacción, ya que cerca del 80 por ciento de los hogares ucranianos dependen del suministro de las centrales eléctricas de gas.

Aunque la guerra dificulta a Ucrania la aplicación de medidas sistémicas para mejorar la eficiencia energética, las autoridades ucranianas habían integrado este objetivo en su estrategia energética incluso antes de la invasión rusa. En 2018, crearon el Fondo de Eficiencia Energética, en estrecha colaboración con la UE y Alemania. Desde 2014, la UE también ha asignado subvenciones en el marco del Instrumento Europeo de Vecindad para financiar las reformas en Ucrania, incluidas las destinadas a mejorar la eficiencia energética. Ucrania ha avanzado mucho en el cumplimiento de sus obligaciones derivadas del acuerdo de asociación con la UE en lo que respecta a la aprobación de la legislación europea en materia de eficiencia energética. Por ejemplo, ha desarrollado y promulgado un marco legislativo de apoyo a la eficiencia energética, como establecer prácticas de eficiencia energética en diversos sectores y reducir el consumo de energía en los edificios. Ucrania también se está alineando con las normas europeas mediante la promoción de “edificios de consumo de energía casi nulo” a través de la aprobación del Concepto y Plan Nacional, que expone en líneas generales la aplicación gradual de la normativa en los próximos cinco años, seguida de nuevos requisitos de construcción a partir de 2025.

Moldavia aprobó una enmienda a la ley de eficiencia energética en mayo de 2023, y estableció un marco legal para la planificación integral a través del Plan Nacional de Energía y Clima. Sin embargo, aún tiene que aplicar medidas de eficiencia energética, sobre todo conforme a las normas elaboradas por las instituciones internacionales. Por ejemplo, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE) ha elaborado una guía especial para la aplicación de medidas de eficiencia energética y la valorización de las fuentes de energía renovables en los edificios del sector público.

La Secretaría de la Comunidad de la Energía ha desempeñado un importante papel en la creación de nuevos instrumentos de cooperación energética entre los países miembros de la UE y sus vecinos que abarcan la eficiencia energética. Por ejemplo, EU4Energy —una iniciativa creada de forma conjunta con el Consejo de Reguladores de Energía de Europa y la Agencia Internacional de la Energía y puesta en marcha en 2016— se centra en Moldavia y Ucrania, junto con Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia y Georgia, en la actual segunda fase del programa (2021-2025). La iniciativa está diseñada para apoyar las aspiraciones de los países objetivo de aplicar políticas energéticas sostenibles y fomentar el desarrollo regional cooperativo del sector energético. El Pacto de los Alcaldes por el Clima y la Energía de la Comisión Europea, cuyo objetivo es reunir a las autoridades locales y regionales europeas para que contribuyan voluntariamente a aumentar la eficiencia energética y el uso de FER, incluye a muchas ciudades y municipios de Ucrania y Moldavia. La UE y los países miembros también han prestado ayuda en el marco del fondo de la Asociación para la Eficiencia Energética y el Medio Ambiente de Europa Oriental, un programa creado por iniciativa de Suecia en 2009. Del presupuesto total (1355 millones de euros), 982 millones se asignaron a 25 proyectos en Ucrania y 114 millones a siete proyectos en Moldavia. Los fondos desembolsados en el marco de la iniciativa se destinan, entre otros fines, a mejorar la eficiencia energética de los edificios sanitarios y otras instalaciones públicas.

Relatos sobre la energía

Las actuales autoridades de ambos países han conformado un relato dominante en torno al fortalecimiento de la soberanía energética. Entre marzo y abril de 2023, la red de investigadores asociados del European Council on Foreign Relations realizó una encuesta en todos los estados miembros de la UE y en Ucrania y Moldavia sobre el planteamiento de los responsables políticos respecto a la soberanía energética tras el estallido de la invasión rusa de Ucrania. Entre las cuestiones planteadas figuraban la conceptualización de la soberanía energética, los principales retos y amenazas en este ámbito y las medidas adoptadas y previstas para reforzarla. Nuestros investigadores descubrieron que la cuestión de la soberanía energética adquirió relevancia en los círculos políticos y en el discurso público de ambos países tras el estallido de la guerra.

Las autoridades de ambos países están adoptando un enfoque integral e innovador de la soberanía energética, considerándola no solo a través del prisma de la seguridad del suministro de materias primas, sino también de la eficiencia energética y los objetivos climáticos. Según declaraciones del Gobierno ucraniano, Ucrania planea convertirse en un centro de energía verde líder en Europa, e integrar la producción de energía con el desarrollo de tecnologías verdes. El ministro de Energía ucraniano ha subrayado el papel de las energías renovables en la mejora de la seguridad energética citando la experiencia de Ucrania durante la guerra y su contribución a la estabilidad europea mediante la sincronización de los sistemas eléctricos. Aunque las autoridades moldavas han hecho especial hincapié en la necesidad de encontrar fuentes de suministro alternativas debido a su ya antigua y fuerte dependencia de los recursos energéticos procedentes de Rusia, a largo plazo también consideran las cuestiones de transición energética un importante componente del fortalecimiento de la soberanía energética. El Gobierno prevé aumentar significativamente el ritmo de los proyectos de FER, con el objetivo de incrementar su cuota hasta el 30 por ciento del consumo eléctrico de Moldavia de aquí a 2030.

Las élites de ambos países también parecen considerar que la cooperación con terceros países, incluidos la UE y los Estados miembros, es un medio importante para reforzar la soberanía energética, y no solo para responder a situaciones de crisis. Esto lo evidencian sus planes a largo plazo de cooperar con la UE y los Estados miembros en nuevos proyectos para reforzar su soberanía energética. (En la actualidad, Moldavia se centra principalmente en la construcción de una línea de alta tensión de Vulcanesti a Chisináu. Se espera que esta conexión permita importar electricidad de Rumanía a Moldavia por la margen derecha del río Dniéster en los próximos años. (La finalización de la línea está prevista para 2025.) Moldavia también está interesada en el desarrollo de proyectos conjuntos de generación de energía con Rumanía y en aumentar la capacidad del interconector de gas Ungheni-Chisináu. Ucrania está centrada en establecer un corredor de hidrógeno que la conecte con Eslovaquia, la República Checa, Austria y Alemania. El corredor aumentaría la seguridad energética de Ucrania y la integraría en la red energética europea, además de estimular el crecimiento de la industria ucraniana del hidrógeno y permitir que su producción entre sin problemas en el mercado energético europeo. Además, en 2024, ambos países (junto con Eslovaquia) se unieron al plan de transporte de gas del Corredor Vertical Europeo, que agrupa a los operadores de los sistemas de transporte de gas de Grecia, Bulgaria, Hungría y Rumanía y cuyo objetivo es mejorar la seguridad y diversificación energéticas modernizando sus redes para facilitar el transporte de gas de sur a norte y viceversa.

Los beneficios mutuos de la cooperación

Hasta ahora, los países vecinos del Este se han beneficiado principalmente de las acciones de la UE y sus países miembros en el contexto del fortalecimiento de su propia soberanía energética. Sin embargo, ambos —y sobre todo Ucrania— tienen potencial para ayudar a reforzar la soberanía energética de la UE y sus países miembros, gracias a sus materias primas, el desarrollo de las FER y sus infraestructuras.

Ucrania tiene un gran potencial en el sector gasístico. En primer lugar, Ucrania alberga algunas de las mayores reservas probadas de gas natural de Europa (después de Noruega), estimadas en hasta 1,1 billones de m3 en diciembre de 2020 (dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de Ucrania, es decir, incluidas Crimea y otras zonas ocupadas por Rusia). La producción de gas de Ucrania es también la segunda mayor de Europa después de Noruega y, a pesar de la guerra, se mantiene a un nivel relativamente alto (18,5 bcm en 2022 y 18,7 bcm en 2023).

En segundo lugar, Ucrania alberga infraestructuras de gas que podrían ser útiles para la UE a medida que diversifique sus fuentes de suministro. La extensa red de gas de Ucrania, que ya ha permitido el tránsito de gas ruso para los consumidores europeos, podría transportar gas del mar Negro o de la región del Caspio a través del gasoducto transbalcánico. Podría hacerlo, sobre todo, tras la construcción de una terminal de gas natural licuado (GNL) en la costa ucraniana del mar Negro que se lleva considerando desde hace más de una década. Ucrania también podría ayudar a Europa a almacenar gas; el país tiene el mayor sistema de almacenamiento de gas (30 bcm) de Europa y el tercero por capacidad del mundo, solo por detrás de Estados Unidos y Rusia. Esta capacidad no solo garantiza la seguridad energética de Ucrania, sino que también podría ser utilizada por clientes europeos. Algunas empresas de la UE ya lo están haciendo: a principios de 2024, unos 2 bcm de gas almacenado en Ucrania pertenecían a empresas de la UE, pero el potencial de explotación es mucho mayor.

La cooperación con Ucrania en cuanto al hidrógeno podría reforzar aún más la soberanía energética de la UE. Según los investigadores ucranianos, Ucrania podría producir, con un desarrollo adecuado de la energía eólica, hasta 19,5 millones de toneladas de hidrógeno verde al año, lo que supondría el doble de los planes de producción anual de la UE para 2030. La UE ya considera Ucrania uno de los tres principales corredores posibles para la importación de hidrógeno verde (junto con la región del mar del Norte y el Mediterráneo), y en febrero de 2023 firmó un memorando de entendimiento con Ucrania sobre una asociación estratégica en materia de biometano, hidrógeno y otros gases sintéticos. Los proyectos de hidrógeno que cumplan las normas de seguridad de la UE pueden obtener el estatus de proyectos de interés mutuo en el marco del reglamento sobre las redes transeuropeas energía de la UE. La primera lista de proyectos de interés mutuo de la Comisión Europea, publicada en noviembre de 2023, incluye un proyecto de corredor genérico destinado a transportar hidrógeno de Ucrania a Eslovaquia, la República Checa, Austria y Alemania.

Ambos países, y sobre todo Ucrania, tienen también un gran potencial para el desarrollo de FER, que podrían permitir la producción de energía limpia no solo para el consumo doméstico, sino también, en el caso de Ucrania, para la exportación a la UE.

En teoría, Ucrania tiene el mayor potencial de FER de los países del sudeste de Europa, aunque las estimaciones varían. El Gobierno ucraniano calcula que el potencial de desarrollo de la energía eólica en el país frente a las costas del mar Negro y el mar de Azov es de 140 GW. Los expertos ucranianos, por su parte, calculan que las fuentes de energía renovable en Ucrania podrían proporcionar hasta 874 GW en total, entre solar (83 GW), eólica terrestre (438 GW) y eólica marina (250 GW). En una conferencia sobre la reconstrucción de Ucrania organizada en junio de 2023 en Londres, el Ministerio de Energía ucraniano presentó sus planes de inversión en el sector energético, e indicó que Ucrania quiere tener 230 GW de capacidad de generación solar y eólica, 38 GW de capacidad de almacenamiento de energía y 69 GW de capacidad de electrolizadores para producir hidrógeno verde para 2050. Al margen de cuál de las estimaciones anteriores sea más realista, es evidente que Ucrania tiene capacidad para producir grandes cantidades de energía limpia. Según la CEPE, la bioenergía, la energía hidráulica, la solar y la eólica podrían representar casi el 80 por ciento de la generación total de energía de Ucrania en 2050.

Moldavia también tiene cierto potencial para el desarrollo de proyectos de FER, aunque bastante menor que Ucrania. Según un informe de 2017 de la Agencia Internacional de Energías Renovables, Moldavia podría ampliar su energía eólica a 21 GW y la capacidad total de generación de FER a 27 GW. Desde la perspectiva de la UE, aunque Moldavia no se convertirá en una fuente de importaciones de energía limpia como Ucrania, el desarrollo de proyectos de FER en el país sería beneficioso, ya que reduciría el consumo moldavo de combustibles fósiles y, por tanto, también aliviaría la carga de la UE y sus países miembros respecto a las ayudas para mantener el suministro de gas de Moldavia durante las crisis.

Ucrania también podría desarrollar proyectos de biometano. Según el Comité Nacional Ucraniano de Regulación Energética, el país podría producir 22 bcm de biometano anuales, parte del cual se podría exportar a la UE. De hecho, Ucrania ya dispone de los recursos y la infraestructura necesarios, incluidas unas redes de transmisión adecuadas que no requerirían mejoras adicionales para transportar biometano. Ucrania también dispone de grandes recursos de materias primas y grandes extensiones de tierra cultivable para desarrollar el potencial de producción agrícola de biometano. La UE prevé producir 35 bcm de biometano al año de aquí a 2030 y se calcula que Ucrania podría satisfacer hasta el 20 por ciento de esta demanda.

La UE también podría beneficiarse del acceso a las materias primas críticas (MPC) de Ucrania, importantes para la propia transición energética de la UE. Ucrania posee recursos de la mayoría de las materias primas que figuran en la última lista de MPC de la UE, incluidas algunas que esta identifica como MPC de importancia estratégica. Por ejemplo, Ucrania posee las mayores reservas de litio de Europa, utilizado, entre otras cosas, en la fabricación de baterías para coches eléctricos. En 2021, Ucrania también representaba alrededor del 7 por ciento de la producción mundial de titanio y era el séptimo exportador mundial de mineral de titanio. El dióxido de titanio es un valioso producto químico que puede ayudar a mejorar la eficiencia de las baterías al prolongar tanto su capacidad de almacenamiento de energía como su vida útil, y —junto con el litio— es una de las MPC que la UE considera estratégicas. Además, Ucrania posee algunas de las mayores reservas europeas de grafito, que se utiliza en tecnologías de almacenamiento de energía como las baterías de iones de litio, así como yacimientos de níquel y cobalto, importantes para la fabricación de baterías.

Su importante potencial de producción de energía verde y su estatus como país con la mayor capacidad de generación nuclear de Europa hacen que Ucrania pueda ser también una fuente de importación de electricidad baja en carbono para los países miembros de la UE. En las tres últimas décadas, Ucrania ha exportado electricidad, y siguió haciéndolo, en pequeñas cantidades, a Moldavia, Polonia, Eslovaquia, Rumanía y Hungría incluso en el primer año de la guerra. Debido a los ataques rusos a las infraestructuras energéticas de Ucrania, Kiev se vio obligada a suspender las exportaciones de electricidad en octubre de 2022, pero las reanudó, de nuevo en pequeñas cantidades, a Moldavia y los países de la UE en abril de 2023. La UE espera, a largo plazo, sobre todo cuando acabe la guerra, poder importar electricidad limpia de Ucrania en el marco de su iniciativa REPowerEU.

Por último, Ucrania puede aportar importantes conocimientos sobre la protección de las infraestructuras energéticas en toda Europa basándose en su experiencia frente a los ataques rusos, lo que podría reforzar aún más la soberanía energética de la UE. La seguridad de las infraestructuras energéticas de la UE se ha convertido en un motivo de preocupación, sobre todo tras los daños sufridos por los gasoductos Nord Stream 1 y 2, el interconector del Báltico y los ciberataques a las infraestructuras energéticas danesas.

Los obstáculos por delante

Varios factores favorecen claramente una cooperación energética más estrecha entre la UE y los países miembros con sus vecinos orientales, lo que reforzaría la soberanía energética de todas las partes implicadas.

Tanto las sociedades como las actuales autoridades de Moldavia y Ucrania están inequívocamente a favor de la integración más estrecha posible en las estructuras occidentales, incluida la UE. En Ucrania, ha sido así desde la victoria de la “Revolución de la Dignidad” contra los crecientes vínculos del gobierno con Rusia y la consiguiente caída del gobierno de Yanukóvich en 2014, mientras que Moldavia comenzó a tomar un rumbo inequívocamente proeuropeo en 2021. La actual guerra rusa en Ucrania y su política agresiva hacia Moldavia han afianzado aún más esta tendencia, que probablemente se mantendrá a largo plazo.

La UE también ha reevaluado su pensamiento estratégico, lo que ha suscitado una nueva atención a su propia soberanía energética y a la de sus vecinos orientales. Tras la invasión rusa de Ucrania, la UE trabajó con rapidez para reducir su dependencia del suministro energético ruso y ayudar a sus vecinos orientales a hacer lo mismo.

Sin embargo, la actual guerra en Ucrania está obstaculizando la intensificación de la cooperación energética a largo plazo. En el caso de Ucrania, la cuestión clave es la magnitud de los daños causados por la guerra y la cantidad estimada de dinero necesaria para reconstruir el país. El Banco Mundial calcula que el coste total de la reconstrucción asciende a casi 486.000 millones de dólares, más del doble de la economía ucraniana antes de la guerra. Según la ONU, solo la reconstrucción del sector energético ucraniano, gravemente dañado por los constantes bombardeos, requerirá un desembolso aproximado de 47.000 millones de dólares. La UE ha anunciado una ayuda adicional de 50.000 millones de euros entre 2024 y 2027 a través de un nuevo instrumento de financiación, el Mecanismo para Ucrania. Sin embargo, estos fondos se refieren a inversiones en todos los ámbitos de funcionamiento del Estado, y se desconoce qué parte de esta cantidad se destinará a la energía, si es que se destina alguna.

Teniendo en cuenta los planes de Kiev en materia de inversiones en energía verde (FER e hidrógeno) y el desarrollo de otros sectores, como la energía nuclear y el gas, las autoridades ucranianas calculan que las necesidades de inversión del país alcanzarán los 400.000 millones de dólares de aquí a 2050. Sin embargo, Moldavia y Ucrania tienen climas de inversión relativamente débiles. Antes de la guerra, la inestabilidad normativa de Ucrania, que incluía cambios en las normas fiscales del sector de extracción de gas, entre otros factores, dificultaba la atracción de inversores. A Moldavia también le resulta difícil atraer inversiones, sobre todo de agentes privados. Y, aunque en Ucrania se están produciendo avances positivos incluso durante la guerra (por ejemplo, una ley aprobada en Ucrania que introduce condiciones favorables para la inversión en el sector del biogás y el biometano, incluida la exención del impuesto sobre la renta durante cinco años, del impuesto sobre bienes inmuebles y del IVA y los derechos de aduana al importar nuevos equipos y componentes), sigue sin saberse lo fácil que será introducir y aplicar la normativa legal después de la guerra. El avance en la aplicación de la política energética y climática será también uno de los retos fundamentales en el contexto de la integración de Ucrania en la UE.

Además, hay sectores concretos que se enfrentan a otras dificultades. Por ejemplo, a pesar de tener un gran potencial para la producción de hidrógeno, Ucrania no cuenta hasta ahora ni con una estrategia para el hidrógeno, ni con un marco jurídico para el desarrollo de proyectos de hidrógeno, ni con infraestructuras adecuadas.

Los siguientes pasos

Para lograr la mayor sinergia posible en los esfuerzos de la UE y sus vecinos orientales por reforzar mutuamente la soberanía energética, ambas partes tendrán que seguir dando pasos estratégicos en los próximos años.

Para los vecinos del Este

Adoptar un enfoque progresivo de la soberanía energética

Ucrania y Moldavia deben traducir sus relatos sobre la soberanía energética en la determinación de aplicarlos en la realidad. Los países de la vecindad oriental deben cambiar permanentemente su enfoque de la soberanía energética y pensar en ella no solo en términos de seguridad de abastecimiento —independencia energética de Rusia y diversificación de las fuentes de suministro—, sino también de energía limpia y eficiencia energética. Esto se aplica especialmente a Moldavia, que debería aspirar a romper de forma definitiva sus relaciones energéticas con Rusia no solo en el sector de la electricidad, sino también en el del gas, y en particular eliminar a Gazprom de la estructura propietaria de su mayor empresa gasística, Moldovagaz (en la que Gazprom aún posee el 51 por ciento de las acciones).

La UE y sus vecinos del Este deben hacer de la mejora de la eficiencia energética uno de sus objetivos estratégicos comunes. Moldavia y Ucrania deberían utilizar los fondos puestos a su disposición por el BEI y el BERD para aplicar medidas de mejora de la eficiencia energética. En particular, deberían aprovechar y ampliar las oportunidades de proyectos en el marco de la Asociación para la Eficiencia Energética y el Medio Ambiente de Europa Oriental. También deberían reforzar la cooperación bilateral con algunos países miembros de la UE que han declarado dispuestos a compartir su experiencia en este campo. A nivel bilateral, Francia, Alemania, Polonia y Suecia están llevando a cabo o planificando una cooperación con sus vecinos del Este para mejorar la eficiencia energética.

Cumplir con la normativa de la Comunidad de la Energía

Ucrania y Moldavia deben seguir aplicando reformas en el sector energético, incluidas las derivadas de su pertenencia a la Comunidad de la Energía o relacionadas con el proceso de ahondamiento en su integración en la UE. Tras el fin de la guerra en Ucrania, será importante que los dos países tomen medidas contra la monopolización de los mercados y liberalicen totalmente los mercados de la electricidad y el gas, garanticen unas normas de gobernanza adecuadas a las de la OCDE para las empresas energéticas estatales y avancen más en las reformas de las tarifas y la concesión de subvenciones, eliminando gradualmente las obligaciones de servicio público y sustituyéndolas por ayudas sociales a los consumidores de energía vulnerables. Estas medidas servirán para profundizar en la integración de Moldavia y Ucrania con la UE y, en consecuencia, contribuirán a aumentar la resiliencia de sus sistemas energéticos.

Flexibilizar las infraestructuras

Tanto Moldavia como Ucrania deben prepararse para nuevos usos de sus infraestructuras de transmisión en las nuevas condiciones geopolíticas. Esto es especialmente importante para Ucrania, que durante una década ha servido de país de tránsito para las importaciones de gas y petróleo a los países de la UE procedentes de Rusia. En diciembre de 2024 expirarán los acuerdos de tránsito entre Rusia y Ucrania, que tendrá que encontrar un nuevo uso a su importante red de gasoductos para mantenerla. La red ucraniana de gasoductos podría utilizarse para exportar el excedente de producción de gas de Ucrania o para el tránsito de gas procedente de otras fuentes. Por ejemplo, el gas azerbaiyano exportado por el gasoducto transbalcánico podría llegar a Eslovaquia u otros países de la UE a través de Moldavia y Ucrania. El Gobierno ucraniano ya se planteaba antes de la guerra utilizarlo para transportar gas importado a mediante una posible terminal de GNL en la costa ucraniana del mar Negro.

Ucrania y Moldavia también deben modernizar y ampliar sus redes eléctricas. En el caso de Ucrania, esto es necesario debido a la continua destrucción asociada a la agresión rusa. Sin embargo, Moldavia también necesita inversiones en la red, sobre todo si quiere ampliar su potencial de FER en el futuro. De hecho, la expansión del potencial de las FER requiere una red suficientemente desarrollada para absorber la electricidad producida por las instalaciones eólicas o fotovoltaicas en el sistema.

Aprovechar los formatos de cooperación internacionales

Dada la multiplicidad de formatos de cooperación en los que participan los países vecinos del Este, es importante crear sinergias entre ellos. Además de los formatos ya utilizados en las relaciones con la UE, Kiev y Chisináu deberían hacer uso de otros formatos de cooperación suprarregional que han surgido en Europa Central y Oriental en la última década, dentro de los cuales algunos países han hecho mucho hincapié en el fortalecimiento de la soberanía. Un ejemplo de ello es la Iniciativa de los Tres Mares, un proyecto iniciado en 2015 por los presidentes de Polonia y Croacia que agrupa a 13 países centroeuropeos con el objetivo estratégico de preservar y reforzar la unidad de la UE y el espacio euroatlántico a través de tres pilares: transporte, energía y digital. Polonia y Rumanía ya han manifestado su interés y su voluntad política de cooperar con países como Moldavia y Ucrania en el marco de la iniciativa. Para ello, Ucrania y Moldavia también podrían servirse de la Comunidad Política Europea, a la que pertenecen 47 países europeos, incluidos países no pertenecientes a la UE, como el Reino Unido y Turquía.

Para la UE

Garantizar un apoyo global a Moldavia y Ucrania antes de la adhesión

En la dinámica situación geopolítica relacionada con la agresión rusa contra Ucrania, la UE debería estar decidida no solo a proseguir con coherencia el proceso de integración en la UE de Moldavia y Ucrania, sino también a reforzar sus propias capacidades para responder a los intentos de Rusia de desestabilizar a estos vecinos orientales. solo la adhesión de Ucrania y Moldavia a la UE puede crear una base sostenible para reforzar la cooperación y utilizar el pleno potencial de todas las partes para fortalecer la soberanía energética. Por tanto, la UE debe demostrar su determinación de cumplir este compromiso político con Moldavia y Ucrania. Debería utilizar todos los formatos multilaterales existentes a su alcance para estrechar la cooperación política y económica (incluida la energética) con sus vecinos orientales.

Los países miembros también deberían tratar de reforzar su cooperación bilateral con sus vecinos del Este. Polonia puede desempeñar un papel especial en este sentido, sobre todo porque es el mayor vecino de Ucrania y está interesada en participar en la reconstrucción de Ucrania y especialmente comprometida en ayudar a la reforma de Moldavia. El nuevo gobierno proeuropeo formado en diciembre de 2023 también podría construir una coalición para la cooperación energética con sus vecinos del Este junto con Alemania, y quizá también Francia, como parte del recientemente reactivado Triángulo de Weimar.

Poner en marcha proyectos energéticos conjuntos

La UE debería planificar más proyectos energéticos conjuntos con sus vecinos del Este. Es una debilidad importante que, aparte del corredor de hidrógeno con Ucrania, la lista de proyectos de interés común y mutuo publicada por la UE en noviembre de 2023 no incluya otros relativos a la mejora de los vínculos infraestructurales entre la UE y Ucrania y Moldavia. En el sector de la electricidad brillan por su ausencia. La ejecución de estos proyectos será importante para el comercio de electricidad entre la UE y los países vecinos, lo que podría reforzar la soberanía energética tanto de la UE como de sus vecinos orientales. Al mismo tiempo, a la UE y a los países miembros les interesa que la integración progresiva, por ejemplo, en el ámbito de los mercados de la electricidad, se lleve a cabo en condiciones de competencia leal entre los actores de la UE y las empresas de Ucrania y Moldavia.

Contribuir a la seguridad del abastecimiento energético

Aunque el potencial de materias primas de la UE es limitado, algunos países disponen de recursos que podrían utilizarse para satisfacer parte de las necesidades de los países vecinos del Este. Rumanía, que cuenta con uno de los mayores recursos energéticos de Europa, podría desempeñar un papel especialmente importante en este contexto. Se calcula que sus recursos de gas en la plataforma del mar Negro se sitúan entre los 80.000 y los 200.000 millones de m3, lo que le permitiría asegurar sus propias necesidades durante unos veinte años o, a medio plazo, servir de alternativa a los suministros rusos a otros países de la región, como Moldavia. En cuanto a la producción de electricidad, Rumanía cuenta con un mix energético diversificado y una red de interconexiones bien desarrollada con los países vecinos que puede funcionar en dos direcciones (para importar y exportar). Debido a su ubicación, Rumanía también podría desempeñar el papel de país de tránsito para la transmisión de recursos energéticos (por ejemplo, de gas a través del gasoducto transbalcánico) o electricidad de terceros países.

Los países miembros de la UE deben ayudar a Ucrania para que siga diversificando sus fuentes de suministro de combustible nuclear. Los países que cuentan con energía nuclear en su propio mix energético, como Bulgaria, Francia, Rumanía, Eslovaquia y Suecia, pueden proporcionar apoyo logístico para el transporte de combustible nuclear de fuentes alternativas y ser socios para mejorar la cooperación en el ámbito nuclear tras el fin de la guerra. La llamada alianza nuclear que ha surgido en la UE bajo el liderazgo no oficial de Francia podría ser útil en este sentido, al apoyar asociaciones con Ucrania para poner en marcha proyectos nucleares conjuntos.

Mejorar la eficiencia energética de los vecinos del Este

En su estrategia de política energética exterior, la UE pide que el ahorro y la eficiencia energéticos se conviertan en prioridades a escala mundial. Por tanto, debe apoyar a los países vecinos para que mejoren la eficiencia energética. Como plantean, entre otros, los participantes en el proyecto Green Deal Ukraïna, la UE y sus países miembros deben ayudar a sus vecinos del Este a desarrollar normas sólidas de eficiencia energética y materiales de construcción, tanto para edificios nuevos como reformados, que abarquen los sectores residencial y no residencial y todo el proceso de construcción. Estas normas deben incluir el control de la eficiencia energética de los componentes y el proceso de construcción para que se ajusten a la evolución de la normativa de eficiencia de la UE, fomentando prácticas sostenibles y objetivos de descarbonización a largo plazo.

Aumentar las inversiones en la región

La energía debe convertirse en uno de los ámbitos de cooperación clave para reforzar la soberanía de Moldavia y Ucrania y, por tanto, su resistencia a las acciones agresivas y desestabilizadoras de Rusia. Aunque la UE ha brindado hasta ahora una importante ayuda financiera a Ucrania y Moldavia, tanto directamente como en cooperación con las instituciones financieras europeas, la magnitud de las necesidades (sobre todo en Ucrania) exige mayores esfuerzos en este ámbito. La inversión directa de la UE o de empresas de países de la UE en el sector de las FER de Ucrania, el corredor del hidrógeno o la infraestructura gasística ucraniana podría reforzar la soberanía energética de la UE al garantizar un suministro seguro de electricidad o gas limpios, los cuales seguirán necesitando los países de la UE durante al menos la próxima década.

Para ello, la UE debería utilizar y proporcionar apoyo organizativo y experto a instrumentos de reciente creación como AidEnergy, una plataforma electrónica creada en marzo de 2023, mediante la cual el BERD, en asociación con otros donantes e instituciones financieras internacionales, y el Ministerio de Energía ucraniano crean una lista centralizada de necesidades del sector energético. El objetivo de la plataforma no es solo identificar las necesidades actuales del sector energético ucraniano, sino también las necesidades a más largo plazo. Teniendo en cuenta las necesidades de inversión a largo plazo del sector energético ucraniano, la UE también podría prestar apoyo mediante garantías financieras a los proyectos más estratégicos.

Los países miembros e instituciones de la UE también deben proseguir su labor de confiscación de los activos rusos congelados, que podrían utilizarse para la reconstrucción de Ucrania, incluidas las inversiones en el sector energético. La ley aprobada por la UE en febrero de 2024 para reservar los beneficios extraordinarios obtenidos con los activos congelados de los bancos centrales rusos es, en este sentido, un paso en la buena dirección.

Sobre el autor

Szymon Kardaś es investigador principal sobre energía del programa European Power, en la oficina de Varsovia del European Council on Foreign Relations. Su análisis se centra en la geopolítica del nuevo entorno energético europeo.

Agradecimientos

El autor desea dar las gracias a los expertos y profesionales que trabajan en el sector de la energía en instituciones y empresas de Polonia, pero también de Ucrania, Eslovaquia y Alemania, por sus debates sobre el tema tratado en este policy brief. También le debo una gratitud especial a quienes aportaron comentarios sobre la primera versión del texto, y en particular a Susi Dennison. El autor desea agradecer especialmente a Flora Bell su grata y fructífera colaboración en la edición de la versión final del texto, sobre todo por sus valiosísimas sugerencias, preguntas y comentarios. También debo dar las gracias a Nastassia Zenovich por los bellos gráficos incluidos en el texto.


[i] Argus Eurasia Energy, informe semanal, por suscripción, 23 de febrero de 2023.

[ii] Ibid.62592

[iii] Ibid.

[iv] Argus Eurasia Energy, informe semanal, por suscripción, 22 de enero de 2024.


Policy Brief traducido por Verónica Puertollano

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.