Una Europa flexible, pero ¿hasta qué punto?

La encuesta EU28 de ECFR muestra que hay espacio político para una Europa de diferentes velocidades para llevar adelante el proyecto europeo.

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La Encuesta EU28 de ECFR muestra que hay espacio político para una Europa de diferentes velocidades para llevar adelante el proyecto europeo.

El 5 de septiembre, el presidente polaco, Andrzej Duda, advirtió que la creación de una Europa de varias velocidades podría «dividir» a la UE en «estados de clase A, B y C». ¿Cuánta verdad hay en esta afirmación? La Encuesta EU28 de ECFR – realizada entre profesionales y observadores expertos en política de los 28 Estados miembros – arroja luz sobre el margen presente en la Unión Europea para una geometría flexible. 

¿El núcleo contra la periferia?

Durante la última década, los expertos han debatido sobre la existencia de una división norte-sur en la UE y, desde la ampliación de 2004, también respecto a la aparición de un un cisma entre antiguos miembros en occidente y nuevos miembros en el este y sur. Desde el punto de vista financiero, hay otra división entre contribuyentes netos y beneficiarios del presupuesto europeo. Estas líneas divisorias separarían a la UE de acuerdo con los conceptos marxistas de «núcleo» y «periferia» – el primero abarcando a los ricos estados del noroeste con una larga tradición europea; y el segundo formado por miembros menos prósperos y más nuevos ubicados en el este y en el sur.

La Encuesta EU28 no refuta la importancia de la geografía y la riqueza en la compleja red de relaciones entre los Estados miembros. Mide tres «indicadores de proximidad»: el grado en que los Estados miembros comparten preferencias, se ponen en contacto y se encuentran mutuamente receptivos. En conjunto, revelan una amplia debilidad de lazos sólidos entre los miembros del noroeste y sus homólogos del sur (sólo 17 de los 48 votos posibles entre sí sobre los tres indicadores); entre los estados miembros del noroeste y del este (23 de 117); así como entre contribuyentes netos y beneficiarios (49 de 187). Además, las preferencias dirigidas desde el sur y el este hacia el noroeste, y desde los países en desarrollo a los países más prósperos de la UE a menudo no son recíprocas (véase la figura 1).

Sin embargo, el conjunto de datos de ECFR demuestra que las suposiciones de un 'núcleo' frente a una 'periferia' están equivocadas: no hay bloques unificados. Hay brechas en los vínculos entre los miembros del noroeste (62 de los 78 votos posibles), y más aún entre los países del sur y del este de la UE (sólo 1 de 54) (véase el gráfico 1). Mirar más allá de la falta de vínculos entre los países «centrales» y «periféricos» para luego encontrar sólo parches de relaciones en ambos lados de la división asumida es un hallazgo crítico. El hecho de que los parámetros en gran medida fijos (tales como la geografía y el desarrollo económico) no determinen grupos cerrados, deja margen a una integración flexible.

Figura 1. se basa en los datos acumulados de las preguntas de la encuesta EU28: «¿En su opinión o experiencia, con qué otros gobiernos se pondría su gobierno en contacto en primer lugar y/o con mayor frecuencia enasuntos de la UE?; ¿(«…») generalmente comparten muchos de los intereses y preferencias de su propio país en las políticas de la UE?;¿(«…») y han demostrado ser más receptivos o son más fáciles de trabajar? (Seleccione hasta cinco»). Representados son lazos fuertes (es decir, por encima del umbral de un un valor de empate promedio de 7,5%). El grosor de la línea representa el valor promedio de paridad entre los países. En contraste con las líneas azules, las grises no son recíprocas por encima del umbral. En el gráfico los actores son ordenados al azar – en lugar de hacerlo según las supuestas líneas divisorias.  

¿Más contra menos integracionista?

Los seis padres fundadores de la UE (Alemania, Francia, Italia y los países del Benelux) son actualmente los más comprometidos con una integración más profunda. Los encuestados de toda la UE los perciben como los más pro integración (con la excepción de los Países Bajos), así como revelan que los seis fundadores generalmente tienen una preferencia más fuerte por trabajar con todos los Estados miembros y están menos interesados en la construcción de coaliciones flojas y ad hoc.

Pero, de nuevo, este compromiso compartido por una integración más profunda no separa a los seis fundadores en un grupo cerrado. Los indicadores de proximidad de la encuesta EU28 nos muestran que Italia y los Países Bajos, por ejemplo, comparten pocos intereses, no se ponen en contacto a menudo y son más bien indiferentes el uno con el otro. Lo mismo ocurre con París y La Haya – aunque este último no puede evitar ponerse en contacto con Francia en muchas ocasiones. Alemania no considera a Italia como un país con ideas afines o fácil de trabajar. Incluso el grupo Benelux no es un frente unido; Luxemburgo puntúa bajo con los Países Bajos en los tres indicadores.

Lo mismo ocurre en el lado opuesto del espectro pro integración: Grecia, Dinamarca, Hungría y el Reino Unido -todos los escépticos con respecto a una integración más profunda- no suelen estar cerca (véase la figura 1). Por supuesto, la oposición a una «mayor Europa» y una mayor preferencia por la toma de decisiones a nivel nacional son premisas insuficientes para dar inicio a una asociación constructiva.

Vale la pena señalar que puede haber lazos estructurales fuertes incluso entre aquellos que están más y menos comprometidos con una integración más profunda (9 de 36 votos posibles). Un ejemplo de ello son los fuertes vínculos recíprocos entre Alemania y el Reino Unido.

Una idea para el nuevo gobierno en Berlín: Hay espacio para una integración flexible

Las estructuras comunes europeas de defensa y la gobernanza de la zona euro son ámbitos políticos en los que los Estados miembros empezarán a explorar una mayor integración después de las elecciones federales alemanas del 24 de septiembre. Echando un vistazo a los defensores de las coaliciones (legalmente vinculantes y ad hoc) (ver Figura 2), dos cosas son evidentes. Por un lado, los Estados miembros con la mayor preferencia por este nivel de toma de decisiones, no constituyen un grupo de precursores en la zona euro y en la PCSD. El Explorador de Coaliciones en la UE (EU Coalition Explorer) muestra que normalmente no se perciben como socios esenciales en la política fiscal o de seguridad y defensa. Por otra parte, la variedad de miembros que prefiere este nivel de participación confirma que la apertura a abandonar el enfoque tradicional «todo incluido» se encuentra en todos los rincones de la UE.

En contraste con el malestar por la condición excluyente de una Europa de diferentes velocidades, tal cual expresó el Presidente Duda, es prometedor observar que los parámetros fijos y la idea sobre la integración no parezcan dividir a la UE28 en grupos distintos. Más bien, la Encuesta EU28 de ECFR muestra que hay espacio político para una Europa de diferentes velocidades para llevar adelante el proyecto europeo más allá del 60 aniversario del Tratado de Roma.

Si bien hasta ahora Berlín ha mostrado inseguridades respecto a una integración flexible – derivada de su responsabilidad histórica por la unidad europea – estos resultados deberían aliviar sus preocupaciones. Berlín necesita ahora superar su incomodidad y apoyar iniciativas flexibles. Después de todo, el que gana más por una diferenciación inclusiva es quien tenga una mentalidad más integradora. 

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.