La UE en busca de tierras raras: ¿Y si las materias primas del futuro estuvieran en África?

La Ley de Materias Primas Fundamentales de la UE brinda la oportunidad de redefinir la relación de la UE con África, pero solo podrá hacerlo con la participación del sector minero y de los agentes industriales europeos

Rustenburg, Sudáfrica, 15 de octubre de 2012, Grandes volquetes transportando platino para su procesamiento con inspectores de seguridad minera en primer plano
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La propuesta de Ley de Materias Primas Fundamentales de la Unión Europea, presentada por el Comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, es un anticipo de los planes de la UE para competir en el espacio de las materias primas fundamentales (CRM por sus siglas en inglés o ‘tierras raras’). Estos elementos son esenciales para las transiciones ecológica y digital de la UE, así como para las compañías tecnológicas, de defensa y espaciales.

La proposición europea tiene en cuenta tanto su propia capacidad para suministrar tierras raras como su necesidad de abastecimiento a países externos, creando una oportunidad para rediseñar la relación que tiene la UE con África. Pero solo podrá hacerlo si los principales Estados interesados se sientan a la mesa de negociaciones para llegar a un punto en común.

Con el Acta de Materias Primas Fundamentales, la UE se propone pasar a una acción rápida. Esto se evidencia en la definición que hace la propia ley de un subconjunto, definiéndolas como «materias primas estratégicas», lo que supone aumentar su producción en los próximos años, que se traduce en un aumento del riesgo en la cadena de suministros. La lista incluye los principales minerales que se emplean para baterías, que también son fundamentales para las principales industrias europeas, incluidos los vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía verde.

La Ley pretende reforzar de la misma manera las cadenas de estas «materias primas estratégicas», desde su extracción hasta su transformación y reciclado. Para ello, seleccionará «proyectos estratégicos», que se beneficiarán de una mayor comodidad para la obtención de permisos de extracción. Dentro del documento, se definen los objetivos de extraer el 10%, transformar el 40% y reciclar el 15% del consumo anual de este tipo de materiales.

La ley también pretende diversificar el abastecimiento de tierras raras procedentes de otros lugares. Para ello, la UE creará «asociaciones estratégicas» con terceros países. A través de estos bloques, tratará de integrar las cadenas de valor industrial y mineral con otros países que sean socios, para cooperar con ellos. La UE ya ha firmado pactos con Canadá, Ucrania, Namibia, Kazajistán... y hay más en marcha, incluso llegando a regiones africanas. Con los países en desarrollo, la UE pretende diferenciarse apostando por la sostenibilidad y el trabajo local. Para ello, utilizará el Portal Mundial para apoyar proyectos de infraestructuras, conectividad y gestión de las relaciones con los clientes.

Para hacer esto realidad, la UE tendrá que colaborar igualmente con el sector privado —dentro y fuera de sus fronteras—, para estructurar, financiar y ejecutar los proyectos que sean necesarios. En el contexto de las asociaciones estratégicas con los países africanos, esto significará sentar en la mesa al sector minero africano y a los agentes industriales europeos, siendo que ninguno participa actualmente en estos debates.

La mayor parte de la exploración en África corre a cargo de empresas ubicadas en Canadá, Australia, el Reino Unido y Sudáfrica, que entre todas representaron el 80% del gasto en exploración en el continente en 2022. Se trata en su mayoría de pequeñas y medianas empresas, financiadas por capital de riesgo especializado a través de los mercados de divisas en Canadá y Australia. Entre estas y las que operan en Europa existe poco solapamiento en la cuota de mercado.

El potencial minero de África sigue siendo en gran medida desconocido. Definir estos nuevos recursos requerirá una inversión significativa en materia de exploración, que a pesar del bombo publicitario que está teniendo las tierras raras no está consiguiendo sus objetivos. En África solo se le asigna una pequeña proporción de la financiación total mundial de la exploración, con algunas estimaciones tan bajas como el 10% global realizado en 2022, teniendo esto en cuenta, más de la mitad del cual se gasta en la búsqueda de oro. Y menos del 25% de esta financiación se destina a generar nuevos descubrimientos.

Estas tendencias se mantendrán en 2023, ya que los cambios geopolíticos y los económicos, afectarán a los precios de los metales y a la captación de nuevos fondos. Los problemas de gobernanza, el nacionalismo de los recursos y la falta de infraestructuras explican la baja puntuación que recibe África como región, en cuanto al atractivo de la inversión minera. No obstante, tras un periodo de huida de la inversión en el continente, algunas grandes empresas mineras están dispuestas a volver a África, lo que indica que existe una confianza renovada.

Las «asociaciones estratégicas» en África tienen que permitir una avalancha de nuevos proyectos de exploración de tierras raras, lo que requiere que la inversión sea más atractiva, aunque beneficie sobre todo a empresas e inversores no pertenecientes a la UE.

Por tanto, a la hora de seleccionar socios estratégicos, la UE debería centrarse en los países con más potencial de inversión. También debería considerar la posibilidad de crear redes regionales de proyectos para lograr un mayor impacto y diversificar los riesgos. Pero las prioridades europeas actuales no coinciden necesariamente con las tendencias de la inversión minera. Para entender las oportunidades y los retos, la UE necesita comprometerse con los actores mineros en los países africanos donde operan como en los centros financieros donde se toman las decisiones de inversión.

Las asociaciones conllevarán una mayor cooperación en materia de profesionalizar la extracción de materiales (una emergencia mundial en el sector de los minerales), la mejora de los marcos reglamentarios y la capacidad de hacer cumplir esa normativa, así como la financiación de infraestructuras. Estos factores contribuirán a mejorar el clima de inversión en África.

La UE quiere contribuir a reducir los vacíos globales de inversión en las cadenas de valor de la GRC (Gobierno, Riesgo y Cumplimiento), impulsando al mismo tiempo la competitividad, la sostenibilidad y la seguridad. Para lograrlo en África, también necesita movilizar a la industria europea, sobre todo en el sector de las baterías.

A pesar de su importancia, la exploración y extracción de minerales para baterías sigue estando infrafinanciada. Esto podría dar lugar a una falta de nuevos descubrimientos, a un aumento de las perturbaciones en la oferta de la capacidad de procesamiento emergente (donde se ha centrado la inversión hasta la fecha) y a la competencia por el acceso a los recursos.

Este sector necesita inversiones directas, que las empresas industriales europeas podrían aportar. Los recientes anuncios de fabricantes como Volkswagen y Stellantis demuestran una comprensión cada vez mayor de esta cuestión. Sin embargo, gran parte de la conversación sigue centrándose en garantizar el suministro y gestionar la exposición a los precios mediante acuerdos de compra a largo plazo, que son insuficientes para colmar el déficit de financiación.

La participación de la industria europea también será necesaria para satisfacer las expectativas de los países africanos de invertir en la adición de valor local, que se han visto avivadas por las declaraciones europeas y la comunicación que acompaña a la propuesta de ley sobre Materias Primas Fundamentales. Será necesaria la cooperación de estas empresas para diseñar y poner en marcha proyectos de transformación y fabricación que puedan integrarse en las cadenas de valor europeas. Esto también requerirá inversiones, incluso por parte de fabricantes actualmente reticentes, a invertir en países emergentes que presenten riesgos para su reputación, para esto no ha resultado eficaz en el pasado. En el caso concreto de los minerales para baterías, la inversión de los fabricantes no solo apoyaría directamente el crecimiento, sino que también animaría a otros inversores al aclarar las opciones estratégicas y las señales de la demanda en relación con la química de las baterías.

La UE debe fomentar estas inversiones. Ya está tomando medidas para que la inversión resulte más atractiva a la industria europea, por ejemplo, clasificando la extracción y transformación como actividades sostenibles en la taxonomía de la UE. Pero se puede hacer más: los recientes ejemplos de mejora crediticia por parte de los Estados miembros indican su capacidad de poner en riesgo la financiación pública para reforzar las cadenas de valor de las tierras raras; el grupo del Banco Europeo de Inversiones y las instituciones europeas de financiación del desarrollo también pueden ayudar a reforzar las cadenas de valor de las tierras raras entre la UE y África.

Sobre la base de las intenciones de la propuesta de ley de Materias Primas Funfamentales, las asociaciones estratégicas de la UE con los países africanos podrían definir un nuevo papel para la UE en África. Pero la UE solo puede crear una coalición sólida en torno a objetivos compartidos, facilitando las conexiones entre el sector minero africano, la industria europea y los Estados africanos.

Publicado por El Confidencial, original en inglés.

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