Sin posición sobre los ‘drones’
Desde que Estados Unidos efectuó el primer ataque letal en octubre de 2001 en Afganistán, la utilización de drones ha pasado a convertirse en una de las estrategias más polémicas de la guerra moderna.
Desde que Estados Unidos efectuó el primer ataque letal en octubre de 2001 en Afganistán, la utilización de drones ha pasado a convertirse en una de las estrategias más polémicas de la guerra moderna. Hoy son el medio elegido para la lucha militar estadounidense contra la dispersa red terrorista de Al Qaeda. Anthony Dworkin, investigador de ECFR, apunta en la revista Política Exterior que la Unión Europea no ha expuesto aún una visión propia sobre la legitimidad del uso de la fuerza contra individuos fuera de zonas de guerra. Pero los últimos acontecimientos sugieren que tal vez se haya abierto una ventana de oportunidad para un diálogo mayor entre Europa y Estados Unidos.
Aunque Reino Unido e Israel también han empleado drones armados, EE.UU es el principal responsable de la gran mayoría de ataques, sobre todo para ofensivas llevadas a cabo fuera de los campos de batalla. Los drones están suscitando una gran controversia y preocupación en la opinión pública de algunos países, en especial en lo que se refiere a su uso regular para ataques en zonas alejadas del campo de batalla, al resultar problemática su justificación desde el punto de vista del Derecho Internacional. A pesar de ello, y teniendo en cuenta que algunos países europeos están interesados en adquirir drones, los gobiernos de la Unión Europea no se pronuncian.
Aunque su uso es controvertido, la prohibición de los drones tampoco es la solución. Al contrario, Europa tiene que trabajar en la definición de unas normas internacionales más claras. En su discurso ante la National Defense University, Obama proclamó que aunque se seguirá combatiendo el terrorismo, “esta guerra, como todas las guerras, tiene que terminar”. Así, a pesar de las diferencias entre la UE y EE UU, es posible establecer un núcleo central de acuerdo que tendría que fundamentarse en el rechazo a esa idea de “la guerra global entre EE UU y Al Qaeda”, aceptando que ese enfrentamiento puede ser posible solo si el grupo no estatal es una organización y si existen enfrentamientos intensos entre las dos partes.
En este sentido, Europa debería comenzar a preguntarse y debatir sobre cuáles son –si existen– los límites geográficos de los conflictos armados entre Estados y grupos externos no estatales; qué individuos pueden ser objetivos de los ataques y bajo qué circunstancias; qué miembros de un grupo pueden ser blanco en todo momento, a diferencia de aquellos que, por su condición de civiles, son objetivos solo si participan activamente en un ataque.
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Fuente imagen: US Air Forece, vía 20 minutos
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