La ambición europea de Macron comienza en los Balcanes

Los intentos de Emmanuel Macron de bloquear la adhesión de Macedonia y Albania a la UE no tienen nada que ver con los Balcanes Occidentales, pero sí con las elecciones europeas. 

Los intentos de Emmanuel Macron de bloquear la adhesión de Macedonia y Albania a la UE no tienen nada que ver con los Balcanes Occidentales, pero sí con las elecciones europeas. 

El Consejo Europeo ha llegado a un acuerdo para alcanzar las negociaciones de adhesión con Macedonia y Albania, que comenzarán en junio de 2019 si las reformas continúan aportando resultados concretos. La Comisión Europea, el Parlamento Europeo y otros Estados miembros, incluida Grecia, dieron luz verde al proceso a pesar de la oposición inicial expresada por Francia y los Países Bajos.

Emmanuel Macron expuso la posición de Francia sobre la ampliación en la Cumbre UE- Balcanes Occidentales en Sofía en mayo, afirmando que no podría haber una ampliación antes del fortalecimiento de la propia Unión Europea. Este movimiento puede estar relacionado con las preocupaciones sobre los partidos populistas en su propio país. Sin embargo, esta intervención presentaba una gran contradicción con su discurso en la Sorbona el año pasado, donde hizo una fuerte defensa de una Europa unida con la clara idea de no retroceder ante las fuerzas antieuropeas. Parece que la preferencia de París por retrasar la apertura de las conversaciones con Skopje y Tirana ha sido víctima bien de desafortunadas incoherencias o del temor a las políticas populistas en casa.

Lo que ha ocurrido entre su discurso de la Sorbona y su posición por cerrar la puerta a la ampliación en Sofía, apenas tiene que ver con los propios Balcanes occidentales, especialmente teniendo en cuenta los notables logros de Macedonia en el último año. Tiene que ver con los partidos populistas franceses y los republicanos que están convirtiendo la ampliación de los Balcanes en un tema electoral antes de las elecciones al parlamento europeo en 2019. Sin embargo, comprometerse a bloquear a Macedonia y Albania es poco probable que mueva ningún voto. Además, esta estrategia de apaciguamiento de los partidos populistas y de extrema derecha nunca se ha mostrado efectiva para los partidos pro europeos o de centro derecha, ejecutores de estas estrategias en sí mismas, ya sea hace varias décadas o hoy. En cambio, pone en peligro a un gobierno que ha apostado toda su credibilidad en avanzar en la UE y la OTAN. Decir a Skopje que las negociaciones pueden abrirse en junio de 2019 después de un referéndum sobre el futuro nombre de Macedonia es una fórmula popular utilizada en los Balcanes: «Votaremos por la oposición cuando estén en el poder».

En la Sorbona, Macron puso los valores de la democracia y el Estado de derecho en el centro de lo que él cree que debería ser un nuevo proyecto europeo. Criticando la inercia y el miedo a expresar ideas y valores pro europeos, abogó por una ambición fuerte, audaz y proactiva como la única forma de contrarrestar la narrativa populista y de extrema derecha en Europa. En los Balcanes, destacó la estrategia de vincular a la región con la UE y subrayó la necesidad de respetar el acervo y las reformas democráticas. Varios meses después, en Sofía, Macron estableció una sorprendente distinción entre una Europa soberana y una Europa unida. La soberanía significaba que los Balcanes deberían estar anclados a la UE por razones históricas y geopolíticas. Pero, unidad significa que no puede haber una ampliación hasta que la UE sea reformada.

Este es un argumento muy cuestionable, ya que el proceso tiene al menos una década de antigüedad, por lo que tiene poco sentido que el presidente intente bloquear la simple apertura de negociaciones, abriendo el camino a un proceso largo y exigente. Además, en lo que respecta al equilibrio legal y político de la UE y su funcionamiento, Macedonia y Montenegro, países de menos de un millón de personas, difícilmente pueden compararse con Turquía o Rumania. ¿Alguien ha notado un cambio significativo en el equilibrio interno de la UE desde que Croacia se convirtiera en un Estado miembro en 2013? Macron también afirmó que: «no sería serio abrir hoy un nuevo proceso de ampliación sin condiciones», y agregó que la Comisión ha señalado cuestiones específicas como la corrupción y la migración en las que se debe hacer mucho más. Sin embargo, debe señalarse que ningún proceso de ampliación se ha abierto o concluido sin condiciones. Además, afirmó que los países que trabajan duro, como Macedonia, deberían ser recompensados.

Nunca se dio por hecho que la ampliación encontraría naturalmente su lugar en el diseño de Macron para una Europa más democrática. Había esperanza, especialmente con respecto al cambio positivo en Macedonia, de que la política de ampliación sería más política, basada en valores, junto con las aspiraciones de Macron para Europa, contra la influencia de los regímenes antiliberales dentro y fuera de la UE. Lamentablemente, esto no se materializó. Por lo tanto, lo que aún falta es una política de ampliación diseñada después de la propia visión de Europa de Macron desarrollada en la Sorbona, para mostrar, con sus propias palabras, que la ampliación puede ir de la mano de una ambición europea renovada, siempre que se defina.

Podría argumentarse, desde una perspectiva liberal, que los países en una situación de iliberalismo, donde el partido hegemónico en el poder ha socavado el Estado de derecho y establecido un modelo completamente clientelista, no deberían acercarse a la UE, mientras que esto funciona a la inversa para los gobiernos pro-UE como el macedonio, de ahí el silencio ensordecedor de Belgrado acerca del acuerdo alcanzado por Skopje y Atenas sobre el nombre. Pero este enfoque ni siquiera se discute abiertamente. Además, el referéndum sobre el nombre de Skopje podría fracasar este otoño, lo que implicaría la renuncia del gobierno. Del mismo modo, las elecciones de 2019 en Grecia podrían llevar al poder a un gobierno opuesto a cualquier acuerdo con Skopje. Por lo tanto, bloquear la apertura de negociaciones es una medida muy arriesgada sin beneficio político para Macron, para los partidos pro-UE y para la propia UE. Por el contrario, podría ser muy contraproducente, solo en beneficio de las fuerzas no liberales de la región respaldadas por Moscú.

Los Balcanes son la única región donde la UE tiene el poder de diseñar una nueva realidad, pero también es la región donde Europa ha fracasado más. El referéndum en Macedonia este otoño y las elecciones en Bosnia en octubre deberían seguirse de cerca dado los resultados potencialmente negativos. Tras las opiniones de Trump después de la cumbre de la OTAN acerca de la alianza transatlántica, si Europa se va a convertir en un actor autónomo y poderoso, incluso desde un punto de vista militar siguiendo la ambición de Macron, debe comenzar en los Balcanes.

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