Entrevista a Javier Solana, miembro del Consejo de ECFR
Repasamos la actualidad geopolítica internacional de la mano de Javier Solana durante una entrevista llevada a cabo por José Ignacio Torreblanca
Former EU High Representative for Common Foreign and Security Policy
En esta entrevista, Javier Solana nos da las claves para interpretar asuntos internacionales de primer orden como la guerra de Ucrania, la competición entre EE.UU. y China, o el declive del modelo político occidental gracias a su vasto recorrido como Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE y Secretario General de la OTAN. José Ignacio Torreblanca, Senior Policy Fellow y Director de la Oficina de Madrid de ECFR, orienta la conversación para navegar juntos la actualidad geopolítica mundial.
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¿Cómo hemos llegado a este conflicto tan anómalo en los tiempos que vivíamos, en el corazón de Europa, con una Unión Europea que es un proyecto de paz?
Para sacar alguna luz que te diga dónde estamos tienes que mirar sin duda a la ruptura de la Unión Soviética. Cuando esta se resquebraja, Rusia quiere recuperar de alguna manera algo que era irrecuperable, así que por lo menos intentó recuperar una parte de lo que fue. Ahí está el corazón del problema, porque el resto del mundo siguió viviendo como quería vivir.
Has tratado con las élites rusas durante mucho tiempo, con Putin también. ¿Hay una involución en esas élites, en el propio Putin, o realmente esto ha sido parte de su programa, esta especie de postimperialismo o expansionismo?
Putin es una persona muy particular, no es chistoso, no se ríe mucho, es bastante soso, diríamos. Contesta muy bien, pregunta muy bien; es inteligente y sabe lo que quiere. Puede ser un gran tramposo también. No te olvidarás que Putin tuvo muy a gala en la universidad el ser campeón de Jiu Jitsu. El Jiu Jitsu es un juego tramposo, es aprovecharse de la debilidad del otro. Esto lo ejerce a las mil maravillas en su faceta física y en la personal. Juega mucho al error del contrario, es una de sus maneras de enfrentarse con la vida.
Como agente de inteligencia estás especializado en explorar las debilidades de la gente. ¿Qué debilidades nos encontró a nosotros?
En nosotros vio una debilidad que era obvia, la Unión Europea acababa de nacer, teníamos todavía muchísimo trabajo por delante. Había unos riesgos de no estar todos de acuerdo sobre todas las cosas. Al principio era muy difícil ir avanzando, se llegó al acero y al carbón para luego ir subiendo en otras cuestiones. Las debilidades que tenía la Unión Europea eran grandes y jugar a unos contra otros era una tarea fácil: unas veces la conseguía, otras no. Ahora estamos en un momento, incluso con la guerra, donde la Unión Europea está respondiendo muy bien, estamos más unidos.
Ahora llevamos diez paquetes de sanciones, se está negociando el undécimo, la Unión Europea está movilizando la compra mancomunada de proyectiles, de un millón de proyectiles de artillería, estamos entrenando brigadas ucranianas para una contraofensiva, ¿ha dado la política europea de defensa un salto exponencial en este tiempo?
Sí, porque hemos tomado decisiones colectivamente, y eso vale mucho en temas de seguridad. Tomar las decisiones por unanimidad es muy importante. En los temas de seguridad es donde había más diferencias: los que estaban más mirando al Mediterráneo, los que estaban mirando hacia más al norte, los que estaban mirando al este; las posiciones desde el punto de vista de la seguridad podían ser distintas. Pero ahora realmente el este ha dominado por el tamaño de la provocación, y por supuesto todos nos hemos unido para ayudar al este.
La OTAN ha pasado dede la muerte cerebral que decía Macron y de un momento difícil con Trump a estar en un momento dulce, aunque estemos en medio de una guerra, en el sentido de reforzar su propósito, y sumar nuevos miembros. ¿Se ha resuelto ya ese problema que teníamos de compatibilidad entre la OTAN y la defensa europea?
Nosotros nacimos para no ir a la guerra, nunca pensamos que tendríamos este tipo de guerra en nuestras fronteras. Lo que tenemos que tener es infraestructura. La posibilidad de autonomía estratégica con aviones americanos es más rara y va a ser así una temporada, al igual que ocurre con los chips. Deberíamos tener autonomías estratégicas en algunos sectores, y para ello necesitamos otros mercados: seguramente parte del chino y Latinoamérica. Sin embargo, hacer política con Estados Unidos y a la vez con China es muy difícil, porque lo que mantiene unido a Estados Unidos este momento es estar en contra de China.
Estamos a las puertas ya dentro casi de una nueva guerra fría.
A mí me daría pavor estar en una situación de potencia hegemónica vs. potencia emergente, la trampa de Tucídides. Están casi todos los parámetros sobre la mesa, y yo creo que no podemos caer en semejante disparate.
¿Y cómo evitamos un conflicto que seguramente sería en torno a Taiwán o sería el desencadenante entre Estados Unidos y China donde nos veríamos arrastrados? ¿Tenemos que empezar a pensar que tan impensable como era la guerra en Europa, existe la posibilidad de una guerra en el estrecho de Taiwán?
Lo primero que tenemos que hacer es trabajar para que eso no se dé. Casi se da por hecho que va a haber esa guerra en Estados Unidos. Hemos entrado en la dinámica de la guerra y que es inexorable, no solamente la que tenemos, sino la posible con Taiwán. Yo creo que ese no debe ser el principio. Debes prepararte para lo que pueda pasar, pero lo que tienes que hacer primero es tratar de evitarla, no es inexorable.
Has sido un gran defensor del multilateralismo. La presidenta Von der Leyen ha hablado también del multilateralismo, de la defensa del orden internacional como el ADN de la Unión Europea. Sin embargo, nos encontramos con que no llega totalmente nuestro argumento. ¿Qué está pasando ahí?
El mundo occidental capitaneado por los Estados Unidos como lo estamos viendo en este momento empieza a ser para mucha gente un concepto no atractivo. Es una realidad que no sé si se va a cambiar rápidamente porque China va a jugar muy fuerte en ser simpático, con dobleces. El colmo para mí es la foto del líder chino, a su derecha a Arabia Saudí, y a la izquierda Irán con las manos juntas. Una parte muy importante de mi vida ha sido que el que estuviera ahí en el centro fuera Estados Unidos y Europa. Es una foto para pensar.
¿Y nos podemos permitir que ese norte de África tan cercano siga sin hablarse? ¿Que sean enemigos ancestrales y que nosotros paguemos los platos rotos?
Marrocos es un país muy difícil. Yo creo que hay que aprender a llevarse bien con ellos. La diplomacia es hablar, es mantener los canales abiertos. Es que cuando sale una planta parece que está enferma, la cortas y la riegas. Es regar las relaciones todos los días, jardinería, digamos. Esa es la vieja diplomacia, pero es la nueva diplomacia también. Porque hay que seguir teniendo conversaciones con todo el mundo.
Para concluir, la pregunta que te haría es basada en tu experiencia: Si te encargáramos intentar poner fin a esta guerra tan devastadora, que es algo que necesitamos urgentemente. ¿Por dónde empezarías? ¿Por dónde o cómo empieza el fin de la guerra?
Bueno, es que esta es una guerra muy dura. Dar los primeros pasos para hablar va a ser difícil. Por lo tanto, quizá habría que hacer un esfuerzo para que alguien más hablara. Desde ese punto de vista, la idea de Lula de una plataforma no la va a resolver, pero por lo menos servirá para hacer de acompañamiento y que sea más suave el encuentro. Al final, es un problema de reparto, y muy difícil.
¿Y quién tendrá que hablar? ¿Estados Unidos con China? ¿China con Rusia? Todos con todos pero, ¿quién saca la primera cereza?
Desde luego, todos con todos. Lo que no puede occurir es que Ucrania desaparezca de la mesa. No es necesario que gane uno y que pierda el otro. Dejar que el contenido de todo eso lo hagan quienes lo pueden hacer y, desde luego, China es el país que puede hacer más presión sobre Rusia.
Enlace a la entrevista aquí.
Grabación y producción digital por doingshow.com
El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.