La paz inflamable: Por qué los acuerdos de gas no terminarán el conflicto en Oriente Medio

La experiencia del Mediterráneo Oriental sugiere que la política del gas es una fuente a menudo tanto de tensión como de estabilidad

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La «diplomacia del gas» falla en Oriente Medio

La experiencia del Mediterráneo Oriental sugiere que la política del gas es una fuente a menudo tanto de tensión como de estabilidad. 

Tras el descubrimiento de las principales reservas de gas en el Mediterráneo Oriental a principios de 2010, había grandes esperanzas de que la cooperación regional requerida para alcanzar su potencial económico condujera a mejores relaciones entre los países y a una mayor estabilidad regional.

La noción de «paz económica» fundada en las reservas de gas fue defendida por la administración Obama y, en cierta medida, por la Unión Europea. El precedente histórico de la cooperación del gas que actuó como un generador de confianza entre la Unión Soviética y Alemania en los años previos al Pacto de Varsovia, ofreció la esperanza de que en la actualidad una colaboración similar podría aliviar las tensiones en Oriente.

Sin embargo, estas esperanzas carecen de un fundamento claro. Un nuevo informe del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR en sus siglas en inglés) concluye que la cooperación regional para la realización de las reservas de gas del Mediterráneo Oriental se ha visto socavada por los mismos bloqueos diplomáticos que esperaba aliviar. En algunos casos, estas divisiones incluso se han visto exacerbadas por la política del gas.

Por ejemplo, ahora se han derrumbado dos rondas de negociaciones entre Chipre y Turquía que podrían haber permitido a ambos países disfrutar de nuevas reservas de gas en la región. De hecho, en lugar de que las reservas ofrecieran un incentivo para que las partes superaran los desacuerdos políticos, los negociadores invirtieron la fórmula, argumentando que un avance político era un requisito previo para que los países trabajaran juntos en la explotación de las reservas de gas.

El informe sostiene que en realidad la existencia de reservas de gas exacerbó la desconfianza y la tensión entre las partes y dificultó el logro de un acuerdo.

Fracasos similares son evidentes en los intentos fallidos de llegar a un acuerdo entre Israel y Líbano y entre Israel y los Territorios Palestinos. Sin embargo, tal vez sea el caso de Israel y Jordania el que mejor ilustra el fracaso de la diplomacia del gas en la región.

En este caso, las dos partes concluyeron con éxito un acuerdo en septiembre de 2016 para que el gas fluyera desde el campo Leviathan de Israel a la Compañía Nacional de Electricidad de Jordania. El gobierno jordano señaló que el acuerdo fue económico y estratégicamente prudente, ya que reduciría la factura energética de Jordania y mejoraría su seguridad energética. Sin embargo, el acuerdo dio lugar a las mayores manifestaciones populares en Jordania desde las llamadas protestas de la «Primavera árabe» en 2011, así como protestas parlamentarias.

Las protestas contra el acuerdo han continuado a lo largo del 2017, en respuesta a eventos no relacionados, como por ejemplo, el asesinato por una guardia israelí de dos hombres jordanos en la embajada de Israel en Amán. En lugar de mejorar las relaciones, el acuerdo parece haberse convertido en un pararrayos para la ira y la inestabilidad.

Notas para los editores:
El autor del informe Tareq Baconi está disponible para preguntas. Pueden contactarlo en [email protected]. También pueden ponerse en contacto con el director de Comunicación de ECFR, Conor Quinn, en [email protected] o a través del número +44 7413 636323.

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.