Amenazas para la estabilidad de Balcanes: Crisis migratoria y choque de grandes poderes
El retorno de los juegos geopolíticos a los Balcanes pone en riesgo la estabilidad de la region
La pérdida de poder de la UE en los Balcanes y la presión de los flujos migratorios están promoviendo un nuevo choque de poderes en la región, con Rusia y otros actores, incluida Turquía, compitiendo ferozmente por ejercer influencia, según afirma una nueva publicación de ECFR.
El nuevo informe “Return to instability: How migration and great power politics threaten the Western Balkans” analiza el nuevo juego de poderes en los Balcanes. Ante otros desafíos de política exterior, sobre todo la crisis de refugiados, la UE en su conjunto ha disminuido su compromiso estratégico en los Balcanes y adoptado mayormente un enfoque de gestión (y, a veces, no coherente) y de apagar fuegos. Los conflictos sin resolver, las tensiones latentes y las instituciones débiles continúan existiendo como obstáculos frente a un poder transformador de la UE, muy debilitado por las crisis perennes de la UE, que han reducido su credibilidad y atractivo.
Esta percepción de fracaso europeo está abriendo espacios a otras potencias que refuerzan sus intereses, sobre todo Rusia aunque también Turquía, China y los países del Golfo. Como sucede en otras áreas del espacio post-soviético, Rusia desempeña varios roles en la región: un actor disruptivo y de bloqueo en Bosnia, Macedonia y Montenegro, influyendo con las élites políticas y grupos nacionalistas de los sectores serbios y ortodoxos de la región, donde su narrativa anti occidental y anti UE de conservadurismo y victimismo social tienen mucho eco, como crecientemente muestran encuestas de opinión pública en Serbia o Montenegro. Por su parte, Turquía atrae a musulmanes y albaneses. La influencia rusa y turca, combinada con el estancamiento socio-económico, la fuga de cerebros y la falta de oportunidades de futuro es un campo fértil para el freno a los procesos de reformas y el auge del autoritarismo. Se consolidan líderes autoritarios al estilo Putin o Erdogan, que pivotan entre Occidente y el Este, al igual que en la antigua Yugoslavia.
Para restablecer la influencia europea y mitigar los aspectos negativos de esta competencia geo-política, el informe concluye que la UE no puede seguir actuando como hasta ahora. Un enfoque únicamente centrado en la ampliación no es suficiente, sobre todo cuando el modelo europeo es cuestionado dentro y fuera de la UE.
La crisis de refugiados ofrece una oportunidad para que Europa se vuelva a comprometer con los Balcanes e invertir en estrategia. Es preciso fomentar la integración estratégica en áreas como el proyecto de Unión Energética o de su inclusión en el espacio europeo de justicia e interior, no menos ante al auge del terrorismo islámico en Balcanes.
La UE y sus Estados Miembros deben tomar una línea más dura con las élites de estos países en áreas clave. Deben volver a exigir la centralidad de la gobernanza democrática, los derechos humanos y el Estado de Derecho frente a lo que fuentes locales caracterizan como creciente “oligarquización” de la región. Para evitar la tentación de alinearse con Rusia u otras potencias externas, la adhesión a la UE debe insistir en el alineamiento estratégico de los países candidatos con la política exterior y de seguridad común de la UE – sería además una señal clara de cuán sólido es el compromiso de estos países con la opción europea.
Con el auge de las tensiones geopolíticas, la inestabilidad y las campañas híbridas, la UE y sus Estados Miembros deben invertir más en prevención y fortalecer los instrumentos de disuasión frente a actores locales o regionales que fomenten la inestabilidad. Vista la influencia de propaganda anti UE en países como Serbia, Bosnia, Montenegro o incluso Macedonia, y el crecimiento del apoyo a algunos grupos radicales, los europeos deberían desplegar instrumentos de contra-propaganda, partiendo de la Unidad Stratcom del Servicio Europeo de Acción Exterior tras la guerra en Ucrania, aunque el instrumento más eficaz sería una UE exitosa, próspera, solidaria y que sea coherente en materia de democracia y libertades.
El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.