El interés europeo en un tratado de inversiones con China

Es urgente para la UE que se apruebe el BIT con China con el máximo de influencia europea en las negociaciones

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La crisis del euro de 2010 condujo a una “lucha por Europa” en la que los países endeudados de la UE buscaban desesperadamente inversiones, sobre todo para la gestión de la deuda pública e infraestructuras. Ese interés en conseguir inversiones chinas ha aumentado desde entonces y ahora abarca la periferia y el epicentro europeo. Reino Unido encabeza la lista, e incluso Francia ofrece a China inversiones en sus infraestructuras nacionales. Por ejemplo, en diciembre pasado el gobierno francés anunció la venta del 49.9% de las acciones del aeropuerto de Toulouse a un consorcio chino, hecho que repitió luego Lyon.

Esto hace que sea urgente para la UE firmar con China un Tratado Bilateral de Inversión (BIT en sus siglas en inglés). China, que prefiere tener acuerdos bilaterales directos con los estados miembros, era reticente hasta hace poco a firmar este tipo de tratado. Sin embargo, con el surgimiento de grandes acuerdos comerciales como el TTIP las reglas de juego han cambiado. Mientras la estrategia global y a largo plazo de China de pasar de ser un productor de recursos a tener un mercado desarrollado –y siempre y cuando el yuan se fortalezca – China necesita cada vez más invertir en Europa.

En la nueva publicación de ECFR “The European interest in an investment treaty with China”, los investigadores François Godement y Angela Stanzel analizan qué influencia tendría Europa si negocia un BIT con China. Los autores argumentan que:

  • La competencia entre los estados miembros afectaría directamente a las negociaciones del BIT, ya que disminuiría la influencia de la UE como bloque, y China podría priorizar negociaciones bilaterales cada vez que surjan diferencias. Europa debería convertir esa disparidad en una posición de negociación común.
  • La prioridad clave de la UE es incluir el mecanismo de solución de controversias entre  inversor y Estado, y también mejorar el acceso de las compañías europeas al mercado chino, que de momento se mantiene limitado. Además, la UE debería priorizar la transparencia de flujos de capital y la identidad de los inversores en las negociaciones del BIT.
  • La UE necesita maximizar su influencia en las negociaciones. Europa puede tener una ventaja positiva si ofrece un vínculo financiero especial para atraer las inversiones chinas hacia Europa y participación en proyectos de infraestructuras nacionales. La UE debería gestionar también las consecuencias negativas de una negociación del BIT y demostrar que puede sobrevivir sin China aceptando otros acuerdos de libre circulación, empezando por Japón y el TTIP.

Los autores llaman la atención: “al igual que la UE, China es un jugador global. Las negociaciones sobre comercio e inversión no se pueden ver como factores aislados con terceros implicados. Los agentes económicos de China –desde empresas públicas convertidas en firmas multilaterales hasta fondos nacionales o actores privados más dispersos- están en una fase decisiva de internalización del capital, pues China mantiene un gran superávit en su cuenta corriente. China no puede seguir aplicando el patrón de realizar grandes desembolsos en la economía de Europa a la vez que mejorar el acceso directo de compañías europeas al mercado chino.”

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.