View from Madrid: Trabajando con el presidente Macron

Francia es un importante socio estratégico y un aliado europeo clave para España.

La clara victoria de Emmanuel Macron sobre Marine Le Pen en las elecciones presidenciales francesas ha sido recibida con una sensación de alivio en España. Francia es un importante socio estratégico y un aliado europeo clave para España. Por lo tanto, la victoria de Macron ha dado lugar a una nueva sensación de oportunidad para la integración europea a nivel gubernamental y entre otros actores – aunque combinado con una gran dosis de precaución.

Tras años de crisis económica y turbulencias en la política interna, el gobierno conservador del presidente del gobierno Mariano Rajoy está intensificando sus esfuerzos para situar de nuevo a España en la primera fila de los países de la UE y mejorar sus credenciales pro europeas. Esto hizo que España se uniera a la mini cumbre de Versalles a principios de marzo, junto con Francia, Alemania e Italia (el nuevo formato “EU4″).

Madrid está interesada en avanzar con la integración en áreas clave, en muchas de las cuales sus intereses se alinean con los de Francia. Esto se refiere especialmente a la terminación de la Unión Económica y Monetaria, así como a la Política Común de Seguridad y Defensa. España trabaja codo con codo con los franceses para impulsar una mayor cooperación en materia de defensa, por ejemplo, a través del formato de Cooperación Estructurada Permanente, donde ambos prevén un ritmo y unos puntos de referencia más ambiciosos que los actualmente contemplados por los alemanes.

Hay espernanza de que con Macron, una Francia más comprometida pueda dar un nuevo impulso a la integración – bajo ciertas condiciones también en una Europa de varias velocidades. El gobierno de España no está a favor de un enfoque fragmentario y se preocupa en mayor medida por la fragmentación de la UE. En cambio, sostiene que este impulso por la integración debe ser parte de un proceso más amplio para renovar la visión política de Europa para nuestra era actual, capaz también de aclarar el caso del populismo eurofóbico.

Sin embargo, el optimismo en Madrid se ve atenuado por la conciencia de las dificultades a las que se enfrenta Macron, tanto en su propio país como en Europa. Sigue habiendo preguntas sobre cómo él y su gobierno equilibrarán las demandas competitivas. Esta desconfianza se ve reforzada por la percepción española de Francia como un país intrínsecamente incapaz de reformar su economía, el sector público y las leyes laborales.

Este escepticismo, junto con las diferencias políticas ocasionales del pasado, han situado al gobierno de Madrid más cerca de los alemanes hasta el momento y en un complejo acto de malabarismo entre Berlín y París. España y Francia se han encontrado a veces en coaliciones opuestas dentro de Europa durante los últimos años – con Francia actuando como un obstáculo para los principales intereses españoles tales como la integración energética. La gran esperanza en Madrid es que, con Macron como presidente de Francia, esto pueda cambiar pronto.

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