Más allá del Canal de Panamá: El impacto de la reelección de Trump para América Latina

La retórica de Trump de «América primero» podría tener un impacto significativo en la región, dando potencialmente pie a una apertura que podría posibilitar a los europeos reforzar sus lazos e influencia

FILE – Then former President Donald Trump pats Sen. Marco Rubio, R-Fla., on the shoulder during a campaign rally at the Miami-Dade County Fair and Exposition in Miami, Nov. 6, 2022. (AP Photo/Rebecca Blackwell, File)
Donald Trump da una palmada en el hombro a Marco Rubio durante un mitin de campaña en la Feria y Exposición del Condado de Miami-Dade, en Miami, el 6 de noviembre de 2022. Imagen de bypicture alliance
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El presidente entrante de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado recientemente un debate en torno al Canal de Panamá, insinuando que quiere que su control vuelva a manos de Estados Unidos—como parte de su retórica centrada en la seguridad nacional y la competencia con China. Sus políticas de «América primero» podrían tener un impacto significativo en áreas clave para el continente como el comercio, la migración, la seguridad y el crimen transnacional.

El próximo Secretario de Estado, Marco Rubio, sin duda prestará mucha atención a estas dinámicas. Rubio, nacido en Miami de padres cubanos, habla español con fluidez y está familiarizado con la cultura latinoamericana. Es conocido por sus enérgicas opiniones sobre temas latinoamericanos: ha calificado al régimen venezolano de «narcodictadura«, ha acusado a Nicaragua de «patrocinar el tráfico de seres humanos» y ha culpado a Cuba de dar «refugio a terroristas«. La oposición activa de Rubio a la creciente influencia de China en el hemisferio occidental también podría influir significativamente en el enfoque de la administración hacia la región.

La actitud combativa de la Administración estadounidense podría representar una oportunidad para que la Unión Europea estreche sus lazos con América Latina. Iniciativas como Global Gateway, que busca apoyar proyectos de infraestructura y tecnología digital en los países en vías de desarrollo, o el Acuerdo UE-Mercosur, casi finalizado, son excelentes puntos de partida. Pero la UE debería desarrollar una asociación aún más sólida con América Latina, que incentive la inversión en energías renovables, en la protección de la biodiversidad y la cooperación tecnológica, con especial atención a la gobernanza de la IA. Asimismo, debería abogar por mantener un diálogo político estructurado que trascienda aquellos hitos periódicos de referencia, como la próxima cumbre UE-CELAC que se celebrará en Bogotá en julio.

Comercio con China e influencia mundial

Las promesas de Trump de imponer restricciones a las importaciones y establecer aranceles, junto con un viraje general hacia Asia-Pacífico, podrían alentar a América Latina a profundizar los lazos comerciales con China, que ya es el principal socio comercial de importantes economías regionales como Brasil, Chile y Perú.

EE.UU. y Europa siguen siendo los mayores inversores en América Latina, alcanzando un 33% y un 22% del total de su IED en 2023. Por el contrario, China representó un insignificante 0,4%, por debajo del 3% del año anterior. Sin embargo, la IED china en la región está cambiando, pasando de las infraestructuras de transporte y energía a oportunidades más específicas en sectores estratégicos, como las energías renovables, los centros de datos, las tecnologías financieras y la producción de vehículos eléctricos.

Europa debe seguir de cerca esta dinámica cambiante y participar activamente en los sectores emergentes de la región, asegurándose de desempeñar un papel fundamental en la configuración del futuro de América Latina.

Presión sobre Venezuela

Durante su primer mandato, Trump aplicó una política de «máxima presión» hacia Venezuela, con sanciones económicas e incentivos para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro. En cambio, la política de Biden viró hacia el diálogo y la negociación, lo que le valió las críticas de Trump.

Aunque Maduro ha tendido la mano a Trump para su segundo mandato, es poco probable que Trump la acepte con Rubio como Secretario de Estado. Rubio ha abogado constantemente por aislar y presionar a los gobiernos de izquierda en América Latina a través de sanciones. Con la reciente toma de posesión de Maduro tras unas elecciones no libres, las expectativas respecto a la postura de Trump son bastante altas.

La crisis venezolana es importante para Europa porque influye en la migración, en los mercados energéticos y en los alineamientos geopolíticos. Aunque Europa busca en América Latina materias primas esenciales y diversificación energética, el aumento de las tensiones podría perturbar el comercio regional o incluso la gobernanza. Desde 2014, más de 8 millones de venezolanos han abandonado su país y se han desplazado por el mundo, pero podrían ser más si la crisis se agrava. Igualmente, la inestabilidad en Venezuela puede afectar a los precios mundiales del petróleo, lo que a su vez repercute en las economías europeas.

Migración y seguridad fronteriza

Trump ha prometido endurecer los controles fronterizos con México y ha arremetido contra los inmigrantes indocumentados. En las redes sociales, el presidente electo ha expresado su intención de utilizar al ejército estadounidense para llevar a cabo la deportación de cientos de miles de indocumentados.

Si Estados Unidos aplica políticas migratorias más estrictas es probable que más inmigrantes latinoamericanos busquen alternativas en Europa, lo que aumentará la presión sobre los sistemas europeos de asilo y migración.

Delincuencia transnacional y cooperación en materia de seguridad

A lo largo de su campaña Trump ha vinculado el crimen transnacional con la migración ilegal, prometiendo expulsar de EEUU a redes criminales como el Tren de Aragua. Comparte esta visión con otros líderes de extrema derecha de la región, como el argentino Javier Milei o el salvadoreño Nayib Bukele. Estas personalidades podrían sentirse más envalentonadas en sus propias políticas de seguridad interna con la reelección de Trump, aunque los beneficios tangibles que podrían obtener siguen sin estar claros. Otros políticos regionales clave como el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro y el líder de la oposición chilena José Antonio Kast coinciden con Trump y sus aliados regionales en la primacía de la seguridad nacional sobre los derechos humanos y las políticas sociales.

Este enfoque de securitización abre la puerta a la cooperación en materia de inteligencia y seguridad con EE.UU., suscitando reacciones encontradas en la región. Es probable que algunos países acojan con satisfacción el apoyo de los servicios de inteligencia estadounidenses; mientras, otros lo considerarán una posible intromisión en su soberanía nacional, especialmente aquellos con líderes gobernando que son ideológicamente opuestos, como en México, Colombia y Bolivia.

Estas políticas de seguridad también podrían afectar a Europa, incrementando las presiones migratorias, poniendo a prueba los sistemas de asilo y desafiando los compromisos de la UE en materia de derechos humanos, al tiempo que remodelan la cooperación transatlántica e influyen en la dinámica geopolítica regional.

América Latina busca socios

Ante los efectos aún desconocidos de la presidencia de Trump, América Latina necesita una estrategia sólida y multilateral que maximice las oportunidades de cooperación con EE. UU., Europa y China. Los países de la región buscarán construir una posición negociadora autónoma, reforzando las relaciones tanto económicas como políticas con sus principales socios y aliados globales.

Mientras Trump 2.0 persigue los objetivos de su agenda proteccionista en materia de comercio y seguridad en América Latina, la UE debería tratar de fomentar una estrategia orientada al exterior que valore la interdependencia estratégica con las potencias medias en el marco de la competencia estratégica general entre Estados Unidos y China.

A la luz de las crecientes tensiones diplomáticas en toda la región, América Latina debería reforzar sus compromisos comerciales y de seguridad, tanto dentro como fuera de sus fronteras, adoptando un enfoque que trascienda las relaciones transaccionales.

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.