La relación polígama de China con Europa
Este fin de semana el recién nombrado Primer Ministro chino, Li Keqiang visita Europa en su primera gira oficial. Y por supuesto no pasa por Bruselas, sino por Berlín.
Por Hugo Cuello
Este fin de semana el recién nombrado Primer Ministro chino, Li Keqiang visita Europa en su primera gira oficial. Y por supuesto no pasa por Bruselas, sino por Berlín. La relación especial que China tiene con Alemania, su mayor socio comercial en el continente, parece ir más allá del simple intercambio comercial. Como ha señalado Jonas Parello-Plesner, China está considerando la idea de una “Europa alemana” y trata a Berlín como el lugar al que acudir cuando hay que conseguir algo de Europa. El simbolismo de esta reunión con Angela Merkel es más grande de lo que parece, y puede motivar a otros países a buscar una relación similar a la que tienen los alemanes.
Como se expuso en el informe de Hans Kundnani y Parelo-Plesner “China and Germany: Why the Emerging Special Relationship matters for Europe” el resto de la UE ya no es el principal destino de inversión más deseado para las empresas alemanas, China es ahora su principal objetivo. Ellos necesitan mercado mientras que los chinos necesitan tecnología, por lo que el país asiático empieza a ver Alemania como el país más útil para su desarrollo económico, sobre todo por el aumento de su dependencia hacia China.
Aunque la política exterior de Alemania se basa en la idea de que el intercambio económico llevará a un cambio político y social en China, según el ECFR Scorecard 2013, China sigue manteniendo el papel predominante en las relaciones comerciales con los países europeos. De esta forma evita el enfoque de las negociaciones comerciales de la Comisión, lo que impide una acción estratégica hacia China ya que cada estado actúa según sus intereses y China lo aprovecha. Tanto es así que el gobierno alemán demostró su retórica sobre el conflicto de la Comisión con China sobre los paneles solares, la mayor disputa comercial de la UE, señalando que Bruselas había cometido “un grave error” en su acción punitiva. En definitiva, vemos como la relación sino-germana amenaza con desestabilizar la posición europea general hacia el gigante asiático en cuestiones como derechos humanos, cambio climático y la política exterior común de la UE.
Mientras, otros países europeos parecen desear su propia “relación especial” con el gigante asiático y con sus estructuras de poder, como se vio en la reciente participación de miembros del gobierno español en el foro organizado por el Partido Comunista Chino, por el que se llegó a un acuerdo muy criticado por organismos como Amnistía Internacional. Pero las empresas chinas se convertirán en grandes competidoras en el futuro y los conflictos comerciales seguramente se intensificarán, por lo que los europeos deberían tener una visión más estratégica con incentivos a los reformistas, y llegar más lejos de las capitales usando sus redes de gobernanza, como señalamos en el informe de China 3.0. ¿Podrá establecer la UE una suerte de monogamia estratégica con los chinos, acordando un enfoque único entre los estados miembros? ¿O se conformarán con “relaciones especiales” en las que China tenga siempre la sartén por el mango?
* Foto: Peter Schrank, The Economist
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