Hudaydah: ¿un punto de inflexión en la guerra de Yemen?

El puerto yemení de Hudayda tiene que protegerse o la guerra se extenderá fuera de las fronteras del país.

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El puerto yemení de Hudayda tiene que protegerse o la guerra se extenderá fuera de las fronteras del país.

El conflicto de Yemen está por ahora relativamente en calma, pero esto podría cambiar pronto. El 1 de julio, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) anunciaron una pausa en sus operaciones militares contra Hudayda. Desde entonces, este frente, que se extiende a través de un territorio importante estratégicamente en el conflicto, ha estado tranquilo y el puerto de Hudayda ha continuado operando. Pero la llegada de nuevas tropas y equipos sugiere que los EAU tienen la intención de reanudar la lucha. El Enviado Especial de la ONU, Martin Griffiths, está negociando una tregua interina, tratando de evitar una reanudación potencialmente catastrófica de los enfrentamientos. En este momento, es imperativo que los líderes europeos, en cooperación con el secretario general de la ONU, intervengan activamente para facilitar sus esfuerzos.

Hay que proteger el puerto de Hudayda de nuevos combates. Más del 70 por ciento de las importaciones de Yemen de productos básicos como alimentos, combustible y medicamentos llegan a través de los puertos de Hudayda y Salif en el Mar Rojo. Su continuidad es vital para la supervivencia de 20 millones de yemeníes. También están en juego intereses geopolíticos más amplios: existe un riesgo creciente de que el conflicto se extienda aún más fuera de las fronteras de Yemen. Si el Mar Rojo se convirtiera en una zona de guerra, el comercio internacional se vería amenazado, como lo demuestran los recientes ataques con cohetes contra petroleros saudíes.

La captura de Hudayda por la Coalición podría precipitar una catátrofe

Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, líderes de la coalición internacional en Yemen, argumentan que capturar Hudayda aumentará la presión sobre los Hutís para que pidan la paz. Esta afirmación se basa en una lógica cuestionable. Una parte del argumento es que capturar Hudayda detendría el contrabando de armas de Irán a los Hutís. Pero es poco probable que tales armas pasen por Hudayda. Los Hutís obtuvieron muchas de sus armas del arsenal masivo que había en el país al comienzo de la guerra, y desde entonces han adquirido más a través del comercio interno y transfronterizo terrestre. Pocos expertos en el conflicto argumentan que Irán sea un proveedor tan importante como afirma la coalición: es probable que los misiles balísticos utilizados contra objetivos sauditas y emiratíes ahora se fabriquen localmente con copias de componentes iraníes. Un organismo internacional competente, el Mecanismo de Verificación e Inspección de las Naciones Unidas para Yemen o UNVIM, ya controla el puerto de Hudayda, al igual que los inspectores saudíes (en contravención de los principios del UNVIM).

La segunda dudosa afirmación es que la captura de Hudayda obligaría a los Hutís a hacer las paces porque les privaría de los ingresos portuarios. Sin embargo, aún podrían imponer aranceles de importación tierra adentro, en las rutas de suministro y en los mercados. El resultado sería una doble tributación que elevaría sustancialmente los precios. Esto exacerbaría el sufrimiento que ha seguido a los bloqueos de la coalición de los puertos de Hudayda y Salif, que han creado una escasez de suministros vitales y han disparado los precios. El control físico del puerto solo facilitaría que la coalición impusiera bloqueos que tendrían un efecto inmediato en el suministro.

Por lo tanto, la amenaza de un ataque contra la ciudad de Hudayda y su puerto ha provocado voces de alarma por parte de las Naciones Unidas y las agencias humanitarias que tratan de evitar el panorama de una hambruna masiva en Yemen.

La lucha prolongada por Hudayda sería desastrosa

Los defensores de un ataque contra Hudayda sugieren que los suministros hacia el interior de Yemen podrían viajar a través del puerto de Salif por las carreteras Hajja y Mahweit. Pero Salif no tiene las facilidades para importar el combustible necesario para el transporte, el suministro de agua (a través de bombas) y para cocinar. Además, sus depósitos de cereales tienen solo la mitad de la capacidad de Hudayda y sus molinos un tercio. El viaje a través de las montañas hasta Saná y otros centros montañosos es mucho más largo y más difícil si se trata de rutas alternativas desde Salif en lugar de desde Hudayda.

Es posible que las principales rutas de suministro desde Hudayda a través de Manakha a Saná permanezcan abiertas incluso si estallara un intenso enfrentamiento en la ciudad de Hudayda, ya que esto podría ser ventajoso para ambas partes en el conflicto. Pero es igualmente probable que las rutas a través del norte y de la llanura costera sean disputadas por razones militares.

Si las hostilidades se prolongaran, habría un fuerte aumento de la desnutrición severa y la hambruna en Yemen. Debido a las limitaciones de las instalaciones de almacenamiento del país, las existencias de alimentos se agotarían y los precios aumentarían a menos que las agencias de ayuda internacional aseguraran el acceso humanitario continuo a las poblaciones necesitadas. Durante el año pasado, Yemen ha estado al borde de la hambruna, evitado tan solo por una intervención humanitaria masiva que le cuesta a la comunidad internacional 2 mil millones de dólares anuales. Un recorte en el suministro de alimentos conduce a un aumento dramático en los precios de la harina y el azúcar (la base de alimentación de los más pobres en Yemen), como se vio en noviembre pasado cuando Arabia Saudita cerró totalmente los puertos de Hudayda y Salif. Del mismo modo, las operaciones militares de la coalición contra Hudayda en junio de 2018 provocaron pánico en las compras y un aumento del 50 por ciento en el precio del trigo.

La escasez de combustible también tendría efectos devastadores. Los precios de los combustibles ya se han duplicado desde marzo de este año. Una intensificación del conflicto aumentaría los costes de transporte, lo que incrementaría aún más los precios. Los generadores de electricidad no pueden funcionar, amenazando industrias, centros de salud y los suministros de agua dentro de la ciudad de Hudayda y sus alrededores. Ya hay brotes de cólera en la ciudad, atribuidos a la construcción por parte de los Hutís de una trinchera defensiva que ha contaminado los suministros de agua. En caso de enfrentamientos a gran escala, estos brotes serán imposibles de contener. El reciente bombardeo del principal hospital de Hudayda ya ha complicado enormemente los esfuerzos en marcha.

Al mismo tiempo, muchos ingresos yemeníes han disminuido o desaparecido debido al impago de los salarios, el desplazamiento de las comunidades y los ataques aéreos de la coalición a fábricas, granjas y pesquerías. Por ejemplo, muchos aldeanos de la costa de Tihamah, la región más pobre de Yemen, huyeron a la ciudad de Hudayda en busca de seguridad. Más recientemente, alrededor de 350,000 personas han escapado a las zonas montañosas, lo que se suma a los más de dos millones de yemeníes desplazados durante estos tres años de guerra. La mayoría busca quedarse con familiares, lo que aumenta la carga financiera de las familias que luchan por salir adelante.

La economía de Yemen ya se ha reducido alrededor de un 45 por ciento desde que comenzó la guerra. Taiz, el principal centro industrial del país está trabajando a una fracción de su producción anterior a la crisis. Hudayda irá por el mismo camino; sus fábricas son altamente vulnerables, y algunas ya han sido afectadas por los ataques aéreos. Es inconcebible que cualquier batalla importante por el control de la ciudad de Hudayda evite el puerto o permita que siga siendo completamente operativo.

Las primeras conversaciones de la coalición sobre una «victoria rápida y limpia» ya se han evaporado. En cambio, los EAU hablan de un «enfoque por etapas». Pero cuanto más larga sea la batalla, mayor será la pérdida de los medios de subsistencia, el daño a la economía y el coste de las intervenciones de emergencia para evitar un colapso total. La Red de Sistemas de Alertas Tempranas para Hambrunas de los EE. UU. proyecta que una prolongación de los enfrentamientos y la interrupción de las importaciones provocarán que los suministros de alimentos se agoten en unos dos meses, lo que provocará hambrunas.

Europa puede jugar un papel decisivo

Griffiths necesita un apoyo internacional más proactivo para salir del punto muerto y persuadir a ambas partes para que hagan concesiones. Bajo una solución provisional sobre la mesa, los Hutís se retirarían del puerto de Hudayda -después de recibir garantías contra un nuevo ataque a la ciudad- y permitirían un organismo internacional mutuamente acordado para administrarlo.

La dinámica internacional es preocupante. La atención de los Estados Unidos está en otra parte, y Europa se encuentra dividida en Yemen. El Reino Unido y Francia han respaldado abiertamente a la coalición y apoyado la ofensiva militar con armas e inteligencia. Esto les da una ventaja considerable sobre la coalición, pero poca influencia sobre los Hutís. Alemania, los Países Bajos, Bélgica, Suecia y Noruega, junto con la Unión Europea, han sido más abiertamente críticos con la coalición y han detenido o restringido sus ventas de armas a los saudíes y a los emiratíes. Como consecuencia, tienen mejores líneas de comunicación con los Hutís y una mayor influencia tanto sobre ellos como sobre Irán.

Las potencias europeas podrían desempeñar un papel constructivo para evitar una nueva crisis humanitaria en Yemen al dejar de lado sus diferencias y unificar sus esfuerzos para apoyar una iniciativa de alto nivel del propio secretario general de la ONU. Francia y el Reino Unido deberían ser más asertivos al comprometerse con los líderes en Yemen, Riad, Abu Dabi y Washington, enfatizando que los nuevos ataques a Hudayda serían un error trascendental que podría costar a la coalición recursos valiosos, dañar su reputación internacional e implicarla en una crisis humanitaria cada vez más atroz. Paralelamente, los gobiernos europeos y la UE deberían utilizar su diálogo abierto con Irán y sus canales de comunicación con los Hutís para subrayar los devastadores reveses que una batalla en Hudayda tendría para ellos, y el hecho de que podrían proteger mejor sus intereses a través de un compromiso negociado, bajo el cual un organismo internacional se hizo cargo del puerto de Hudayda.

Además, los líderes europeos pueden, con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, impulsar una iniciativa común en la que el enviado especial vaya más allá de las restricciones de la Resolución 2216, la Iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo y la adhesión a los resultados del Diálogo Nacional. Estos componentes del marco diplomático actual amenazan los esfuerzos de Griffiths y corren el riesgo de conducirlo al mismo callejón sin salida que su predecesor. Del mismo modo que la coalición necesita garantías de que sus intereses estarán protegidos, los Hutís necesitan garantías creíbles de un papel importante en cualquier acuerdo político futuro.

Lo que está en juego en Yemen se ha elevado, lo que exacerba la tensión entre los aliados y la amenaza de confrontación regional. Se necesita una acción más audaz. Muchos yemeníes buscan a las potencias europeas para detener la guerra, y tienen razón en hacerlo.

 

James Firebrace creó el Yemen Safe Passage Group para destacar el impacto de los bloqueos y ataques contra la infraestructura y para apoyar los pasos hacia una paz sostenible e inclusiva en Yemen.

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.