El giro alemán en las adquisiciones de China

Existe un amplio consenso en el gobierno alemán de que hay un nivel insuficiente de análisis de las inversiones. 

También disponible en

Existe un amplio consenso en el gobierno alemán de que hay un nivel insuficiente de análisis de las inversiones. 

En febrero de 2017, Alemania, Francia e Italia presentaron a la Comisión Europea una posición común sobre la revisión de las inversiones extranjeras a raíz de la creciente preocupación por el aumento de las inversiones y adquisiciones de empresas por parte de inversores que no pertenecen a la UE. La carta conjunta resume las preocupaciones de los tres países sobre la idea de que Europa está perdiendo su ventaja en el conocimiento tecnológico y pide a la Comisión que examine la posibilidad de que los Estados miembros tengan la capacidad de bloquear la inversión extranjera con motivos de reciprocidad (es decir, en el caso donde las empresas europeas disfrutan de acceso limitado al mercado en el país de origen).

La carta refuerza una posición que Francia ha representado durante mucho tiempo, pero ilustra un cambio en la postura alemana, tradicionalmente abierta a la inversión. Además, aunque China no se menciona en el texto, sus adquisiciones recientes de empresas clave europeas estaban sin duda en la mente de los redactores de la carta.

Según un informe de Ernst & Young, 164 empresas chinas compraron o asumieron el control de empresas europeas durante el primer semestre de 2016, en comparación con las 183 adquisiciones chinas en todo el año 2015. Durante estos seis meses, China invirtió más de 70.000 millones de dólares en empresas europeas, tanto como en 2013, 2014 y 2015 en su conjunto.

Alemania fue el objetivo más destacado de este esfuerzo, con 37 adquisiciones chinas en el primer semestre de 2016. Este no es un gran cambio en el número comparado con los de años anteriores (hubo 39 en 2015), pero la estrategia y la escala de las empresas que se están comprando ha cambiado sin lugar a dudas. Los 11.000 millones de euros invertidos por China en Alemania en 2016 son más que en los últimos diez años juntos, y se centra cada vez más en el sector de alta tecnología alemana, mientras que la inversión en sectores tradicionales -como el sector inmobiliario- está disminuyendo.

Este tema atrae ahora la atención del público en Alemania (la adquisición del fabricante de robots alemán Kuka por el grupo chino Midea Group fue un caso particularmente destacado), con una fuerte preocupación pública por la aparente venta alemana de tecnologías clave a China. También hay preocupaciones por la transparencia, los orígenes de los flujos financieros, los derechos de las patentes, los empleos, la competencia desleal y el papel de las empresas estatales chinas. Sin embargo, a pesar de estas preocupaciones públicas, el Ministerio de Asuntos Económicos alemán no vio ninguna amenaza a la seguridad nacional y autorizó la adquisición de Kuka.

En Alemania, no existe un registro obligatorio de las adquisiciones de inversores que no pertenecen a la UE, a menos que exista un vínculo militar directo, que requiere una revisión  sectorial específica. En otros casos, el Ministerio de Asuntos Económicos de Alemania únicamente puede iniciar una revisión intersectorial sobre una adquisición realizada por un inversor no perteneciente a la UE si considera que existe una amenaza potencial para la seguridad pública. El Ministerio alemán llevó a cabo 338 revisiones sobre adquisiciones extranjeras de empresas nacionales entre 2008 y noviembre de 2016, pero todas, a excepción de una, fueron solicitadas por inversores con el fin de prevenir posibles preocupaciones.

El mismo ministerio inició la revisión número 338 en octubre de 2016, en relación con la adquisición del proveedor de equipos de semiconductores Aixtron por el Fondo de Inversión chino Fujian Grand Chip. Sin embargo, este acuerdo habría sido seguramente aprobado sin necesidad de revisión si el Comité sobre Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS) no hubiera planteado ciertas preocupaciones de seguridad nacional (Aixtron también tiene activos estadounidenses).

Las preocupaciones se relacionan con Aixtron, siendo un proveedor clave de ciertas tecnologías de nitruro de galio, que son utilizadas por los contratistas de defensa de la OTAN. Estados Unidos bloqueó el acuerdo con Aixtron el pasado mes de diciembre y, mientras Alemania suspendió la adquisición para revisarla, China retiró su oferta.

Existe un amplio consenso en el gobierno alemán respecto al insuficiente nivel actual de escrutinio de las inversiones extranjeras. Sin embargo, hay poco acuerdo sobre el camino a seguir. Este debate se juega con el telón de fondo de las divisiones cada vez mayores dentro de Alemania que por encima de su política con China. Berlín tradicionalmente ha buscado involucrar a Pekín y ha estado abierto (y se ha beneficiado) con el comercio y la inversión de China. Aunque esta política está siendo revaluada, grandes partes de la industria alemana quieren permanecer abiertas. Algunos liberales ya están argumentando que las propuestas en la carta conjunta sobrecargarían excesivamente con preocupaciones de seguridad económica y demandas de reciprocidad (según fuentes confidenciales) la cuestión de la investigación de inversiones.

Hay un espectro muy amplio de opiniones en el resto de Europa sobre la viabilidad de una política de proyección amplia de la UE. Actualmente, los Estados miembros se basan en procedimientos nacionales para aceptar o rechazar la inversión extranjera, y algunos no tienen ningún proceso de selección, como se señala en un informe de Merics. Es inconcebible que a un órgano de la UE se le pueda otorgar el poder de desautorizar a los Estados miembros. Sin embargo, la existencia de algún tipo de órgano consultivo de la UE no sería una idea novedosa. 

Ya en 2012, el Parlamento Europeo había pedido a la Comisión y a los Estados miembros que crearan un organismo que evaluara la inversión extranjera en la UE, basado en el modelo del Comité sobre Inversión Extranjera de Estados Unidos (CFIUS). En febrero de 2017, el economista Theodore Moran reiteró este llamamiento en un documento en el que se argumentaba que la evaluación de cada amenaza del CFIUS se repetiría en Europa. 

CFIUS limita sus revisiones a tres tipos de amenazas: la fuga al extranjero de tecnologías sensibles (como en el caso de Aixtron); la capacidad de un actor extranjero para manipular o negar el acceso a suministros clave (por ejemplo, la adquisición por parte de China de la Compañía canadiense Rare Earth Mining que permitió retener suministros a Japón cuando las relaciones eran tensas); y la posibilidad de vigilancia extranjera o malware destructivo, una preocupación para los sistemas de TI e infraestructura. Moran quiere una aplicación similarmente restrictiva de la investigación de inversiones en Europa, argumentando que la UE no debe utilizar la investigación de inversiones para impedir la adquisición extranjera en sectores completos o para exigir la reciprocidad o castigar las prácticas desleales de las empresas estatales. 

Tomará tiempo que la UE encuentre su propio enfoque para el análisis de las inversiones. Un mecanismo paneuropeo exigiría que se definiera la cuestión de la «seguridad» de manera compatible con la legislación de la UE, así como una comprensión de los riesgos de seguridad a escala europea (es decir, identificar amenazas de la seguridad nacional que pudieran representar una amenaza para Europa). También tendría que ser objetivo, lo que significa que un concepto europeo común sobre la inversión extranjera no puede ser específico de China sino que debe aplicarse a todos los inversores extranjeros.

Mientras tanto, parece que Alemania tendrá que seguir debatiendo y encontrando soluciones a nivel nacional sobre cómo afrontar los desafíos crecientes del extranjero en el área de inversión.

 

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.