Comercio abierto, mentes abiertas: Por qué oponerse al acuerdo comercial con Mercosur perjudicaría a la UE
Un acuerdo entre la UE y el bloque comercial del Mercosur promete un mercado de 800 millones de personas y aranceles reducidos. Sin embargo, los temores políticos en Europa amenazan con hacer descarrilar el histórico acuerdo, poniendo en peligro las alianzas de la UE a nivel internacional y su posición como líder del comercio multilateral
El problema
Crece la oposición en las capitales de la Unión Europea al acuerdo comercial que la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, firmó el viernes con Mercosur, el bloque comercial sudamericano.
En Europa, los gobiernos de Austria, Francia, Países Bajos y Polonia se niegan a apoyar el acuerdo por temor a que impulse el apoyo a sus respectivos partidos de extrema derecha en las próximas elecciones de 2025. Su preocupación por estos asuntos de política interna les impide ver la importancia del acuerdo con Mercosur como un paso tangible hacia un acercamiento de la UE al Sur Global.
Bloquear este acuerdo dañaría la reputación de la UE, provocando incluso que países como Brasil -que se mueve a caballo entre Occidente y China- duden de la capacidad de Europa para fomentar relaciones económicas productivas. El acuerdo es la primera prueba real de la credibilidad europea como defensora del libre comercio multilateral antes de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca. El presidente electo ha prometido elevar drásticamente los aranceles estadounidenses, lo que hace temer una guerra comercial a nivel mundial.
Los posibles socios comerciales de la UE no considerarán al bloque europeo un socio fiable si sus Estados miembros no pueden aprobar un acuerdo que lleva negociándose durante 25 años, y en tiempos en los que el libre comercio se encuentra amenazado.
La solución
La preocupación de los políticos europeos por que el acuerdo comercial con Mercosur pueda reforzar a la extrema derecha es real, pero rechazarlo no llevará necesariamente a los votantes de vuelta a los partidos tradicionales. Y, aunque a los agricultores europeos no les guste que los productos sudamericanos se vendan más baratos que los suyos -dando así más munición a las fuerzas de extrema derecha-, las decisiones geopolíticas no pueden ser rehenes del descontento de los agricultores, especialmente ante un escenario comercial incierto.
Los países reticentes, como Italia, deberían unirse a Alemania y a España en el apoyo al acuerdo y resistirse a los intentos de formar una minoría de bloqueo en el Consejo de la UE. En lugar de oponerse a Mercosur, deberían encontrar formas de compensar a los pocos que saldrían perdiendo. El acuerdo se inclina masivamente a favor de la UE. El bloque cosechará beneficios que pueden compensar a las partes perdedoras y, al mismo tiempo, mantener la credibilidad global de la UE.
El contexto
El tan esperado acuerdo comercial del Mercosur establecerá un mercado de 800 millones de personas, eliminando la mayoría de los aranceles sobre los productos manufacturados que los europeos exportan a los cuatro países del Mercosur que firmaron el acuerdo: Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Sin embargo, requiere la aprobación del Parlamento Europeo y del Consejo Europeo.
Las capitales que se oponen al acuerdo están intentando formar una coalición que impida al Consejo alcanzar la mayoría cualificada necesaria. Bloquearlo supondría un enorme perjuicio económico y político para la UE en un momento en el que apenas puede permitírselo. Los gobiernos europeos no pueden fallar en esta prueba de unidad y fortaleza para apaciguar a los que se oponen al acuerdo, como los agricultores europeos y los posibles votantes de extrema derecha.
El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.