El gobierno polaco socava la democracia para mantenerse en el poder

Las libertades y la Covid-19

Si bien Hungría se ha convertido en la primera autocracia del coronavirus, parece que Polonia está intentando convertirse en la segunda. El plan del gobierno Polaco de celebrar elecciones presidenciales el 10 de mayo es una burla a la democracia y representa un riesgo muy grave para millones de personas. Si se llevan a cabo, las elecciones supondrán el golpe de gracia para la democracia polaca, y empujarán al país a una crisis política de proporciones inauditas. Pero aún no es tarde para detener esta insensatez, y Europa no debe quedarse de brazos cruzados.

Desde hace tiempo se considera que las elecciones del mes de mayo serían un momento definitivo para Polonia. Desde el 2015, el gobierno ha transformado al país en una democracia antiliberal. Lo ha hecho con el apoyo del (teóricamente) independiente presidente Andrzej Duda, al que apodan “La pluma de Kaczynski” por su hábito de estampar su firma en todas las propuestas del Partido Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski, actualmente en el gobierno.

Varsovia planea unas elecciones por correo que se celebrarían sin campaña electoral y sin garantías

La elección de un presidente de entre las filas de la oposición supondría un cambio radical, puesto que él o ella podría vetar las propuestas de ley que presente el PiS. Por esto el gobierno está tan determinado a realizar las elecciones según lo planeado, a pesar del creciente número de infecciones y muertes por coronavirus en Polonia, que amenazan con desbordar su maltrecho sistema sanitario.

La intención del gobierno es blindar la muy probable victoria de Duda antes de que sea demasiado tarde. Si se pospone la votación, una crisis económica inducida por el virus podría generar un resentimiento popular en contra del partido de gobierno, lo que reduciría significativamente sus posibilidades de victoria.

Sin embargo, la votación no puede llevarse a cabo sin arriesgar la vida de los ciudadanos. Aproximadamente el 50% de los 30 millones de electores participaron en las presidenciales del 2015. El primer ministro Mateusz Morawiecki ha admitido que el pico de infecciones en Polonia ocurrirá en mayo o junio. Pero, incluso si la pandemia desaparece de milagro en las próximas cinco semanas, no lo harán los severos riesgos para la integridad física de un ejercicio comunal a tan gran escala.

El gobierno teme que si aplaza las elecciones, la crisis económica que sucederá al virus abra las puertas del poder a la oposición

Para poder organizar las elecciones según el cronograma actual, las autoridades polacas deben comenzar los preparativos inmediatamente. Necesitan nombrar y formar a unos 250.000 miembros de comités electorales. Las autoridades locales están legalmente obligadas a organizar las elecciones, pero podrían ser incapaces o mostrarse reacias a hacerlo si esto fuese a poner en riesgo las vidas de los ciudadanos.

El 30 de marzo, el Parlamento enmendó la ley electoral para permitir el voto por correo para las personas de más de 60 años y también aquellos sujetos a cuarentena. Una nueva ley, que podría aprobarse pronto, establece que las elecciones podrán realizarse completamente por correo.

Sin embargo, incluso unas elecciones por correo no eliminan los severos riesgos para la salud. Los comités electorales deberán constituirse para contar los votos, y 25.000 trabajadores de correos tendrán que recoger y llevar las papeletas.

Las elecciones también suscitan fuertes preocupaciones acerca de sus efectos en los fundamentos de la democracia. Y lo más importante, las campañas electorales no pueden llevarse a cabo con normalidad mientras estén prohibidas las concentraciones públicas.

Esta situación favorece al actual mandatario, que se presenta como un hábil y vigoroso gestor ante la crisis. Además, la Constitución prohíbe cualquier cambio en la ley electoral a menos de seis meses de las elecciones.

Los polacos tienen poca experiencia con el voto por correo, puesto que hasta ahora solo han podido ejercerlo las personas discapacitadas.

La ley para el voto universal por correo entraría en vigor el 7 de mayo como muy pronto. A nivel administrativo, es simplemente imposible organizar unas elecciones en tres días sin correr un enorme riesgo de fraude.

El Estado podría proteger la democracia y la salud de los polacos declarando la pandemia de la Covid-19 como un desastre natural. En este caso no sería posible convocar a elecciones. La moratoria electoral sería sólo por un mes pero con el consentimiento parlamentario podría extenderse todo lo necesario. Una vez controlada la epidemia, las elecciones podrían organizarse en pocos meses.

Con el cierre de colegios y restaurantes, bancarrotas por doquier, distanciamiento social obligatorio y cuantiosas multas para aquellos que se reúnan en grupos, el estado de emergencia es una realidad. Todos los partidos y candidatos presidenciales de oposición ─desde la izquierda a la ultraderecha─ han solicitado al gobierno que aplace los comicios, pero Kaczynski sigue determinado a aprovechar la oportunidad para consolidar su poder.

Muchos gobiernos europeos han suscitado preocupación al introducir restricciones y otras medidas de emergencia para luchar contra la pandemia. Es cierto que los poderes ejecutivos extraordinarios pueden resultar peligrosos si se otorgan indefinidamente. Pero los países con instituciones democráticas estables y un poder judicial independiente tienen buenas posibilidades de mantener a raya esa amenaza contra el orden liberal.

En Polonia y Hungría se han suprimido algunos pilares básicos del orden democrático liberal

En cambio, en Polonia (y en Hungría), donde el gobierno ha suprimido algunos de los pilares básicos del orden democrático liberal, es mucho más lo que está en juego con la política del coronavirus. En esos casos, la batalla no es solo por los derechos civiles, sino por el futuro de la democracia como tal.

Este no es momento para que Europa se cruce de brazos. Las organizaciones internacionales deben asumir sus responsabilidades. La Organización Mundial de la Salud debería advertir que unas elecciones en plena pandemia son un riesgo para la salud pública.

El Consejo Europeo, que vigila la situación del Estado de derecho en Polonia, debería emitir una señal clara de que unas elecciones celebradas bajo las condiciones actuales no cumplirían con los estándares de la democracia.

Ni los representantes del Consejo ni los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) pueden viajar a Polonia para supervisar las elecciones.

La Comisión Europea debe emitir mucho más que simples declaraciones de preocupación.

El presidente del Consejo Europeo debería, y con urgencia, colocar la situación de Polonia y de Hungría en la agenda de la próxima videoconferencia de sus líderes. Polonia y Hungría son susceptibles de que se les aplique el artículo 7 del tratado de la UE, que contempla suspender determinados derechos de un Estado miembro.

Por último, los líderes y autoridades europeas deberían solicitar abiertamente a Varsovia que posponga las elecciones. Mantenerlas no solo es antidemocrático, sino también inmoral.

La lucha contra la pandemia es una responsabilidad común de todos los europeos. El gobierno del PiS no solo está poniendo en riesgo las vidas de los ciudadanos polacos, sino que también está socavando los esfuerzos de la UE en pleno. Si Duda resulta reelecto el 10 de mayo, se convertirá en un “corona-presidente” cuya mano nadie debería estrechar.

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