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Polonia avanza hacia unas elecciones cuestionadas entre llamadas al boicot

La oposición rechaza las presidenciales solo por correo que impulsa el Gobierno

Paula Chouza
Andrzej Duday su esposa, Agata Kornhauser-Duda, con mascarillas, el sábado en Varsovia.
Andrzej Duday su esposa, Agata Kornhauser-Duda, con mascarillas, el sábado en Varsovia.Radek Pietruszka (EFE)

A menos de una semana de la fecha prevista para la celebración de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Polonia —el domingo— y con el país sumido en la mayor crisis sanitaria de la historia reciente, todo está en el aire. Nadie puede asegurar aún ni en qué modalidad votarán los ciudadanos, ni si los comicios se llevarán a cabo. El cambio en la ley electoral para introducir el voto universal por correo, propuesto en el último mes por el ultraconservador Ley y Justicia (PiS), fuera de los plazos que contempla la legislación y todavía sin aprobar definitivamente, pretende blindar la cita con las urnas en plena pandemia de covid-19. El partido que lidera el ex primer ministro Jaroslaw Kaczynski defiende el cambio como una forma de salvaguardar la salud de los ciudadanos, pero oposición e instituciones de toda Europa cuestionan la legalidad y la transparencia de un proceso que podría socavar aún más la democracia en el país, advertido ya de forma recurrente en Bruselas por poner en peligro el Estado de derecho. Dos tercios de los polacos rechazan unos comicios en los que el mandatario actual y candidato del PiS, Andrzej Duda, vencería en primera vuelta, según las últimas encuestas.

La aspirante del principal partido de la oposición, la liberal Malgorzata Kidawa-Blonska, sembró mayor confusión el martes pasado al afirmar que retiraría su candidatura si se ratifica el cambio en la ley. Ella misma matizó sus palabras horas después y dio a entender que tomará la decisión esta semana. La diputada de la centroderechista Coalición Cívica, que propone que el país declare el estado de emergencia —lo que impediría citas electorales en un plazo de 90 días— ya había suspendido su campaña a finales de marzo, después de que las medidas impuestas por la pandemia limitaran su desarrollo.

El jueves, nueve antiguos primeros ministros y expresidentes, entre los que se encuentra el exsindicalista Lech Walesa, llamaron a boicotear los comicios y en un comunicado conjunto calificaron el proceso de “pseudoelecciones”. Hasta este domingo, Polonia registraba cerca de 13.700 contagios y 678 muertos, cifras mucho más bajas que las de la vecina Alemania (en torno a 6.800 fallecidos) o las de Italia (casi 28.900). Aunque el primer ministro, Mateusz Morawiecki, ha anunciado que los hoteles y centros comerciales podrán recuperar su actividad a partir de este lunes, las fronteras siguen prácticamente cerradas y los colegios y universidades sin clases, lo que obliga a muchos a teletrabajar.

El partido en el Gobierno aprobó el pasado 6 de abril en la Cámara baja un proyecto de ley que permitiría celebrar las presidenciales solo por correo. La medida, que evidenció la primera grieta dentro del Ejecutivo ultracatólico, fue rechazada en una primera votación. Acuerdo, una de las formaciones con las que el PiS se presentó a las elecciones generales de octubre y que completa su mayoría absoluta, pedía retrasar los comicios dos años reformando la Constitución. La iniciativa para el voto postal pudo salir adelante horas más tarde después de que Ley y Justicia presentara por sorpresa un proyecto similar que introducía la posibilidad de que el presidente del Sejm (Congreso) aplace hasta un par de semanas —dentro del plazo previsto en la ley— la fecha de las elecciones. Además, el PiS accedió a discutir en el hemiciclo la reforma constitucional, para la que inicialmente carece de apoyos. El Senado, de mayoría opositora, tiene hasta el miércoles 6 de mayo para rechazar la norma, que deberá volver después a la Cámara baja, por lo que los tiempos para preparar la votación en una modalidad nunca antes practicada en Polonia, se reducen al máximo. De aprobarse la ley —algo que tras lo ocurrido en la votación de abril no está garantizado— y con el fin de ganar tiempo en esta puesta a punto, las presidenciales podrían fijarse unas semanas más tarde en mayo.

Por su parte, el Defensor del Pueblo polaco, Adam Bodnar, solicitó el miércoles una orden judicial para bloquear los preparativos iniciados por el Gobierno para realizar la votación por correo. Al no haber recibido aún la reforma el visto bueno definitivo del Parlamento, "cualquier implementación de esta decisión puede afectar de manera fundamental a la evaluación legal de la validez de las elecciones", expresó Bodnar en un comunicado.

El pulso para cambiar las reglas del juego en tiempo de descuento presenta dudas legales. Por un lado, “la adopción [del voto por correo universal] menos de seis meses antes de la fecha programada para las elecciones es incompatible con la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”, señala en un correo electrónico Dariusz Mazur, portavoz de la asociación de jueces Themis. Asimismo, el cambio se introdujo con carácter de urgencia, no por la vía ordinaria, como establece la Constitución. La medida, añade Mazur, “viola las reglas para la universalidad y el secreto de las elecciones”, ya que la votación se complica en la práctica para los residentes en el extranjero o las personas en cuarentena y los datos personales deben adjuntarse junto con la papeleta. “Aunque estos vayan en un sobre separado, no se garantiza la confidencialidad”, afirma Malgorzata Szuleka, abogada de la Fundación Helsinki para los Derechos Humanos, con sede en Varsovia. Respecto al voto exterior, el propio canciller polaco, Jacek Czaputowicz, admitió hace unas semanas que las restricciones impuestas en cada país complican la elección.

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Además, debido a las limitaciones introducidas con la pandemia, incluida la libertad de reunión, ambos juristas señalan que no se ha respetado el principio constitucional de igualdad de elecciones. "El único candidato que ha podido llevar a cabo la campaña de manera efectiva es el actual presidente”, afirma el portavoz de Themis.

“En términos de organización, es un caos completo y una situación que no se corresponde con los estándares democráticos”, señala Piotr Buras, director de la oficina en Varsovia del European Council on Foreign Relations (ECFR), un think tank paneuropeo. “Polonia no tiene experiencia en este tipo de votación. El Gobierno encarga a Correos, una empresa pública controlada por el Ejecutivo, organizar las elecciones, en lugar de al Comité Electoral Polaco, que es un órgano constitucional independiente, lo que genera dudas sobre la legalidad y la imparcialidad del proceso”. La falta de tiempo y la organización en plena pandemia plantean numerosos desafíos, incluidos los relacionados con la privacidad y la seguridad, afirma. “Muchas personas no viven donde están registrados y no hay forma de que se les entreguen las papeletas”, añade Buras. Por otro lado, el Gobierno requiere que los datos personales se pongan a disposición de Correos. “Algunos alcaldes ya se han negado a ello, porque no hay fundamento legal, por lo que tampoco es posible saber qué nombres estarán incluidos en el censo”, sostiene.

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) también ha puesto en duda la legalidad de los comicios. “Si las presidenciales se llevan a cabo en las circunstancias actuales, puede que no cumplan con una serie de estándares internacionales”, señalaba en abril el director de la oficina para las Instituciones Democráticas y Derechos Humanos del organismo, Ingibjörg Sólrún Gísladóttir. En la misma línea, Lydia Gall, especialista en los Balcanes y el Este de Europa de Human Rights Watch, advertía la semana pasada en un comunicado de que “no es una solución apresurarse con un sistema de votación potencialmente defectuoso o posponer las elecciones dos años”.

Del mismo modo, el Parlamento Europeo criticaba en una resolución del mes pasado la deriva de los Gobiernos de Polonia y Hungría durante la crisis. “Las medidas adoptadas por el Ejecutivo polaco (…) para celebrar elecciones en medio de una pandemia pueden poner en peligro la vida de los ciudadanos y socavar el concepto de elecciones libres, equitativas, directas y secretas, como se garantiza en la Constitución polaca”, recoge el texto. Polonia ya ha sido reprendida por la Unión Europea en los últimos años por poner en peligro el Estado de derecho con algunas de sus reformas, como la judicial. El miércoles, la Comisión abrió un nuevo expediente al país por el régimen que persigue a los jueces críticos.

El Gobierno, mientras, se empeña en celebrar los comicios en el menor plazo posible. “El PiS quiere asegurar la victoria de Duda antes de que sea demasiado tarde. Ahora su popularidad es alta [un sondeo de Ipsos le otorgaba el viernes un 63% de intención de voto]. Pero la sociedad está profundamente dividida. En otoño, cuando la crisis económica haya golpeado a Polonia, su éxito sería mucho menos probable”, sentencia el experto del ECFR. La pandemia pone al país al borde de su primera recesión desde el fin del período comunista hace tres décadas.

El boicot hunde a la oposición

La celebración de las elecciones el próximo domingo, 10 de mayo, beneficiaría al presidente actual, Andrzej Duda, y provocaría un desplome histórico en la participación, según una encuesta elaborada por Ipsos para el portal de periodismo e investigación OKO.press. El sondeo, publicado el viernes, muestra que el candidato del PiS obtiene un 63% de intención de voto, lo que, de materializarse, le daría la victoria en primera vuelta —se necesita más del 50% para ganar—. El éxito de Duda se debe, fundamentalmente, a la participación mayoritaria en los comicios de los votantes del partido en el Gobierno: seis de cada 10 de los que afirman que sí votarán. En un acto sin público celebrado el mismo día que se daba a conocer la encuesta, el mandatario prometió aumentar las ayudas por desempleo para quienes se queden sin trabajo durante la pandemia, informa Reuters.

Por otro lado, el 73% de los que dicen apoyar a la principal formación en la oposición, Coalición Cívica, aseguran que no depositarán ninguna papeleta. Esto explica que su candidata, Malgorzata Kidawa-Blonska, obtenga tan solo un 2% de los apoyos, por detrás del resto de contendientes. Quienes aseguran que no participarán en la votación por correo declaran como principales motivos una posible manipulación electoral y que los comicios no cumplen con la ley. Aunque hasta un 57% de los encuestados declara que tiene intención de votar, basándose en las diferencias históricas entre las respuestas y la realidad, Ipsos estima que la participación rondará el 30%, la más baja en unas presidenciales.

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Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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