Opinión

Qué animal político es Casado

CAFÉ STEINER

Pablo Casado, presidente del PP. ALBERTO DI LOLLI

SERÁ pejiguería politológica, asumo el riesgo, pero la entrevista con Pablo Casado que publicó este diario el pasado domingo me ha dejado sumido en la más absoluta confusión acerca de qué animal político es el nuevo líder del Partido Popular (animal, entiéndase sin doblez, en el sentido griego de que el hombre es un zoon politikón, esto es, que se desenvuelve y actúa en una polis).

Sostiene Casado que el PP ha perdido votos por la derecha porque no se han defendido «principios» y, de forma enigmática y sin ofrecer ejemplos, también por el centro ya que «muchos votantes no se han reconocido en las políticas transversales» del PP (aunque lo cierto es que los votantes de centro no suelen abandonarte porque hagas políticas transversales).

Sea como fuere, Casado propone que el PP defienda «sin complejos» los principios y valores «liberales y conservadores» (como si liberalismo y conservadurismo fueran dos caras de una misma moneda que no entran en contradicción entre sí).

Para añadir confusión, Casado anuncia que quiere una ley del aborto más restrictiva que la actual porque «no hay nada más progresista que defender la vida» y «los liberales lo que hacemos es defender derechos» (aunque cuesta casar esta apuesta por la libertad individual con un cambio en la ley que, en aras del rigor, exigiría encarcelar a las mujeres que interrumpieran su embarazo fuera de los tres supuestos de la Ley del 85 y a los médicos que lo facilitaran).

Esta confusión entre liberalismo, conservadurismo y progresismo se resolvería muy fácilmente si Casado saliera del armario y se proclamara como un neoconservador. Casado aspira a bajar los impuestos y, por tanto, a un Estado reducido, es decir, es un liberal en lo económico, lo que le aleja de la democracia-cristiana tradicional, defensora del gasto público y los estados del bienestar. Pero es conservador en lo moral y tiene una visión restrictiva de la libertad individual en el plano sexual en línea con la doctrina religiosa católica. A lo que suma una idea potente de comunidad e identidad frente a los extranjeros que tampoco casa con el liberalismo, que es agnóstico en materia nacional y de identidad. Puede que el neoconservadurismo esté muy desacreditado en algunos barrios electorales, pero eso no tendría por qué representar un problema para que Casado se presentara orgullosamente como un animal político neoconservador. Al fin y al cabo, es la etiqueta que mejor le describe.