Opinión

Tenemos un oso en el bosque

CAFÉ STEINER

MICHAEL KLIMENTYEV / Kremlin EFE

El 27 de septiembre del año pasado, Ian Bremmer, presidente de la consultora de riesgo político Eurasia Group avisaba en un tuit: "Cuidado España, tenéis un oso en el bosque". Bremmer conectaba cuatro puntos de intensa actividad de agitación y desinformación sobre Cataluña: la del activista Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador, el analista norteamericano de inteligencia huido a Moscú, Edward Snowden, la organización WikiLeaks y el canal de televisión internacional de la Federación de Rusia, Russia Today.

Assange había utilizado en un tuit la célebre fotografía del activista chino situándose delante de una hilera de tanques en los aledaños de la plaza de Tiananmen para advertir a España de que "esto no funcionará en Cataluña: el pueblo catalán tiene derecho a la autodeterminación". Snowden le había seguido criticando a España por suprimir la libertad de expresión, reunión y asociación en Cataluña y Russia Today había informado de que España había tomado el control de la policía catalana y de que la OTAN estaba preparándose para intervenir en Cataluña.

Hubo quienes negaron o minimizaron las supuestas interferencias rusas en Cataluña. Ello a pesar de los paralelismos trazados por el propio Putin con los casos de Kosovo y Crimea y de los vínculos probados entre Assange y el independentismo. Otros ridiculizaron a los periodistas e investigadores que las difundieron, sumándose así a la estrategia de descrédito personal lanzada por Assange, Russia Today y otros medios. Finalmente, el Gobierno español tomó cartas en el asunto, reconoció la interferencia y la puso en conocimiento de sus aliados, que también han experimentado interferencias similares en sus recientes procesos electorales.

"Absurdo", "ridículo", "propaganda sin fundamento". Es la respuesta estándar de las autoridades rusas cada vez que son pilladas in fraganti. Da igual la solidez de la evidencia. Ellos, como el magistral Joaquín Sabina, lo niegan todo, "incluso la verdad". Pero los hechos son tozudos y esta semana Moscú ha vuelto a ser puesto en evidencia por los servicios de inteligencia estadounidense, británico y neerlandés, que han atribuido a agentes del espionaje militar ruso, el GRU, operaciones encubiertas para tapar actividades tan despreciables como el uso de armas químicas en Siria por parte de Asad, el derribo del avión malaisio MH17 con 289 personas a bordo o el envenenamiento del exagente Sergei Skripal y su hija. Hoy sabemos de forma concluyente que Rusia interfirió en la cuestión catalana y que aspira a desestabilizar nuestras democracias.

@jitorreblanca