Tomemos todos esos comportamientos personales carentes de ética que estamos viendo estos días respecto a la vacunación. Esa gente capaz de trampear y saltarse el turno con el fin de obtener la inmunidad antes que otros más vulnerables. No reparan en ello, o lo hacen pero les da igual, que una persona pudiera morir como consecuencia de su comportamiento ni entienden que su decencia podría salvar una vida. Nos indignamos y, con razón, pedimos cuentas a nuestros gobernantes.
Ahora extrapolemos esos
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